La historia de Alberto Vivalda: de campeón con River a una muerte trágica en San Isidro
Ídolo en Colombia, con paso por Racing Club y Chacarita Juniors, fue arquero en la década del 70 y terminó quitándose la vida a los 37 años, cuando se arrojó a las vías del Ferrocarril Mitre.
La historia de Alberto Pedro Vivalda está llena de contrastes. Es la del pibe que con 19 años ganó un título histórico atajando para River, el club de donde surgió en Inferiores. Pero también es la del ya adulto, de apenas 37, que decidió quitarse la vida jaqueado por deudas y agobiado por situaciones familiares. La gloria y los flashes del fútbol de joven, la desgracia y el dolor del olvido más grande…
El inicio inolvidable de Alberto Vivalda en River
River arrastraba una racha durísima para su historia: llevaba casi 18 años sin ser campeón. Se le habían escapado títulos increíbles, en las últimas fechas, y hasta una Copa Libertadores en la cual Peñarol, que perdía 2-0 y ganó 4-2, lo bautizó gallina en la final.
En 1975, de regreso a la institución, Ángel Labruna armó como DT un equipo inolvidable, con baluartes como Ubaldo Fillol, Roberto Perfumo, Norberto Alonso y Juan José López. Y así llegó al 7 de agosto de ese año, con River a una victoria de lograr el título. Pero con una alineación muy diferente…
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Alberto Vivalda había debutado ya en el torneo reemplazando a Fillol por lesión. Seguía siendo un arquero juvenil que esperaba su chance. Le llegó de modo inesperado y ante un marco espectacular: los futbolistas argentinos decretaron una huelga total y la AFA exigió que los clubes igualmente siguieran compitiendo. Así, el partido ante Argentinos Juniors, el de la posible consagración, debió disputarse con una multitud de juveniles desconocidos, desde Reserva hasta ¡Sexta! División.
Vivalda fue el arquero de aquella noche en la cancha de Vélez. Y cumplió su objetivo: mantuvo la valla en cero y, con el gol de Rubén Bruno, el Millonario terminó siendo campeón y provocando una invasión al campo de juego tras tantos años de frustraciones.
La carrera de Vivalda
Solucionado el retorno de los profesionales, a los juveniles de aquella noche histórica para River les costó hacer camino en el club. Vivalda fue uno de los que la vieron complicada y decidió emigrar rápido: su primer destino fue Chacarita. En el Funebrero estuvo tres años y se dio el gusto de ser dirigido por un técnico que luego sería histórico, Alfio Basile.
Más tarde pasó por otro grande, Racing, donde también se mantuvo tres temporadas. Y entre ambos clubes tiene, quizá, un récord negativo del que nadie renegaría: fue el arquero al que más veces le convirtió Diego Armando Maradona en Argentina. Fueron ocho goles en siete partidos jugados, incluido el penal de la consagración boquense en el Metropolitano de 1981.
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Luego de sus experiencias fructíferas en el país, a Vivalda se le presentó una chance en Colombia y allí se consagró: fue a Millonarios de Bogotá y se volvió uno de los jugadores más queridos en el popular cuadro cafetero. De estilo arriesgado y osado, con similitud a Hugo Orlando Gatti, mereció el apodo de El Loco. Y hasta hay quien dice que un joven René Higuita, que por aquel entonces hacía sus primeras armas, se inspiró en él antes de ser el famoso Escorpión…
En Millonarios fueron en total 225 partidos, entre liga local y Libertadores. En 1985, tras estar tres campañas bajo las órdenes de otro señor entrenador como José Omar Pastoriza, dejó Colombia y retornó a Argentina: Unión, Platense, Ferro y de nuevo Racing fueron sus últimos clubes, ya cada vez con menos intervención.
Triste, solitario y final
Algunos testimonios de ex compañeros aseguran que en los últimos tiempos no se lo notaba igual. Si bien Alberto Vivalda nunca fue un tipo de muchos amigos en el fútbol, como contaron luego sus allegados, cada vez se lo notaba más deprimido. Dejó la actividad entre las sombras y eso le generó problemas económicos. Uno de los últimos episodios graves que le tocó sufrir fue la separación de su mujer, quien se mudó con sus hijos al Interior. El Loco no pudo soportarlo…
El 4 de febrero de 1994, angustiado económica y psicológicamente, Vivalda dijo basta: se arrojó a las vías del Ferrocarril Mitre en la estación de San Isidro con apenas 37 años. Fue un final horrible para alguien que había comenzado su carrera con festejos. Las dos caras de una vida cruel…