Chofer municipal y héroe: salvó a una policía que fue baleada en la cabeza en General Rodríguez
Ocurrió en la madrugada del jueves, cuando un conductor del Centro de Operaciones y Monitoreo (COM) se enfrentó a un delincuente en un feroz tiroteo con más de 30 disparos. El ladrón fue detenido: tiene 16 años.
Una policía fue baleada en la cabeza durante un feroz tiroteo en General Rodríguez. Está viva porque el disparo rozó su cráneo y porque su compañero, un chofer municipal del Centro de Operaciones y Monitoreo (COM), no dudó en ponerla a resguardo mientras llovían las balas. El episodio ocurrió a las 4.30 en un predio de la calle Camino a Navarro, a poco más de diez cuadras del casco céntrico de la mencionada ciudad del oeste del Conurbano.
Todo se originó momentos antes, cuando un vecino alertó a personal de la Guardia de Ordenamiento Urbano municipal que había sufrido un robo a mano armada de parte de tres motochorros en la intersección de Leandro Alem y Avenida 25 de Mayo. Se avisó a la Policía y se comenzó el seguimiento del recorrido de los delincuentes, que vendrían desplazándose dos de ellos en una moto y el restante en otra, cometiendo un raid delictivo por la zona.
En el operativo colaboró un móvil del COM, que siguiendo al rodado con dos ocupantes llegó hasta el mencionado predio, donde se encuentra una formación ferroviaria y un frondoso arbolado. Las autoridades sabían que la moto había llegado allí y uno de los delincuentes había bajado a pie para esconderse entre la vegetación. Cuando arribó al lugar la camioneta de la Comuna, con el chofer y una agente policial, el ladrón los recibió a los tiros.
Cómo fue la lluvia de balas en General Rodríguez
En el comienzo del ataque, una de las balas rozó la cabeza de la sargento Ayelén de los Ángeles Sandoval, de 29 años, que se desempeña en la Patrulla Rural pero que esa madrugada estaba haciendo horas adicionales para el COM. El impacto la dejó inmediatamente inmóvil en el suelo y, ante esta situación, el chofer municipal (un oficial retirado de la Policía Federal), no dudó en arrojarse sobre ella para sacarla de la línea de fuego en medio de una lluvia de balas que surcaban el aire en la oscuridad de la zona y ponerla a resguardo.
Luego, tomó el arma reglamentaria Bersa Thunder calibre 9 milímetros y repelió el ataque. «Hubo más de 30 disparos, no los mataron porque Dios no quiso», contó un familiar del empleado, que hace años venía desempeñándose para la Municipalidad y que constituye un valor muy importante en su área por su preparación para este tipo de situaciones. Mientras se producía el tiroteo, se modularon los pedidos de refuerzos y un rato después llegaron, para lograr el arresto de un menor de 16 años que hacía «de campana» para la banda delictiva pero que no es quien disparó contra los servidores públicos. Los otros dos delincuentes habrían sido los que realizaron el brutal ataque y están siendo buscados.
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La policía baleada fue trasladada al Hospital Vicente López donde se le retiró el casquillo de la bala alojada en su cuero cabelludo. Está viva de milagro: por milímetros pudo haber muerto. El chofer municipal, en tanto, resultó ileso por su pericia para resolver y enfrentar el ataque pero también por una gran cuota de fortuna: su entorno vive horas de disgusto, porque remarcaron que desde hace años que el empleado pide chaleco antibalas y otros elementos de resguardo para su función en la lucha contra la inseguridad pero nunca obtuvo respuesta. De hecho, por ese motivo, del entorno del agente comentaron que pedirá el pase a otra área.