Así está Javier Mazzoni, el futbolista que brilló en Independiente pero su día de gloria fue por frustrar a Gimnasia
Apodado La Chancha, fue un delantero potente con gol que surgió de Dock Sud y llegó al Rojo en una buena época, tanto que ganó títulos locales e internacionales en los años 90.
Hay momentos que cambian la vida de las personas y Javier Mazzoni puede dar fe. Un gol le bastó a La Chancha, como se lo apoda desde joven, para pasar a la historia del fútbol argentino. Y es que el delantero, jugando para Independiente, convirtió un tanto que no solo alegró a los hinchas del Rojo: le birló el campeonato a Gimnasia La Plata y se lo dejó servido en bandeja a San Lorenzo de Almagro.
Del Docke a Avellaneda
Javier Gustavo Mazzoni nació en Buenos Aires, el 4 de febrero de 1972. Con un físico portentoso desde chico, más de 1.80 metro y 80 kilos, su lugar en la cancha fue como delantero: comenzó su carrera en Dock Sud, el club del ascenso del Sur de la ciudad de Buenos Aires.
Su gran futuro deportivo estaría también por la zona: Avellaneda lo cobijaría con la camiseta roja. Mazzoni llegó a Independiente en 1994, pero le costó ganarse un lugar: los titulares eran Sebastián Rambert y Albeiro Usuriaga, dos grandes ídolos que venían de ser figuras en el campeón del Clausura de aquel.
En 1995, sin embargo, Mazzoni se hizo un lugar, y se volvió muy querido por su gran actuación en la Supercopa Sudamericana de ese año. En la competencia convirtió cuatro goles: uno en octavos a Santos, dos a River en semifinales y uno clave frente a Flamengo en la final del certamen, en el partido de ida. Luego, el Rojo se coronó campeón en el Maracaná y esa consagración reforzó el idilio de Mazzoni con la hinchada de Independiente.
El día de gloria de Javier Mazzoni
Antes de ganar esa Supercopa, Mazzoni escribió una página en su historia que lo catapultó a la memoria popular. El 25 de junio de 1995, Independiente visitaba a Gimnasia La Plata: el Lobo, sin títulos de ligas argentinas en el profesionalismo, llegaba a esa última fecha un punto por encima de San Lorenzo, su perseguidor. Todos los triperos soñaban con el tan ansiado campeonato…
Aquel Gimnasia, dirigido por Carlos Timoteo Griguol, era un equipo aguerrido y cumplidor, con los Mellizos Barros Schelotto como jóvenes figuras y una línea defensiva granítica. El Rojo, en aquel torneo, venía de capa caída, vagando por mitad de la tabla. Y fue por eso que el gol de Mazzoni, a los 44 minutos del primer tiempo, sorprendió a todos… En especial a los de San Lorenzo.
Mientras el Lobo y el Rojo se enfrentaban en La Plata, los de Boedo visitaban a Rosario Central: el gol de Independiente envalentonó al Ciclón que, acompañado por más de 30.000 hinchas en Arroyito, empujó en la segunda parte y se puso 1-0 con un cabezazo de Esteban González, el Gallego.
Ambos resultados, definidos por la mínima, favorecieron a los azulgranas, que se consagraron campeones de la mano del Bambino Héctor Rodolfo Veira y rompieron una racha de 21 años sin logros en Primera División.
«Nadie nos incentivó: fuimos a La Plata con la idea de ganar. Habíamos tenido un semestre muy flojo y lo que nos quedaba era dejar una buena imagen en esa última fecha. Y hasta hoy todos recuerdan ese gol. Acá una vez me atendió un dentista argentino, fanático del Ciclón, que no paraba de agradecérmelo», contó años después la Chancha Mazzoni, radicado ya en España.
La tristeza fue toda para Gimnasia, la alegría para San Lorenzo. En el medio, hubo otros hinchas que también disfrutaron: la gente de Estudiantes de La Plata, eterno rival del Lobo, creó una peña llamada “Javier Mazzoni” para recordar esa desgracia de su clásico.
El gol de la Chancha, así, quedó inmortalizado. Y también otros, como aquellos en la Supercopa, que ayudaron a enriquecer las vitrinas rojas y que los hinchas tuvieron oportunidad de agradecerle en el festejo por los 120 años del club, donde se lo vio con una tupida barba y algunos kilos de más para terminar de justificar su alias.
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