Sobrevivió a la tortura en la dictadura y creó una ONG para contar la pesadilla: «Volví de la muerte»
Mario Morán, vecino de Banfield, impulsa la asociación civil «Sobrevivientes de la Tortura» como plataforma para contar la pesadilla que vivió y que la sociedad no olvide las atrocidades cometidas en el último régimen militar.
A 46 años del inicio de la última dictadura militar, la consigna enarbolada del «Prohibido olvidar» es la principal causa de Mario Morán, un vecino de Lomas de Zamora que vivió en carne propia el horror de aquellos años oscuros: fue secuestrado, torturado y hoy vive para contarlo.
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Y esa, sin dudas, es una demostración de compromiso y valentía, porque muchos, lógicamente, prefieren olvidar la pesadilla a la que fueron sometidos. «Hay más sobrevivientes que no cuentan sus experiencias porque no quieren remover un pasado triste y doloroso o por no tener la fuerza para poder hacerlo», sostuvo.
Morán relató cómo fue su secuestro: «Me llevaron de la puerta de mi casa de Banfield en enero de 1978, a tres cuadras de Maipú y Alsina, una zona muy castigada por la represión. Ya había dejado de militar hacía unos años en la Juventud Peronista (JP), que tenía una relación estrecha con los montoneros, pero quiero aclarar que no era montonero e igual me llevaron».
Y agregó: «Todo lo que se sabe y lo que no se sabe, nosotros lo vivimos desde adentro. Los años 70 deben ser analizados desde varios aspectos y uno es este, con los ex presos políticos que, hoy en día, llegan a ser cerca de 20 mil, y con los sobrevivientes de los diferentes campos de concentración. Los enfrentamientos internos eran complicados porque uno no sabía de donde podía venir la delación o el pase de factura. La dirigencia tradicional del Partido Justicialista, en esa época, era difícil porque a los compañeros jóvenes nos acusaban mucho porque traíamos ideas que a ellos les parecían revoltosas».
La ONG que impulsa para contar el horror de la Dictadura
El vecino de Lomas de Zamora estuvo detenido en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde las tortura eran diarias: picanas eléctricas sobre los cuerpos de las personas torturadas, sucias y brutalmente golpeadas, que se encontraban hacinadas en espacios muy reducidos y con los pies engrillados. Encapuchados a toda hora para no poder ver lo que ocurría, tenían número asignados y vivían temiendo que algún oficial dijera el suyo: si eso sucedía eran «trasladados» y nadie más volvería a verlos.
Para el vecino lomense, una frase grafica muy bien lo que vivió. «Yo volví de la muerte», dijo al diario La Unión. Y rápidamente, aclaró, para disipar cualquier tinte de heroísmo: «No volvimos porque quisimos, sino porque los autores de la masacre eran los que decidían quiénes vivían y quiénes no».
Las torturas que sufrió durante la dictadura, Morán eligió contarlas como también lo hizo Susana, su esposa, que también fue secuestrada. Comenzaron por su familia: nunca le ocultaron a sus hijos la verdad sobre lo ocurrido. Sin embargo, al detectar la necesidad de que se sepa mucho más su experiencia, como la de tantos otros detenidos desaparecidos que «volvieron de la muerte», impulsó la creación, en 2013, se la asociación civil Sobrevivientes de la Tortura.
El objetivo de esta ONG es participar de la mayor cantidad posible de actos públicos para contar y visibilizar los crímenes de lesa humanidad. «Somos la punta de un iceberg. Abajo hay una gran base que está en silencio y que la sociedad aún no conoce», explicó el vecino lomense, que años después del proceso militar brindó su testimonio sobre su detención en la ESMA en el Juzgado Federal N°5.
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«Luchamos porque el Estado nos de un espacio para contar nuestro calvario, como así lo tienen y bien merecido los héroes de Malvinas o las Abuelas de Plaza de Mayo, porque somos los protagonistas en primera persona», cerró Morán, quien trabaja con Sobrevivientes de la Tortura en el Espacio Municipal de la Memoria «El Infierno» de Avellaneda, donde funcionó un centro clandestino de detención, tortura y exterminio, y da charlas en universidades.