Metrobus de San Justo: le tiraron ácido para robarle la mochila y tiene graves quemaduras
Yésica Alarcón, de 34 años, está tratándose en el Hospital del Quemado por las heridas en la espalda. Piden testigos y la revisión de las cámaras para dar con los ladrones. Dijo que no le tomaron la denuncia en la Comisaría de la Mujer.
Una mujer atraviesa un complejo tratamiento para recuperarse de graves quemaduras en su cuerpo, que se le generaron en un terrible asalto sufrido hace dos semanas en San Justo: delincuentes le arrojaron ácido para robarle la mochila.
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El hecho se hizo público en las últimas horas, pero ocurrió en la noche del viernes 8 de abril, cerca de las 23. Fue entonces cuando Yésica Alarcón, de 34 años, esperaba el colectivo 88 para volver a su casa en la parada del Metrobus La Matanza ubicada en Ruta 3 y Derqui.
Allí, se sentó en uno de los asientos de la parada y dejó su mochila en otro contiguo. Luego, manifestó haber escuchado un ruido de motor y en cuestión de segundos vio como los delincuentes le arrebataban la mochila. No pudo identificar si eran motochorros o si se desplazaban en un auto.
Sin embargo, lo peor vino momentos después. «Empecé a sentir que la espalda me quemaba, hasta que me di cuenta que me tiraron ácido o algo parecido. Un patrullero de la Policía que pasaba por el lugar me levantó y me llevó hasta el Hospital Paroissien para realizarme los primeros auxilios», narró.
La víctima contó que su padecimiento siguió ante las autoridades policiales. «En la Comisaría de la Mujer y en la comisaría de San Justo, no me quisieron tomar la denuncia, porque no pude ver quien fue», indicó. Es por ello que también se espera que testigos puedan aportar datos para poder individualizar a los responsables del ataque. También piden que puedan relevarse las cámaras de seguridad de la zona.
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Hoy, se está tratando en el Hospital del Quemado, en la Ciudad de Buenos Aires, por las severas quemaduras que le quedaron y que demandarán un proceso largo de recuperación.
A 12 días de ese episodio, la víctima asegura sentir mucho dolor de forma permanente y está recibiendo medicación para poder sentir algo de alivio. En su espalda, muchos sectores quedaron en «carne viva» y se desconoce si se necesitarán injertos de piel o si podrá regenerarse con el tiempo.
Desde su entorno comentaron que necesita de la solidaridad de la gente, ya que requiere Iruxol, una pomada medicinal para hacer las curaciones. En caso de poder ayudarla, comunicarse al 11-5043-4510.
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En noviembre del año pasado, una mujer esperaba junto a sus hijas el colectivo en una parada de las calles Garibaldi y Sarmiento, en pleno centro de Quilmes, zona sur del Conurbano, cuando denunció que le tiraron burundanga, una peligrosa droga que se presenta como un polvo y que tiene una acción alucinógena y somnífera.
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«Me asomé al cordón de la calle para ver si venía el colectivo y se me acercaron dos mujeres con una actitud rara: una rubia grandota de unos 45 o 50 años y otra morocha, joven, de unos 20 o 30 años. Me preguntaron, haciéndome gestos con los brazos y sin mirarme a la cara, si el banco Comafi o Macro quedaba para el lado de Rivadavia. Les dije que sí había bancos para aquel lado pero no sabía cómo explicarle, a lo que me volvió a preguntar otra vez moviendo los brazos y apuntando hacia el centro. Se fueron caminando y se les sumó otra joven morocha grandota. Ahí fue cuando empecé a sentirme mal», contó.
Y agregó: «Me di cuenta que me costaba respirar, sentía la boca amarga y como si todo el cuerpo se me hubiera acalambrado. Me acordé del relato de todas esas chicas y mujeres que en todos lados decían que había que gritar y pedir ayuda».
Rápidamente fue asistida por la gente del lugar y luego por médicos de una ambulancia del SAME, que confirmó su sospecha: «Estaba bajo los efectos de burundanga. Me habían dejado sin oxígeno en sangre con pulsaciones de 140. Gracias a Dios, tenía el barbijo tan grueso que no llegó a afectarme tanto las vías respiratorias». La Policía no logró identificar a las mujeres que la atacaron.