La leyenda de Vito Dumas, el Navegante Solitario: en el Conurbano, cuatro calles lo rescatan del olvido
Figura mundial de la náutica, cruzó los siete mares solo en su velero. La historia de un héroe que fue injustamente condenado en su país. Hoy revive en Olivos, Ciudadela, Victoria y Tigre, donde hasta tiene un club.
Vito Dumas es una calle en distintos rincones del Conurbano. Su nombre identifica diferentes tramos en las ciudades de Tigre, Victoria, Olivos y Ciudadela. En los tres primeros casos cerca del río, la ubicación más apropiada para el hombre en cuestión, una verdadera leyenda, el Navegante Solitario.
Como ocurre siempre, detrás de las denominaciones de las calles argentinas hay historias para contar. Y la de Vito Dumas es una de las más increíbles: es quizá uno de los máximos deportistas que dio el país y, pese a ello, su nombre cayó en el olvido debido a su cercanía con el peronismo.
Pero este héroe legendario es también un club: el Social y Deportivo Vito Dumas, ubicado en la calle Belgrano al 600 de Tigre. En esta ciudad, con la náutica atravesando buena parte de su idiosincrasia, le aporta lógica a la presencia de esta institución que funciona como un faro barrial con diversas actividades.
El origen de la pasión de Vito Dumas
Vito Dumas nació en Palermo, uno de los barrios más porteños de Buenos Aires, el 26 de septiembre de 1900. Lejos de los bares y las tiendas de hoy, Vito se refugió en el deporte desde su niñez: practicó boxeo, atletismo y natación.
En 1916 incursionó por primera vez en la navegación y dejó una frase que luego acompañaría el resto de su vida: «El día que conocí el arte de navegar y la posibilidad de penetrar en la inmensidad de los océanos descubrí que ahí podía refugiarme conmigo mismo».
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Guiado por su amor al agua y al deporte, en 1931 intentó cruzar a nado el Canal de la Mancha en Francia, una prueba hoy famosa pero por aquel entonces solo apta para intrépidos. Por la dificultad del emprendimiento, no pudo realizarlo.
Audaz, perseverante, decidió hacer otra proeza: usó el dinero que le quedaba para comprarse un barco y volver solo navegando hasta Buenos Aires. Después de 112 días de haber salido de Arcachon, Francia, llegó al Yacht Club Argentino envuelto en aplausos.
Vito Dumas y Los 40 Bramadores
Ya curtido en el arte de la vela, Vito Dumas decidió ir por más. Mejoró su embarcación y creó el L.E.H.G. II (cuenta la leyenda que eran las iniciales de su gran amor). Se trataba de un velero de nueve metros, mucho más preparado para la aventura. Se dedicó al estudio de las rutas marítimas, analizó las posibilidades de alimentación y se embarcó en una travesía sin igual: cruzar todo el mundo en solitario, arriba de su barco.
Vito Dumas se embarcó en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, a través del paralelo 40 Sur, una de las zonas del Océano más complicadas: las escasas barreras que hay en el camino hacen que los vientos soplen más fuerte aún. Sin motor, impulsado por su vela y sin otra compañía que unos bidones de agua potable, latas de conserva y el botiquín de primeros auxilios.
Paró en Uruguay, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Chile. Finalmente llegó a Buenos Aires ya en 1943 (tras 437 días de expedición) y su recepción se asemejó a la de un héroe: miles de personas fueron a recibirlo y salió del puerto en andas. Vito Dumas convirtió su epopeya también en un libro: «Los 40 Bramadores», en honor al Paralelo que recorrió y a los fuertes vientos que enfrentó.
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Dumas tuvo dos expediciones más que le dieron prestigio planetario: en 1945 realizó el doble cruce del Atlántico, sin detenerse en ningún puerto, y en 1955 completó el mismo viaje, pero con una pausa en Nueva York. En medio de una política nacional de apoyo al deporte, Juan Domingo Perón decidió homenajear al navegante que ya se había vuelto ídolo popular, tapa de la revista El Gráfico, ejemplo de esfuerzo y tenacidad para deportistas de cualquier disciplina.
Perón le otorgó a Dumas el título honorífico de Teniente de Navío y, además, lo designó al frente de la dirección de la Escuela Náutica Deportiva. Y fue quizá por eso que el Navegante Solitario terminó siendo condenado al olvido…
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Una vez que fue derrocado el peronismo por la autoproclamada Revolución Libertadora, en 1955, todo aquel personaje identificado con los dos primeros gobiernos peronistas fue dejado de lado (en el mejor de los casos) por el nuevo régimen.
Finalmente, y tras su última navegación uniendo Buenos Aires con Mar del Plata en 1964, Vito Dumas falleció el 28 de marzo de 1965 por un derrame cerebral. A pesar del destrato padecido durante los últimos años de vida, una multitud acompañó su sepelio en Chacarita. La suya es una historia que merece ser recordada.