Sobrevivió a la masacre de Florencio Varela pero hoy necesita ayuda por las secuelas de la balacera
Magalí Pineda vive desde hace más de cuatro años con los rastros que le dejó el ataque en el que murieron dos de sus amigas y una tercera se salvó. Deben operarla en la cabeza, pero no tiene cómo pagar la intervención.
Magalí Pineda tiene apenas 20 años, pero es una sobreviviente. El 11 de febrero de 2017 su vida cambió para siempre: una salida a bailar con amigas en Florencio Varela terminó en lo que se conoció como la Masacre de Florencio Varela. Dos de las adolescentes que estaban con ella esperando el colectivo tras haber ido a un boliche fallecieron en el acto a causa de la balacera y una tercera se salvó de milagro, igual que ella.
Con la investigación paralizada y el doble femicida impune, la chica que recibió un tiro en el tórax y otro el cabeza sigue sufriendo las consecuencias físicas del segundo de los disparos, ya que el proyectil que ingresó a un costado de su frente, justo encima de la ceja izquierda, le provocó un hundimiento del cráneo que requiere de una tercera intervención quirúrgica que ella no puede costear por estar sin trabajo ni obra social.
Según informó el portal Info Sur Diario, la vecina de Florencio Varela necesita que le coloquen un implante de platino para reparar el daño y completar el proceso que se inició con las dos operaciones previas. El mismo medio consignó que a la joven que estaba embarazada al momento del ataque y que logró dar a luz a su hijo sin ningún tipo de secuelas le cuesta recordar lo ocurrido aquella brutal madrugada y que prefiere no hablar mucho del tema.
La Masacre de Florencio Varela tuvo como víctimas fatales a Denise Juárez y Sabrina Barrientos, quienes tenían 17 y 16 años, respectivamente, al momento del hecho. La otra sobreviviente, Némesis Núñez, también de 16 años, recibió tres disparos. Uno entró por el cuello, otro por encima de las costillas y la tercera bala le pegó en el estómago. Sobrevivió milagrosamente y poco se sabe sobre qué está haciendo actualmente.
El hecho sucedió cerca de las 6 de la mañana de aquel 11 de febrero de hace cuatro años en la esquina de la avenida Senzabello y Los Andes, Florencio Varela, donde el grupo de amigas esperaba el colectivo que dejaría a cada una en su casa después de haber ido a bailar al boliche Santa Diabla.
De acuerdo con la reconstrucción de los hechos realizada por los investigadores, en ese momento un auto pasó por el lugar y el conductor las atacó a balazos. Juárez y Barrientos murieron en el lugar por los impactos recibidos. La mayor de las jóvenes asesinadas recibió nueve tiros y su amiga, cuatro.
Los peritos que trabajaron en el lugar recogieron 11 vainas servidas de una pistola calibre 9 milímetros y cuatro proyectiles de esa misma arma. Como ese tipo de pistolas carga un máximo de 18 proyectiles, se cree que el asesino tenía otra arma y la tuvo que recargar para seguir disparando o contaba con un cargador especial que permite colocar más balas.
En lo que fue su primera aparición pública luego del ataque la tuve como una de las víctimas, Pineda contó en junio de 2017 en Infobae sus vivencias sobre esa trágica madrugada. Allí relató que, luego de salir del boliche, se sentaron en el cordón de la vereda a esperar el 148 que tenía que tomar Némesis para volver a su casa. El primero que pasó no frenó, por eso volvieron a sentarse. En ese momento comenzó la balacera.
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«Lo único que me acuerdo -dijo en la misma entrevista- es que sentía que me desmayaba, me sentaba y me caía. Y sentía mucho dolor de cabeza, estaba como mareada. Pero nunca pensé que tenía un balazo en la cabeza, tampoco me imaginé que las chicas estaban muertas». Magalí tuvo dos paros cardíacos en la ambulancia, camino al hospital. Recién dos semanas después del hecho se enteró que las amigas estaban muertas.
Florencia Varela: el reclamo de los familiares de las víctimas
A más de cuatro años de la denominada Masacre de Florencio Varela, las familias de las víctimas continúan reclamando para que haya justicia y que el caso no quede impune. «Para mi no quieren investigar, a nadie le interesa ni dice ‘vamos a descubrir lo que pasó’. Estoy desesperanzada porque nadie se movió ni le importó que dos chicas estén muertas y otras dos heridas, para mi hay algo más porque no puede ser que quede en la nada», contó el febrero, cuando se cumplió el cuarto aniversario del hecho, a Télam Sandra Gómez, la mamá de Sabrina Barrientos.
Por el caso habían detenido a un vigilador privado de 40 años que luego fue liberado por falta de pruebas porque no fue reconocido por ninguno de los tres testigos presenciales de la masacre en las ruedas dispuestas por la fiscalía. Además, un peritaje de barrido electrónico realizado sobre muestras tomadas al custodio horas después del hecho y luego analizadas por expertos del Poder Judicial en la Asesoría Pericial de La Plata en busca de restos de deflagración de pólvora, determinó que no tenía rastros en sus manos de haber disparado un arma de fuego.
Durante la instrucción de la causa también fue apresado, aunque por la tenencia de un arma robada y no por la masacre, un joven, mientras que fue notificado en el marco del expediente un tercer hombre que nunca fue imputado. «En la causa seguía todo igual y fue archivada, no hubo ningún avance de nada. Primero estuvo en la fiscalía de mayores y después pasó a menores porque supuestamente el que había disparado tenía menos de 18 años pero nunca pudo comprobarse su autoría», sostuvo Gómez.
En tanto, Noelia Juárez, tía de Denise, aseguró en la misma charla con Télam que los investigadores «saben quién es el culpable y siempre se supo pero no lo corroboraron». «Nosotros queremos la verdad y a cuatro años todo sigue igual. De la fiscalía nunca nos llamaron, nos dijeron que iban a investigar pero después no pasó nada», cerró.