La historia de violencia de género detrás de una pareja que cruzó con la barrera baja y el tren chocó su auto
En 2019, el tren Urquiza embistió un auto en un paso a nivel del barrio porteño de Villa Devoto. La Justicia detectó que la mujer que lo conducía era maltratada por su pareja en el momento del hecho.
Un caso de violencia de género fue detectado por la Justicia tras la investigación de un siniestro vial ocurrido en la noche del 30 de marzo de 2019, cuando una mujer conducía un auto que cruzó con la barrera baja en un paso a nivel del barrio porteño de Villa Devoto y fue embestido por el tren del Ferrocarril Urquiza.
El episodio ocurrió a las 20.30 y en el vehículo, cuya mitad delantera quedó sobre las vías en el cruce de la Avenida Chivilcoy y Gutenberg, iban junto a la mujer su pareja y su hijo de un año en el asiento trasero.
El conductor del tren divisó el auto que obstruía el camino pero, pese a que hizo sonar la bocina y encendió las luces, el vehículo no retrocedió. Igualmente, logró frenar y evitar un choque violento. El impacto se redujo y la familia, que fue atendida en el Hospital Zubizarreta, no sufrió heridas de gravedad.
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La investigación del caso recayó en un juzgado federal de Comodoro Py a cargo del magistrado Marcelo Martínez De Georgi. El fiscal Carlos Rívolo, quien pudo determinar que esa noche del choque, el sistema de barreras funcionaba de forma correcta y las luces de advertencia también. Con el registro fílmico desde la cabina del tren, no hubo dudas de que el auto había cruzado con las barreras bajas.
Así, el juez citó a declarar a la mujer que conducía esa noche, acusada del delito de «entorpecimiento culposo de la marcha de un tren, agravado por resultar personas lesionadas en el hecho».
Detrás del choque había una historia de violencia de género
La mujer declaró que en el momento del hecho, su pareja la había pegado un codazo y la había obligado a cruzar las vías porque estaba apurado para ir a comer. Pero ese era sólo uno de los tantos episodios de maltrato a los que venía siendo sometida por él.
«Cuando estaba embarazada de mi bebé comenzó la violencia familiar de mi pareja contra mí. Me insultaba, me denigraba y me amenazaba. Me decía que era una inútil y una hija de puta. Que no limpiaba y que no lo atendía», había comenzado a contar la mujer.
«Me decía que sólo me ocupaba de mi hijo más grande (fruto de una relación anterior) y de mí. En los últimos tres meses de embarazo, mi obstetra me recomendó hacer reposo y él me dijo que no me iba a mantener y que si no trabajaba no era su problema. A los ocho meses de embarazo nació mi bebé y tuve una cesárea de urgencia, por no respetar el reposo sugerido. Se rompió la placenta», había contado ante el fiscal.
Y sobre el choque en las vías, había relatado: «Ese día estaba trabajando y el bebé se quedó a cargo de la niñera. Cuando llego a mi casa, la niñera me cuenta que estuvo con diarrea líquida. Me preocupé por la situación, ya que todo lo que comía no lo podía digerir. Llegó mi pareja del trabajo y me empezó a gritar. Me dijo que tenía hambre y que no había nada en la casa».
La situación fue empeorando. «Le conté lo del bebé y me dijo que era un problema mío y que me ocupe de la situación. Esperé un par de horas para ver la evolución de la diarrea de mi hijo. Cada hora que pasaba era una tortura, porque el padre me recriminaba que el bebé estaba llorando», había recordado.
Y había ampliado: «Me decía que era una inútil. Pasaron las horas y decidí llevarlo al Hospital Méndez, en Caballito. Yo me iba a ir sola, pero cuando bajé la escalera, mi pareja me dijo que lo acerque a un local de comida, ya que tenía hambre. Subimos al auto y lógicamente el bebé no paraba de llorar, entonces me empezó a gritar y me decía cosas como ‘dale que tengo hambre’, ‘callalo al nene´, ‘estás insoportable’, ‘apurate’ y ‘dale que sos una inútil’”.
Luego de explicar que ella «maneja lento» y de que su pareja la apuraba constantemente, al llegar al paso a nivel y ver que bajaba la barrera fue aminorando la marcha. «Me pegó un codazo y me dijo ‘acelerá’. Obedezco, comienzo a cruzar el paso a nivel y de repente el auto se me apaga. Me empieza a gritar para que hiciera arrancar el auto. El bebé lloraba cada vez más. Juro que no podía prender el auto. Luego, llegó el tren y nos chocó hacia afuera. Estábamos los tres conscientes. El me golpeó en las costillas y me insultó y me acusó de querer hacerle daño», había concluido.
Y se había encargado de remarcar ante la Justicia que al ser consultada en el hospital sobre si era víctima de violencia de género no había dicho mucho por miedo, debido a que su pareja estaba afuera, pero «sí les comenté a las psicólogas que hablaron conmigo que él me gritaba e insultaba todo el tiempo».
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La tortura continuó porque a fines de abril de 2019, la mujer se operó y durante su recuperación había contado que él la había empujado y escapado con el bebé en brazos, siendo capturado por la Policía. Luego de ello fue que radicó una denuncia por violencia de género ante la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Sin embargo, cuando «me llamaron por teléfono para ver si quería seguir con el tema, decidí que no. Tenía miedo y angustia».
La Justicia y un fallo con perspectiva de género
Hace unos días, según publicó Infobae, la Justicia dictó falta de mérito en la acusación contra la mujer por el choque en las vías del tren y la sobreseyó con el aval del fiscal, evitando así un procesamiento y una pena de entre 6 meses y 3 años de prisión.
Expertos de la Oficina de Violencia Doméstica concluyeron, tras entrevistarla, que ella y sus hijos vivían una situación de «violencia sistemática de larga data». Recomendaron que la mujer continuara un tratamiento iniciado y fuera asistida por especialistas en violencia de género, y que el hombre fuera evaluado por psicólogos y psiquiatras.
En función del «estado de nerviosismo» de ella, el juez Martínez De Georgi concluyó que en el choque «no hubo dolo ni culpa». Y citó en sus exposición a la socióloga experta en género, Eleonor Faur, diciendo que «el tema de género nos remite a una forma de relación, que es construida social y culturalmente entre hombres y mujeres a partir de una serie de estereotipos que ambos, hombres y mujeres, portamos sobre lo que se supone que es ser mujer o ser varón en diferentes sociedades. Estamos hablando no solo de mujeres, sino también de los hombres y de la relación entre los hombres y las mujeres».
Y cerró: «Por ejemplo, en el mundo del trabajo, en el mundo de la política, en las relaciones amorosas o íntimas. Lo interesante, la potencia del concepto de género y de observarlo como un tema cultural e histórico, y no como una condición biológica, es justamente que nos permite encontrar esas transformaciones posibles y trabajar para eliminar toda discriminación contra las mujeres».