Los por qué de la caída de Arsenal: de la gloria con Julio Grondona a pelear por no irse a la B Metro
El club de Sarandí fue, durante años, un privilegiado en el fútbol argentino gracias a Don Julio, su fundador en 1957. La muerte del ex presidente de la AFA lo hizo entrar en una dinámica perdedora y sobrevive en el Ascenso.

Arsenal de Sarandí era un rival al que nadie quería enfrentarse hace unos años en el fútbol argentino. Con formaciones de defensas graníticas, un estadio pequeño e inexpugnable y el sostén de Julio Grondona, se hizo fuerte desde el Sur del Gran Buenos Aires hacia todo el continente, llegando incluso hasta Japón. Hoy, sin embargo, su actualidad es diferente…
Los orígenes del Viaducto
Arsenal es, dentro del cosmos del fútbol argentino, un club joven: fue fundado el 11 de enero de 1957. En medio de un municipio de Avellaneda completamente copado por el fútbol, con Racing e Independiente de cada lado, el Arse decidió ponerse de camiseta los colores de ambos gigantes: el celeste por la Academia y el Rojo de la franja por el lado de los Diablos.
La fundación de Arsenal fue idea de un nombre ilustre en el fútbol argentino: Julio Humberto Grondona, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino desde 1979 hasta su fallecimiento en 2014, creó la institución junto con su hermano Héctor, destacado delantero.

El 3 de marzo de 1961, Arsenal se unió formalmente a la AFA y comenzó su recorrido: al año siguiente fue campeón invicto de la Primera D. En 1992, dio el salto de la Primera B Metropolitana a la B Nacional, con un memorable triunfo en Mar del Plata ante Alvarado. Y fue en 2002, justo una década después, cuando por fin tocó la Primera, tras ganarle a Gimnasia y Esgrima de Entre Ríos.
Arsenal y la gloria con Julio Grondona
Ya desde su estreno en la máxima categoría, el equipo del Viaducto se volvió un adversario de fuste en Sarandí. En 2004 asestó su primer gran golpe: por la Copa Sudamericana, eliminó a River en el Monumental en octavos de final del torneo internacional. Era un anticipo de lo que vendría…
En 2007, Arsenal sorprendió a todo el continente. Con un plantel comandado por Gustavo Julio Alfaro e integrado por jugadores de mucha experiencia, se coronó campeón de la Sudamericana derrotando a un poderoso América de México en la final. La vuelta se disputó en el estadio de Racing, debido a la escasa capacidad de su cancha habitual.
La formación base, un 4-4-2 clásico, salía de memoria: Mario Cuenca; Javier Gandolfi, el colombiano Josimar Mosquera, Anibal Matellán, Cristian Díaz; Diego Villar, Israel Damonte, Andrés San Martín, Javier Yacuzzi; Alejandro Papu Gómez y José Luis Calderón.
Cinco años después, Arsenal nuevamente alcanzó la gloria. Fue campeón del Clausura 2012, su primer torneo doméstico del fútbol argentino. Y apenas unos meses después, también se dio el gusto de derrotar al Boca de Julio César Falcioni, en una final de Supercopa definida por penales.

Su último gran impacto, también con Alfaro como entrenador, fue en 2013: superó a San Lorenzo de Almagro por 3-0 y se consagró campeón de la Copa Argentina, sumando su tercer título en el orden local. En 2018, tras dieciséis años de participaciones en la élite, descendió a la B Nacional.
El difícil presente de Arsenal de Sarandí
Arsenal volvió en 2019 a Primera y se mantuvo otros tres años más, pero luego cayó y actualmente parece estar lejos de sus tiempos de gloria. Dueño de tres títulos nacionales y dos internacionales, incluida la Suruga Bank conquistada en 2008 con Daniel Garnero como DT, ahora el Viaducto pena en el segundo nivel.
Después de las diez primeras fechas del torneo, Arsenal no suma ninguna victoria: acumula seis empates y cuatro derrotas. Por si fuera poco, la Primera Nacional no perdona los malos resultados, ya que es un certamen con cuatro descensos por tabla anual…
Pero tampoco hubiera tenido un panorama auspicioso con promedios: en las dos temporadas que lleva en el Ascenso, apenas ganó nueve de los 48 partidos que disputó, con una eficacia del 32%.
El Arse cuenta con algunos jugadores que acreditan pasado en Primera, como Fabián Bordagaray -quien se fue al descenso con River en 2011-, Gonzalo Klusener o Ciro Rius, pero por ahora el miedo a un futuro oscuro es mucho mayor que la esperanza de volver a los tiempos dorados.
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