Sueño fierrero: dejó La Matanza, puso un bar en España y le sirve café a su ídolo Fernando Alonso
Claudio Pendones, fanático del automovilismo, se fue de Laferrere a Oviedo, la tierra de sus padres. Allí abrió un local que tiene, entre sus clientes, al piloto de la Fórmula 1.
Siempre fue un verdadero fanático del automovilismo. Pero seguramente Claudio Pendones nunca pudo imaginar que el destino lo llevaría a servirle café a uno de sus más grandes ídolos: luego de dejar Laferrere para irse a vivir a Oviedo, en España, puso un bar donde suele atender ni más ni menos que a Fernando Alonso, el famoso piloto de la Fórmula 1.
«Oviedo es una ciudad muy pequeña, que no debe llegar a los 40.000 habitantes, y nos conocemos todos. Y hay un argentino que lleva aquí más de 50 años, Aladino Martínez, quien fue presidente de la Federación de Automovilismo de Asturias y es íntimo amigo de Fernando Alonso. Y fue por intermedio de él que Fernando Alonso vino a mi bar», explica Pendones. Y detalla que «pasa todos los días por el bar, en auto o en bicicleta. Si hay mucha gente sólo saluda y no para. Si no, siempre se toma su cafecito».
El comienzo de la historia podría registrarse en el 2002. Ese año, cuando su esposa Diana Navas se recibió de Licenciada en Comunicación Social en la Universidad Nacional de La Matanza, el matrimonio decidió viajar a Oviedo, capital del Principado de Asturias en España, y el lugar donde nacieron los padres de Pendones.
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«Cuando llegamos a Oviedo, mi primer empleo fue de maestranza en una concesionaria de camiones Iveco. Limpiaba los baños y el salón. Estuve tres años haciendo ese trabajo, hasta que pasé a ventas, tanto de vehículos nuevos como usados. Por suerte pude ir creciendo y, con la idea de tener mi propia cafetería en algún momento, me compré un local, en una zona muy linda. En el 2009, cuando fue la crisis económica, el concesionario cerró, pero no podía poner mi bar aún, entonces encontré otro trabajo: hacía asistencia en carretera. Durante tres años pude ahorrar y, el 15 de abril de 2015, pude finalmente inaugurar mi negocio», cuenta Claudio.
Su padre, uno de los socios de La Biela
Laureano Pendones es uno de los socios fundadores del bar La Biela de Recoleta, reducto habitual de reuniones de los principales pilotos de automovilismo entre las décadas del 50 y el 70. Es por eso que su hijo Claudio creció entre los ídolos de aquel momento, trabajando como mozo, y su sueño -cumplido- siempre fue tener su propia Biela. Con esa idea compró un local en España.
«Era fanático de Cocho López. Era mi ídolo. A mí me gustaba mucho el TC 2000, soy un piloto frustrado. Por eso mi cafetería es un homenaje a La Biela de Buenos Aires y al automovilismo. Tengo muchos cuadros relacionados», dice quien también tiene al fútbol en una parte de su corazón. Es hincha de San Lorenzo y de Laferrere, aunque -aclara- «nunca pisé la cancha».
Actualmente Claudio está al frente de la cafetería temática, en la que suele haber reliquias mecánicas en la vereda y celebridades que pasan a tomarse un cafecito antes de seguir con su rutina. Como Alonso, claro. «Si no viene más seguido es porque es muy reservado y no le gusta mucho el asedio. Es alguien muy querido en la ciudad, un verdadero ídolo», asegura sobre el astro de la Fórmula 1, quien nació y vive a unas cuadras del bar.
Alonso no es el único visitante destacado. Otros clientes habituales son Oscar y Rubén Fangio, dos de los hijos del histórico piloto argentino. «Antes de la pandemia, venían muy seguido porque son invitados por el Salón Clásico de aquí. Y en el 2019, el Club de Alfa Romeo los llamó para celebrar el primer campeonato de su padre con la marca, así que estuvieron en la cafetería charlando y firmándome algunas fotos que tengo del Chueco», recuerda Claudio, quien todavía no cree el sueño que está viviendo.
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