Bresh: la historia de la fiesta que es tendencia a nivel mundial y que este viernes llega a Ituzaingó
Con una primera edición organizada por un grupo de amigos porteños en 2016, el evento pasó con entradas agotadas por Nueva York, Milán o Lima, entre otras ciudades, antes de llegar al oeste del Conurbano.
En apenas seis años y pandemia mediante, con todo lo que eso implica, Bresh pasó de ser una palabra inventada por un grupo de casi treintañeros amigos porteños que sonaba a cerveza extranjera a ser el nombre que repiten miles de jóvenes argentinos, y de otros rincones del mundo, a la hora de elegir cuál es la fiesta que marca tendencia.
Sí, creada a partir de tres pilares referenciales como la libertad, la autenticidad y la pertenencia, la fiesta Bresh nació en la ciudad de Buenos en 2016, tuvo ediciones a lo largo de distintas provincias, pasó con éxito por Nueva York, Miami, Milán o Lima y este viernes recalará, con entradas agotadas, en Ituzaingó.
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El evento en el distrito de la zona oeste del Conurbano se desarrollará en la sede de GEI, club ubicado en General Lavalle 1151 en el conveniente horario de las 23:59, según indica la información dada a conocer en la página oficial de la celebración a la que sólo podrán ingresar mayores de 18 años.
La primera edición de la Bresh tuvo lugar en junio de 2016 en Beatflow, un sitio ubicado justo a la vuelta de Niceto, en una zona donde la noche porteña suele convocar a jóvenes de distintas latitudes hacia esas calles en las que se confunden los límites entre Villa Crespo y Palermo.
La organización corrió por cuenta de un grupo de amigos fanáticos de la música que no solía escucharse en los boliches tradicionales. Y con una meta: armar una fiesta en un lugar público como las que ellos solían armar en sus casas.
Los nombres Jaime James, Alejandro Saporiti, Nicolás Fernández, Laura Ventura o Juan Ignacio Ponce pueden no decir mucho para quienes peinan canas o directamente no tienen cabello para direccionar, pero bien sirven para identificar a los responsables de que un «invento argentino» marque tendencia en el mundo en lo que a fiestas divertidas se trata.
Cómo fue la primera noche de la Bresh
El éxito de la primera noche sorprendió a los propios creadores: «Era un lugar con capacidad para 300 personas. A la 1 de la mañana había 50. Un rato más tarde, 100. Hasta que de repente, entre las 2.30 y las 2.45 explotó. No lo podíamos creer, empezaron a caer taxis, bondis. Se bajan 10 de uno, 5 de otro. Pasamos de la nada al todo en un segundo. No sólo entró toda la gente que podía ingresar, sino que quedaron como 150 afuera», contó Fernández en una nota reciente con La Nación.
Luego, se dio el salto a Niceto, un lugar al que ellos habían ido cientos de veces a ver recitales de sus bandas favoritas como público, y un crecimiento que no menguaba gracias al boca a boca y a una tarea titánica de difusión a través de las redes sociales.
Cuando Capital les empezó a quedar chica, arrancaron las primeras ediciones en distintas provincias. Pero como ocurrió con el resto de las actividades en marzo de 2020, la pandemia del Covid-19 también marcó un freno para la Bresh, que pasó de ser multitudinaria y presencial a multitudinaria, pero virtual.
«Había que transformar el veneno en medicina. Y así nació Bresh en casita. Fue histórico. Pasaba música para mi novia y mi gato en mi living, pero me sentía en River», contó al mismo medio Saporiti, más conocido como Broder, su alias como DJ, sobre el evento que tuvo más de 85 mil personas conectadas en simultáneo.
Luego de eso llegó el tiempo de la AutoBresh y, ya con la vuelta de la normalidad y el adiós a las burbujas pandémicas, la posibilidad de trascender fronteras y llevar la fiesta a otros países de Latinoamérica, a Estados Unidos y a Europa.
¿Cómo definirían al «Modo Bresh» sus creadores? Lo responde Broder: «A la hora de pasar música, a nivel show hay dos grandes aristas. Por un lado, están las canciones elegidas. En ese sentido, la clave radica en romper con la tradición de un único género que caracteriza a tantos lugares y hacer un cambio constante y, por el otro, apelar al factor nostálgico y tirar hitazos y temas icónicos viejos».