La historia del Kun Agüero en Quilmes: cuando jugaba al fútbol por plata para comprar alfajores
El delantero que hoy anunció su retiro a los 33 años por una afección cardíaca, arrancó jugando con sus amigos en Los Eucaliptos, un barrio pobre quilmeño. La vida en el Conurbano de un crack que dejó su huella en el fútbol.
No lo podían parar. Como ocurrió tiempo después en Avellaneda, Madrid, Manchester, Barcelona o el mundo, pero multiplicado por mil. El pequeño Kun Agüero tenía pinta de crack desde chico. La historia del delantero que hoy tuvo que decirle adiós al fútbol por una afección cardíaca que lo sacó de las canchas con apenas 33 años, arrancó el 2 de junio de 1988.
Y si de barrios que lo marcaron se trata, el de Sergio es Los Eucaliptos, la villa de Quilmes en la que se crió el jugador argentino que más joven debutó en la Primera División, hito que se dio aquel 5 de junio de 2003, cuando Oscar Ruggeri lo puso en un Independiente-San Lorenzo con apenas 15 años, 1 mes y 3 días.
La última vez que Agüero estuvo en en el humilde barrio de Quilmes fue cuando tenía 16 años, tal como él mismo contó en una entrevista que le dio al diario El País de España: «Cuando pregunté por los chicos con los que me juntaba, uno estaba muerto, el otro preso, a otro lo buscaba la Policía. Chicos de 15 años. Todavía mantengo contacto con algunos de mis amigos. Seguimos hablando, más de 20 años después».
Luego, en la misma nota, relató cómo era la vida familiar allí: «El problema es que es muy difícil progresar. Le pasó a mi viejo. Buscaba trabajo y muchas veces no se lo daban cuando decía el lugar en el que vivía. Y eso sigue pasando. Hay gente complicada, también. Claro. Pero también hay mucha, como mis viejos, que son gente de laburo, que quieren lo mejor para ellos y para su familia. Pero parece que quieren que nos quedemos siempre ahí. Que vivamos nuestra vida ahí».
«Para salir, tenés que tener talento. Y suerte. Mucha suerte. Necesitás a alguien que te ayude. Yo tenía a mi viejo, que conocía a una persona que trabajaba en Independiente. Y todos los años le iba a romper las pelotas para que me hicieran una prueba. Si no hubiese sido por él, no hubiese llegado».
Durante su carrera como exitoso futbolista profesional en la que jugó en Independiente, Atlético de Madrid, Manchester City, Barcelona y la Selección se encontró con colegas que tuvieron que pasar las mismas dificultades de chicos. «He hablado con otros chicos, como Carlos Tevez (NdeR: vivió su infancia y parte de su adolescencia en el peligroso Fuerte Apache de Ciudadela), y todos vivieron una situación similar», aseguró.
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Al ser consultado sobre si una posible chance para mejorar el estilo de vida puede ser el estudio, Agüero analizó la situación educativa, los accesos a los que no se tienen siendo pobre y lo que le tocó vivir a él. «El que vive en la villa tiene que ir a un colegio público. Cuando pasé a Independiente, el club me mandó a un colegio privado. Tenía 12 años. Estaban haciendo divisiones de tres cifras y yo en el público hacía de una. Imagínense la diferencia. No estaba capacitado para estar ahí. Y me empecé a sentir mal. No me sentía cómodo ni libre. Quería volver a mi lugar, en el que la maestra me entendía. Es una lástima que eso pase. Es una lástima que se tenga que recurrir a colegios privados».
El Kun Agüero y los partidos por plata en Quilmes
El año pasado, durante una de las transmisiones a través de la plataforma Twitch que solía protagonizar en plena pandemia jugando videojuegos, el Kun Agüero contó distintas experiencias relacionadas con su infancia en el barrio de Quilmes. Entre risas y enojos por los partidos del FIFA 20, el ahora ex delantero contó: “Me traje un alfajorcito de limón, está bueno. ¿No puedo comer ahora? ¡Dale!», bromeó con sus seguidores que lo retaron por la alimentación.
A partir de allí, revivió sus días en los que juntaba dinero para comerse un popular alfajor que nació en el Sur y traspasó fronteras: “Les hago una pregunta: ¿Probaron el Capitán del Espacio? Yo de chiquito me mataba jugando a la pelota por uno, imaginate. En ese momento creo que valía 25 centavos, no sé cuánto está ahora. Tenía que conseguir 25 centavos para ese alfajor… ¡Era caripela!».
“Aguante Quilmes”, leyó que le escribió uno de sus seguidores y él no dudó en recordar la ciudad donde se crió: “¡Sí, yo soy de Quilmes!”. “Siempre viví en Quilmes. Juntaba las monedas y me iba a jugar a la pelota. Ponías y si ganabas, te llevabas el doble. Si tenía 30, ganaba 60. Volvía a poner los 60 y ya tenía $1,20. Lo que más gané fue $1,50 con mis amigos; compramos una gaseosa, jamón, queso y unos pancitos, ¡no sabés!”, explicó ese día en su transmisión.