Florencio Varela: quién es «Churro», el acusado de atropellar y matar Simón Romero que se entregó
Se llama Hector Aníbal Ledesma y está señalado como jefe de una banda dedicada a la adulteración de vehículos. Manejaba la camioneta que embistió y le quitó la vida al joven de 20 años. Lo acusan por otro delito.
En la noche del domingo, Héctor Aníbal «Churro» Ledesma se presentó en la Comisaría 2° de Florencio Varela para entregarse a la Justicia luego de estar prófugo casi 17 días. Era buscado por el atroz crimen de Simón Romero, el joven de 20 años que volvía a su casa en bicicleta y murió tras ser embestido por una camioneta a toda velocidad en la localidad de Ingeniero Allan, en ese distrito del sur del Conurbano.
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«Churro» está acusado como el jefe de una asociación ilícita dedicada a la adulteración de vehículos robados para luego depositarlos en un sitio hasta «enfriarlos» y luego desarmarlos para vender sus partes en el mercado negro. Era quien manejaba la Ford Ecosport blanca que atropelló al joven y luego se dio a la fuga.
Se espera que el delincuente sea indagado por la fiscal Roxana Giménez, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Delitos Culposos de Florencio Varela, quien además lo acusa también por un intento de homicidio segundos después de atropellar a Simón Romero: quiso embestir con el vehículo a una testigo de la secuencia que intentó evitar que huyera.
En la camioneta iban con él dos cómplices que aún son buscados: uno llamado Alan Rodríguez, alias «Chuky», y un tercero conocido como «El Uru» o «El Uruguayo». Fuentes de la investigación confirmaron que pesa sobre ambos una orden de captura nacional e internacional.
La secuencia que le quitó la vida al joven en Florencio Varela
El episodio ocurrió el viernes 1 de abril a las 21 en las calles 1155 y 1142, en Ingeniero Allan, donde la cámara de seguridad de un domicilio registró el momento en la camioneta en la que circulaban los tres delincuentes embestía a toda velocidad a Simón Romero para luego huir del lugar sin detenerse.
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Simón, que voló por el aire y cayó fuertemente sobre el pavimento, cursaba el secundario nocturno. Esa noche, volvía de la escuela después de haber entregado una tarea. Tras el violento impacto, fue asistido por una vecina del lugar, Verónica, que declaró verlo inmóvil boca abajo en el pavimento.
«Es un chico bueno, del barrio, de una familia trabajadora, que venía del colegio. El hermano contaba que iba a entregar un trabajo práctico porque iba a la vespertina y la madre le dijo que no fuera. Él le dijo: ‘Sí, Ma, voy así me lo saco de encima’, le dio un beso, se fue y no volvieron a hablar», había comentado la mujer.
Al joven lo trasladó una ambulancia del SAME al Hospital Mi Pueblo, donde murió tras una semana de agonía por las graves heridas.
Momentos después de la fatal secuencia, se encontró en la calle la patente de la Ford Ecosport, desprendida por el impacto y con el dominio MNR-054. Con ese dato, se inició una investigación que llevó a la Policía hacia La Matanza, al domicilio de la titular, quien reveló que había dejado su camioneta a la venta en una concesionaria de Lanús.
Allí, los efectivos comprobaron que se trataba de un vehículo de la misma marca y modelo, pero no del que protagonizó el trágico choque. Entonces se pudo establecer que la que mató a Simón Romero era una camioneta «melliza» con una patente apócrifa. La encontraron en un descampado y totalmente quemada, presuntamente para «borrar» pruebas, a unos cuatro kilómetros del lugar donde fue embestido Simón.