Un cáncer lo obligó a volver de Perú: la odisea del DT que mueve la solidaridad en el Club Lanús
Gustavo Cisneros (53) tuvo que dejar su cargo en Cultural Santa Rosa por un tumor en la próstata que se agravo rápidamente. Por ese cuadro está en tratamiento oncológico. Para ayudarlo, el Granate lanzó una campaña solidaria.
Gustavo Cisneros es un entrenador de fútbol de 53 años, nacido en Lanús, con una vasta experiencia en el Ascenso de la Argentina. A principios de 2021 puso rumbo hacia Perú, para dirigir al Cultural Santa Rosa, en la Segunda División de Perú. Pero su estadía en dicho país se vio interrumpida en forma brusca e inesperada por un problema de salud, que se agravó rápidamente, por el cual debió dejar su cargo y regresar a la Argentina.
A este fanático del Granate le detectaron en junio un tumor en la próstata. Y allí empezó una verdadera odisea, que empezó por la internación en territorio peruano; siguió por un período en el que estuvo varado en aquel país hasta que fue rescatado gracias a un gesto del club Arsenal de Sarandí; y ahora pasa por el tratamiento oncológico al que es sometido en el Hospital Alemán de la Ciudad de Buenos Aires.
Muy querido en el sur del Gran Buenos Aires, desde allí justamente se puso en marcha una campaña solidaria para apoyar al técnico: la Fundación Club Atlético Lanús decidió visibilizar la causa y ayudar a reunir fondos necesarios para costear el tratamiento y ayudar a la familia mientras el entrenador debe mantenerse sin poder trabajar. Por eso el próximo domingo se llevará a cabo una jornada de fútbol infantil en la que todo lo recaudado será para Cisneros.
La acción se extenderá desde las 9 y hasta las 18, y la venta de entradas, las rifas que se vendan y también lo que facture el buffet, será íntegramente destinado al tratamiento médico.
Cómo sumarse a la ayuda del Club Lanús
Además de esta colecta que realizará el departamento solidario del Club Atlético Lanús, quien desee colaborar puede realizar donaciones a través una cuenta que se abrió en el Banco Provincia con este objetivo. El CBU es 0140026703509754237670, el Cuil/Cuit es: 27-26133210-3, y el alias es REZO.TARDE.ENTERO.
Por medio de su cuenta personal de Twitter, donde recibe a diario apoyo de diferentes protagonistas del fútbol, Cisneros contó la brutal manera en la que se desató su enfermedad. Fue en esta plataforma donde posteó una entrevista que había dado para un canal de televisión de Perú después de un partido que su equipo jugó con Alianza Lima. Y acompañó ese video contando que “a los cinco días llegó el diagnóstico”.
Un cáncer muy agresivo
Desde allí, comenzó una verdadera pesadilla, que el DT la resumió enumerando los hechos que debió pasar: “Biopsia. Descompensado por sangrado. Transfusiones. Vacunas de firmagon. Sondas. Lavado de vejigas. Viaje. En Buenos Aires realizan PET (un tipo de tomografía). Sale que también tomó los huesos. Se suma la trombosis. Veinte inyecciones en una semana en el abdomen. Reposo. El lunes (por el día 2 de este mes) empieza la quimio cada 21 días”. Y finalizó citando al entrenador de Boca Juniors, quien superó en 2018 un cáncer de próstata y de vejiga: “Como dice Miguel Russo, fe, huevos y amor”.
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Así, de manera muy resumida, Cisneros contó cómo se desató su enfermedad. Y dijo que “cuento la realidad de todo para agradecer los infinitos mensajes de cariño y apoyo. Y para que se cuiden”. Para asegurar, además, que “te cambia la vida de un día a otro”.
Luego de la conmoción inicial que expresó por medio de las redes sociales, y en declaraciones a diferentes medios de prensa, fue brindando más precisiones de cómo fueron sus últimos meses. Y dijo no haber faltado «a un entrenamiento» hasta que se volvió desde Perú. «Al principio me habían diagnosticado grado uno. Pero en 25 días avanzó todo tanto que la biopsia arrojó que tengo un tumor en la próstata grado cinco, bastante agresivo”, narró.
Por eso, explicó: “Entré a la biopsia con la cabeza volada, porque no entendía lo que tenía y me dijeron que tenía que estar entre un día y un día y medio de reposo. Yo justo tenía partido, pero me internaron de urgencia prácticamente sin conocimiento. Y se empezó con las transfusiones. Fueron diez días que se hicieron eternos”.
Cisneros también lamentó, más allá de saber que ahora lo más importante es recomponer su salud, que la posibilidad de volver a dirigir era “una oportunidad» que había buscado mucho por «el tiempo» que estuvo «sin trabajar”. De hecho, justo antes de la pandemia, a principio de noviembre de 2019, había dejado de ser el entrenador de Midland (entonces en la Primera C). Y en febrero de 2021 asumió en Cultural Santa Rosa, un pequeño club de la Segunda peruana que está en el sur del país incaico, en la provincia de Andahuaylas.
El complicado regreso del técnico desde Perú
Pero el destino tenía otros planes para Cisneros, quien tuvo que regresar de urgencia para no poder comenzar el tratamiento. Aunque su vuelta a la Argentina no fue fácil: por las restricciones en los vuelos fijadas por el Gobierno nacional para tratar de evitar la propagación del Covid-19, Cisneros quedó varado en Perú, ya que el único pasaje que conseguía era para un viaje de más de un día de duración, algo que atentaba contra su estado de salud.
Pero justamente en ese momento (a mediados del mes pasado) el Club Arsenal estaba en Perú, porque había viajada a jugar contra Sporting Cristal por la Copa Sudamericana. Y Sergio “Huevo” Rondina, el entrenador del equipo de Sarandí, conoce a Cisneros desde cuando ambos dirigieron en el ascenso de Argentina. Por ese motivo no dudó en ayudarlo para que pudiera regresar.
Así fue como el vuelo chárter que había contratado Arsenal para volver desde Lima lo hizo con un pasajero extra. Y Cisneros agradeció en su Twitter al “Huevo Rondina y a todo Arsenal. De vuelta en casa, comienza la batalla”.
Ahora, en eso está justamente este entrenador que comenzó su carrera en 2000 en Sacachispas y luego pasó por Rampla Juniors (Uruguay), Unión San Felipe (Chile), Excursionistas, Almirante Brown, Acasusso y Midland, entre otros clubes de Argentina y Sudamérica. Y que ahora solo quiere recuperarse y volver a ponerse el buzo para seguir disfrutando con su profesión.