Mató a su hija en Villa Tesei, la enterró y por un mes se hizo pasar por ella: le dieron perpetua
Willy Palacios Montaño fue hallado culpable por el crimen de Ariana. Intentó esconder el homicidio, hasta que se quebró y terminó confesando. El cadáver apareció en el patio de la casa que compartían con un cuchillo clavado.
Willy Palacios Montaño, el hombre que en 2019 asesinó a Ariana, su hija, a puñaladas en el cuello y luego enterró el cadáver en el jardín de la casa familiar de Villa Tesei, partido de Hurlingham, fue condenado en las últimas horas a prisión perpetua por el femicidio.
La sentencia estuvo a cargo del Tribunal Oral N° 1 de Morón, integrado por los jueces Juan Carlos Uboldi, Claudio Chaminade y Mariana Maldonado, quienes lo encontraron culpable del delito de «femicidio agravado por resultar la víctima descendiente y por haber sido cometido por un hombre contra una mujer mediando violencia de género».
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Durante las únicas palabras que pronunció en el juicio, según dio a conocer Primer Plano Online, el asesino de Villa Tesei afirmó que «estaba arrepentido de lo que pasó» y pidió perdón a su esposa, al resto de su familia y a los amigos de su hija.
Previamente, su abogado defensor, Gabriel Corsi, había intentado probar la teoría de se trataba de un caso de legítima defensa, al esgrimir que Palacios Montaño utilizó un cuchillo que le había quitado a Ariana cuando la joven, por entonces de 30 años, había intentado atacarlo.
Cómo fue el femicidio en Villa Tesei
El femicidio de Ariana Palacios ocurrió en 28 de agosto de 2019 en la casa ubicada en Félix Frías 3577, Villa Tesei, Hurlingham. Según consta en la causa, padre e hija discutieron luego de que la joven protagonizara una pelea por teléfono con su ex pareja y papá de la hija que tenían en común. En ese momento, el hombre le pegó una trompada en la nariz que la dejó sangrando.
Luego, Palacios Montaño fue hasta el fondo de la propiedad a arreglar una antena. Allí, vio venir a la chica con un cuchillo, forcejearon, él le arrebató el arma y la apuñaló tres veces en el cuello. Acto seguido, cavó un pozo en el patio, enterró el cuerpo de Ariana y luego tapó todo con tierra y cal y terminó colocando una lona en la superficie.
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Durante los 26 días siguientes, desarrolló una serie de acciones para ocultar lo que había hecho. Cuando le consultaban por su hija, por ejemplo, respondía desde el celular de la víctima con distintas versiones falsas sobre lo ocurrido que implicaban viajes a diversos puntos del país, por ejemplo.
Pero las amigas de la mujer comenzaron a descreer de la situación y terminaron haciendo la denuncia policial que culminó con el padre quebrado confesando el femicidio y contando dónde había enterrado el cuerpo.
A partir de su declaración, la Policía Científica comenzó con los trabajos para determinar si lo que decía Palacios Montaño era real. El primero en ingresar a la casa de Villa Tesei fue un perro adiestrado por la Bonaerense que tardó pocos segundos en señalar un espacio junto a una medianera. Ahí se encontró el cuerpo y el arma homicida: ya que el cuchillo seguía clavado en el costado izquierdo del cuello de la víctima.
Ariana vivía con su mamá, su papá y junto a su pequeña hijita, quien al momento del femicidio tenía 6 años. El homicida, en tanto, nació en Bolivia pero vino a vivir a Argentina país cuando tenía 30 años. Durante toda su vida se dedicó al negocio de las funerarias. Incluso llegó a fundar su propio local hasta que se fundió.