Chacarita y Atlanta: la increíble historia del clásico que nació pared de por medio hasta que uno echó al otro del barrio
Protagonizan una fuerte rivalidad. Surgieron con apenas dos años de diferencia y por décadas convivieron en Villa Crespo. El Funebrero está afincado desde fines de los 40 en San Martín, con su estadio en Villa Maipú.
El clásico entre Chacarita y Atlanta tiene más de 100 enfrentamientos en Primera División.
Boca-River, Central-Newell’s, Racing-Independiente, Estudiantes-Gimnasia… En el fútbol argentino son muchos los clásicos que se roban las miradas. Pero Chacarita-Atlanta también merece un lugar entre los grandes duelos de nuestro deporte más convocante. No sólo nacieron en el mismo barrio, sino que durante años estuvieron apenas divididos por una pared medianera. ¡Y jugaron casi 100 veces en Primera!
Los orígenes de la rivalidad entre Chacarita y Atlanta
Ambos clubes fueron fundados, como muchas otras instituciones, a comienzos del siglo XX: Atlanta nació el 12 de octubre de 1904 y Chacarita Juniors, el 1 de mayo de 1906. Hacia 1922, épocas todavía amateurs, Bohemio arribó a Villa Crespo: consiguió ubicar su cancha en Humboldt 470. Pronto tendría vecinos nuevos…
Chacarita llegó al barrio en 1925: erigió su estadio en la manzana delimitada por las calles Humboldt, Padilla, Darwin y Murillo. ¡Apenas una medianera separaba a ambos clubes! Un caso incluso más extremo que el de Racing e Independiente, aún en la actualidad a escasas cuadras de distancia en Avellaneda…
El 13 de noviembre de 1927 se produjo el enfrentamiento bautismal de Chaca y Atlanta en el campeonato de Primera División: fue 2-0 para el Funebrero en su estadio, con los goles de José Bruno Gaslini y Renato Cesarini, nacido en Italia y criado en Argentina, luego convertido en un histórico formador de futbolistas, además de director técnico de Boca y River. A partir de allí, la enemistad no paró de crecer, motivada por la cercanía entre ambos. Y en 1941 estallaría por completo…
Chacarita-Atlanta y una jugada polémica
Con esa pica a flor de piel, los dirigentes del Bohemio se enteraron de una oportunidad que decidieron no dejar pasar: estaba por vencer el contrato de alquiler del predio donde se encontraba el estadio de Chacarita. Y el movimiento en secreto les salió perfecto.
En 1941 los dirigentes de Atlanta formalizaron un nuevo contrato de locación por ese predio, a través de una compañía que cedió los derechos a la institución bohemia. Y claro, comenzaron las gestiones para echar al “usurpador”: Chacarita debía abandonar el terreno.
El Funebrero decidió resistir el desalojo y apeló a toda clase de maniobras burocráticas y judiciales para mantenerse en su lugar pero, finalmente, en diciembre de 1944 fue obligado a irse de Villa Crespo.
Allí fue cuando Chaca llegó a su zona actual: el municipio de General San Martín. A casi 10 kilómetros de su hogar natal, el Funebrero debió reconstruir una identidad que hoy, como reflejan esos paredones pintados de blanco, negro y rojo, asume con pleno orgullo.
El 8 de julio de 1945 inauguró su nueva cancha con más de 30.000 personas en las tribunas de madera que adoptaron al club en el barrio. Aunque Atlanta, por supuesto, saca pecho aún hoy de ser el dueño de Villa Crespo, donde ya acredita más de 100 años de permanencia y varias peleas legales para seguir allí.
La actualidad difícil de ambos
El gran logro de Atlanta fue la Copa Suecia en 1958, un torneo que reunía a los equipos de la Primera División en un formato similar al que actualmente tiene la Copa Argentina. Se disputó en forma simultánea con el Mundial de aquel año, de triste recuerdo para nuestra Selección. El Bohemio se dio el gusto de derrotar en la final a Racing, en un encuentro disputado en el Viejo Gasómetro de San Lorenzo.
Por el lado de Chacarita su gloria máxima fue en 1969, cuando el Tricolor se coronó campeón nacional: se consagró campeón del Torneo Metropolitano de 1969 venciendo en la final ni más ni menos que a River con un categórico 4-1. Aquel mítico equipo sirvió para recuperar la vieja frase “se agrandó Chacarita”, patentada luego de otra goleada del Funebrero al poderoso Boca de la década del 40.
Ahora, lejos de sus épocas doradas, ambos buscan retornar al escalón más alto. El Funebrero, que hizo su última experiencia en la élite durante la temporada 2017/18, y el Bohemio, que descendió en 1984, hoy son dos de las tantas instituciones con rica historia en la Primera Nacional, la segunda categoría de nuestro fútbol.
Este sábado a partir de las 17, en el renovado estadio de San Martín, estos antiguos vecinos volverán a protagonizar una nueva edición del clásico barrial. Y mantendrán encendida esta rivalidad que, después de permanecer separados apenas por una medianera, los tiene parados en veredas opuestas.
