San Fernando: lleva más de un mes internado por una paliza, necesita $ 3 millones y no hay detenidos
Santiago Paz (20) hacía tareas de albañilería en el Polideportivo N°1 de San Fernando y el 24 de enero pasado lo atacaron tres jóvenes con los que trabajaba. Su familia pide la detención de los responsables.

El joven tiene 20 años, es oriundo de José C. Paz y tiene un hijo de un año y medio.
Ya pasó más de un mes del terrible episodio de violencia en el Polideportivo Municipal N° 1 de San Fernando en el que el joven albañil Santiago Paz (20) quedó internado en grave estado y su familia sufre por su salud pero también por el letargo de la Justicia.
Al joven lo atacaron tres compañeros del obrador que compartían para los trabajos de construcción que realizaban en ese predio municipal ubicado en las calles Berutti y Carlos Casares, en Victoria. Ya lo venían amenazando días atrás. Lo acusaban de haberles robado un par de zapatillas y el 24 de enero concretaron esas amenazas: lo golpearon salvajemente y, sin una pizca de humanidad ni piedad, le robaron su celular cuando estaba tendido en el suelo.

«El estaba tranquilo porque no había hecho nada. Hasta que fueron a pegarle. El no tenía problemas con nadie, nunca había estado metido en situaciones de violencia o peleas», reveló Clara, su hermana. Y contó que en el momento del ataque estaba con un amigo al que había llevado a trabajar con él, mientras que los agresores «formaban parte de otro grupo que hacía otras tareas, pero todos estaban bajo las órdenes de los mismos encargados».
La salud de Santiago Paz tras la brutal paliza en San Fernando
Desde aquel día en que sufrió la agresión en el Polideportivo N°1 de San Fernando, Santiago Paz se encuentra internado en el Hospital Petrona V. de Cordero, al que llegó consciente pero con gravísimas heridas internas, principalmente en la cabeza. Tanto que deberán colocarle una prótesis de metal.
En diálogo con Zonales, Clara contó que su hermano «está mejorando», aunque la evolución es muy lenta. «De la cabeza está bien, está despierto y lúcido. Tienen que operarlo del estómago, donde le salieron úlceras, para poder alimentarlo, ya que está con una traqueotomía. Eso también le impide hablar», dijo.

Y agregó: «Hasta hace unos días tenía la parte izquierda de su cuerpo inmóvil pero hace poco empezó a mover una pierna y el brazo. Nos dijeron que tiene que hacer una rehabilitación que cuesta un millón de pesos por mes, durante tres meses. Estamos desesperados, vamos a pedir un informe detallado para ver cómo es y si podemos conseguir algún lugar donde sea más barata o si la podemos conseguir gratuita. Quienes le hicieron esto a mi hermano son los que deberían ocuparse de los costos».
A un mes del hecho, la familia se queja del letargo de la Justicia
La causa está a cargo del fiscal Sergio Szyldergemejn, de la Unidad Funcional de Instrucción de Criminal de San Fernando, y la familia de Santiago se queja de que a más de un mes del ataque, «aún no hay detenidos. Hace una semana, el secretario del fiscal llamó a mi papá diciéndole que ya había órdenes de detención y no hay novedades», aseguró Clara con indignación.
El desamparo de la familia no sólo es por el tiempo que el caso lleva sin llegar a la justicia de apresar a los agresores, sino también por distinta situaciones ocurridas luego del triste episodio de violencia. El joven, oriundo de José C. Paz y con un hijo de un año y medio, trabajaba «en negro» en el Polideportivo y Clara había relatado que «los encargados, lo primero que quisieron hacer es decir que había sido una pelea callejera, que todo había sucedido afuera del predio».

Y había revelado semanas atrás que «a Santiago lo atacaron adentro. Pese a que tenía los nombres de los agresores, porque trabajan ahí, el fiscal le había dicho a mi papá que necesitaban los números de documentos de ellos porque tienen nombres comunes y la Policía no podía ir a detener a cualquiera. Y los encargados decían que no sabían los documentos de ellos».
Un mes después, la causa sigue en un limbo y Clara, harta e indignada por la realidad que vive la familia, cerró con contundencia: «No tenemos ayuda de nadie».