Se anticipó a Diego Maradona: el crack del gol imposible a los ingleses que murió en la pobreza
Ernesto Grillo, autor de una jugada memorable contra Inglaterra en 1953, brilló en Independiente, la Selección, Boca y durante su paso por el Milan, una rareza para la época. En su honor se celebra el Día del Futbolista.
En la filosofía maradoneana, Ernesto José Grillo merece ser considerado un predecesor fundamental para la aparición de Pelusa, un ejemplo a imitar, un profeta antes de Diego Maradona. Mezcla entre la Mano de Dios por la picardía y El Gol del Siglo por la habilidad, el delantero que brilló en la década del 50 fue el primero en mojarle la oreja a Inglaterra. Esa conquista, pese a la naturaleza amistosa del encuentro, también pasó a ser leyenda.
Ernesto Grillo: una carrera fantástica
Grillo nació en 1922 en el barrio de La Boca y fue cruzando el Puente Pueyrredón donde comenzó a forjar su carrera: tras un paso por River, hizo Inferiores en Independiente y debutó en 1949. En el Rojo formó una de esas delanteras que se recitaban de memoria. Y aunque todos sus integrantes llegaron a la Selección, no logró consagrarse campeón durante los ocho años que estuvo en Avellaneda.
En 1957 le llegó una oportunidad única y muy extraña para esa época: el Milan decidió invertir en él y llevarlo a jugar a Italia. Por entonces los jugadores no se iban tan seguido a Europa. Grillo aceptó y la apuesta le salió redonda: un año después alzó el trofeo del Scudetto.
Retornó a Argentina en 1960 para jugar en Boca: en el Xeneize ganó tres títulos locales, en compañía de próceres de la institución como Antonio Roma, Silvio Marzolini, Antonio Rattin y Paulo Valentim, entre otros.
Se retiró en 1966, cuando pasó a trabajar en Inferiores del club en el recordado predio de La Candela. Jugadores como Osvaldo Potente, Enzo Ferrero, Roberto Mouzo, Hugo Perotti, Ricardo Gareca y Oscar Ruggeri disfrutaron de sus enseñanzas.
Fue una gran promesa en Independiente y hoy trabaja en una fábrica de pastas en San Francisco Solano
Grillo -insider de antes, volante ofensivo de hoy- era un futbolista de una contextura física privilegiada, con músculos marcados en tiempos sin gimnasio, nutricionistas ni mediciones corporales. Con una gambeta y una fortaleza envidiables, fue ídolo en los tres clubes donde jugó. Pero su paso a la historia, sin dudas, se produjo con la Selección.
El Gol Imposible frente a Inglaterra, antes que Diego Maradona
El jueves 14 de mayo de 1953, más de 80.000 personas se acercaron al Monumental para presenciar el partido entre Argentina e Inglaterra. Ni siquiera el presidente de la Nación se lo quiso perder: Juan Domingo Perón se ubicó en una de las tribunas para disfrutar del espectáculo. Grillo hizo que pagar la entrada valiera la pena.
Ese día, Argentina salió a la cancha con el quinteto ofensivo de Independiente. Rodolfo Micheli, Carlos Cecconato, Carlos Lacasia, Ernesto Grillo y Osvaldo Cruz. Con Guillermo Stábile como director técnico, Julio Musimessi en el arco y una mezcla de defensores de Boca y Racing, las cosas no empezaron bien para la Selección: comenzó perdiendo por el gol de Tommy Taylor. Grillo, sin embargo, tenía otros planes.
Ernesto recibió recostado sobre la izquierda, su posición favorita. Gambeteó a dos ingleses, la tiró larga para dejar desairado a un tercero y se topó con la línea de fondo de la cancha. No había lugar para nada y la jugada parecía diluirse, pero Grillo se inventó algo más: sorprendió con un remate fortísimo al primer palo, dejó sin reacción al arquero Ditchburn, que esperaba el lógico centro atrás, y desató la locura de los espectadores y de los relatores del encuentro.
Argentina terminó ganando aquel encuentro por 3-1, con otro gol de Grillo y uno de su compañero Micheli. Fue tal el furor por aquella victoria -primera ante los inventores del deporte- y por el tanto de Grillo que, desde aquel entonces, cada 14 de mayo se celebra en nuestro país el Día del Futbolista.
Grillo y un adiós en la pobreza
A los 68 años, en su casa de Bernal, Ernesto Grillo falleció en medio de un contexto inmerecido para un jugador como él: sumido en problemas económicos, también atravesaba un proceso depresivo que acabó por deteriorar su salud.
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Atrás habían quedado los flashes, las entrevistas, el pase a Europa y hasta películas donde supo actuar en los momentos de gloria. Su inmortalidad, desde aquel golazo a Inglaterra, ya estaba asegurada.