El bodegón familiar que creció de la mano de la fábrica Fiat y se volvió un emblema de Caseros

Tres de Febrero. Historias de mi barrio
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17 de julio de 2022

Copetín Fiat fue fundado en 1965, justo enfrente de la planta de la empresa. Manteniendo la tradición y atendido por sus dueños, sigue ofreciendo comidas caseras al paso a los vecinos y a los trabajadores de la zona.

En la esquina de Wenceslao de Tata y Cervantes se respira barrio. El aroma inconfudible de Caseros se aloja a diario en ese rincón que un día de 1965 nació como Copetín Fiat y hoy se mantiene inalterablemente ajeno a las modas que fueron variando durante los últimos 57 años.

La historia tiene a una familia, los Papaianni, como protagonista y a un nombre elegido que es una mezcla entre el clásico de la casa, la comida al paso, y la fábrica que a lo largo de gran parte del periplo acompañó el camino del local gastronómico por estar ubicada a apenas unos metros de distancia, cruce de calle mediante.

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Según cuenta la leyenda urbana, los hermanos Carlos y Antonio siguieron el camino de Don Francisco y Doña María, sus tíos, y abieron el bar justo al lado del almacén que ya vendía comidas y bebidas para los obreros y los empleados administrativos de la automotriz con raíz italiana e impronta bien argentina.

«Antonio, mi viejo, quedó a cargo del local en 1968. Básicamente se vendían sándwiches y algún que otro bife, milanesa o hamburguesa al plato. Copetín Fiat siempre se destacó por la calidad de los productos y por la generosidad a la hora de servirlos», contó a Zonales Gregorio, quien siguió los pasos de su padre y de Betty, su madre, y actualmente está a cargo del bodegón de Caseros, además de haberse recibido de abogado y de haber tocado como músico en distintas bandas.

Copetín Fiat Caseros Bar
Antonio Papaianni se puso al frente de Copetín Fiat en 1968, rol que actualmente tiene su hijo Gregorio.

Aunque el menú fue variando con el paso de los años, lo que se mantuvo como un postulado desde el primer día fue el hecho de que la comida sea 100% casera y la idea de poder ofrecer siempre un mostrador repleto de opciones para que la gente que tiene poco tiempo compre y se la lleve. También hay espacio disponible, tanto adentro del local como en las mesas que sacan a la vereda, para quienes cuentan con un rato y se pueden quedar a almorzar.

«A los sándwiches se le fueron agregando tartas saladas, empanadas y algún que otro plato siempre en esta modalidad de despacho, además de distintas carnes que asaba mi papá. Mi vieja, por ejemplo, trabajaba desde casa preparando milanesas y tortas, entre ellas la ricota que ya es el clásico de clásicos del lugar, y yo de a poco fui metiéndome, primero en la cocina y después también con el resto del funcionamiento del negocio», confió Gregorio a Zonales.

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Nacido en 1975, el vecino de Caseros que estudió en la Escuela N°5 y en el Instituto Nuestra Señora de la Merced prácticamente se crió en el Copetín Fiat, por lo cual el local que hoy maneja es el mismo sitio que desde que tiene uso de razón fue escenografía de muchos de sus recuerdos infantiles y adolescentes.

«Es un lugar lleno de historias porque por acá pasaron varias generaciones de vecinos a los cuales, como suele ocurrir en este tipo de comercios, se los conocía por sus apodos. Y también vinieron distintas personalidades del mundo del automovilismo que se acercaban porque tenían que ir por algún motivo a la fábrica como los pilotos Gastón Perkins, Cocho López o Gabriel Raies, por ejemplo», confió Papaianni.

Copetín Fiat Caseros Bar
Las empanadas, un clásico del bodegón de Caseros.

El culto por la tradición en el bodegón de Caseros

El horario de apertura y cierre de Copetín Fiat está acorde a los tiempos de la fábrica y del movimiento diurno del barrio de Caseros, ya que funciona de lunes de viernes, de 8 a 15, ofreciendo café y cosas dulce por la mañana y distintas opciones de almuerzo para lo que llegan desde el mediodía en adelante.

«Este es un lugar que apunta a mantener la tradición con la que surgió. Tuvimos problemas como todos los locales gastronómicos en la peor época de la pandemia del Covid-19, por ejemplo, porque nos vimos obligados a atender a través de una ventanita en la ochava, pero luego de la reapertura de a poco fue volviendo todo a como era antes», expresó Papaianni.

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Además del actual responsable y del paso en su momento de sus padres Antonio y Betty, quien suele ser una asidua colaboradora de la parte gastronómica de Copetín Fiat es Daniela, la mujer de Gregorio. También lo fue en su momento su hermano Nacho, quien ayudaba en la atención al público y en las compras y, más adelante y por un largo tiempo, fue el proveedor de la carne.

«Seguimos tratando de mejorar lo que ya venimos haciendo. En el invierno, por ejemplo, siempre  tenemos algún guiso o comida caliente que pueda resultar tentadora por el frío, pero tenemos en claro que no queremos perder la esencia de ser un lugar que brinda una rica comida a personas que trabajan todos los días», cerró el abogado y gastronómico de Tres de Febrero.

Copetín Fiat Caseros Bar
Copetín Fiat, todo un clásico del barrio de Caseros.
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