Marcelo Alexandre, el campeón del mundo que sale a pedalear seguido por las calles de Sáenz Peña
El ciclista que ganó el título mundial juvenil de un kilómetro en 1981 en Alemania y está considerado como uno de los más grandes exponentes del deporte de Argentina, habló con Zonales desde la bicicletería familiar de avenida América al 300.
El primer recuerdo que tiene de una bicicleta está tan marcado en su mente que hasta tiene fecha: 6 de enero de 1967. Aquella mañana de Reyes, un pequeño Marcelo Alexandre, de apenas tres años, comenzaba a transitar un camino que con el correr de los años lo convertiría no sólo en campeón del mundo, sino también en uno de los ciclistas más importantes de la historia nacional.
«Me desperté y la tenía al lado de la cama. Era una bicicleta roja de carrera con el manubrio para abajo que después pasó por la familia. Recuerdo que venía sin rueditas. Sé que tiempo después corrí en el circuito KDT, con cuatro años, contra chicos más grandes y que pude ganar. Todavía tengo una de las copas de una de esas primeras carreras», contó a Zonales desde la puerta de la bicicletería que abrió en 1985 con su cuñado, el también premiado ciclista José Palma, en avenida América al 300, Sáenz Peña, partido de Tres de Febrero.
Que el ciclismo está en la sangre, y en los vínculos, de Marcelo Alexandre no quedan dudas. Es nieto, hijo, hermano, cuñado y tío de deportistas de elite en el mundo de las dos ruedas que han competido, y generalmente ganado, en las principales carreras de Argentina y el mundo.
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«Desde hace unos años el ciclismo pasó a ser un hobbie y una pasión. Hoy en día cuando salgo a andar es por placer. Lo hago para disfrutar. Salir con la familia a pasarla bien. Antes, cuando competía, entrenar era otra cosa porque, más allá del placer que sentía, los compromisos eran totalmente diferentes. Igual, de todas maneras, la pasión hasta el último día en que corrí en bicicleta», relató a Zonales el ciclista que suele pedalear por las calles de Tres de Febrero.
Y si del barrio se trata, la bicicletería de Sáenz Peña siempre fue un punto de reunión para la familia, aunque por la pandemia del Covid-19 los encuentros en avenida América 355 tuvieron que dejar de ser tan frecuentes como antes.
«Está desde 1985. Era una casa abandonada, La abrimos con mi cuñado, que había dejado de correr, y con mi hermana. Fue cambiando el nombre, el algún momento fue Bicicletas Alexandre, y actualmente se llama José Palma Competición. Cuando la pusimos casi que no había negocios en la zona. Nada que ver con lo que ocurre hoy, que creció un montón», expresó Alexandre sobre el local de Tres de Febrero.
Marcelo Alexandre y su campeonato del mundo
El primer campeonato del mundo en el que compitió le explotó una goma, se cayó, quedó todo raspado y no pudo seguir. La revancha le llegó un año después, en Leipzig, la zona que en 1981 pertenecía a Alemania Oriental. «Estuvimos 15 días entrenando con mi papá en Italia. Los ciclistas de allá me veían bien. Nosotros no teníamos mucho roce internacional ni parámetros del resto de los competidores. Mi papá conocía a otros entrenadores que le decían que tenía condiciones»,
«Recuerdo que cruzamos el famoso muro para ir de una Berlín a la otra. Y de ahí a Leipzig. El día de la competencia del kilómetro, me tocó por sorteo largar primero, que es contraproducente porque uno no tiene la referencia de lo que hicieron los otros competidores. Es como lo peor que le puede pasar a un ciclista antes de arrancar. Marqué mi tiempo y suponíamos que entre los ocho podíamos estar», dijo Alexandre.
Pero en ese relato todavía faltaban unos minutos para que el competidor se volviera campeón del mundo juvenil: «Venían al lugar en el que estábamos con Antonio, mi papá, y nos felicitaban los franceses y los polacos. Nosotros no entendíamos nada porque todavía no habían corrido muchos ciclistas. El tema es que había sido récord de pista, pero como no entendíamos alemán, en ese momento ni nos enteremos».
Cuando le anunciaron que había ganado el título del mundo juvenil para la competencia del kilómetro con su tiempo de 1:07:45, Marcelo Alexandre no lo podía creer: «Fui al antidoping, al podio a recibir el premio, a la conferencia de prensa y era como si nada. Recién cuando llegué al lugar donde parábamos me di cuenta de lo que había logrado aquel 7 de junio de 1981 y me largué a llorar».
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La vida después de ese logro siguió entregándole éxitos a Marcelo Alexandre, tanto en su rol como ciclista como en el de entrenador, ya que dirigía a la selección argentina cuando Cristian León fue campeón del mundo, por ejemplo. Y si de logros se trata, a nivel individual, el deportista no sólo obtuvo el Olimpia de Oro y el Konex de Platino, sino que también compitió en dos Juegos Olímpicos y ganó varios trofeos nacionales e internacionales hasta su retiro en los Panamericanos de 1995, evento que tuvo lugar en la ciudad de Mar del Plata.
«Como entrenador sigo despuntado el vicio. Entreno gente desde que se inicia hasta de alto rendimiento. Y para mí es poder seguir disfrutando. Transmitir las vivencias, eso que no te lo puede dar nadie. No tengo el compromiso de correr, pero sí disfruto cada vez que me subo a una bicicleta», cerró.