Por la crisis, en Monte Grande crece la tendencia de la compra de pelo: cuánto pagan y qué tipo de cabello buscan
En redes sociales cada vez hay más grupos que se ofrecen hasta a ir a cortar a domicilio. Antes, esto sólo se hacía en peluquerías. Para qué se utiliza luego lo que le sacan a vecinas y vecinos con el bolsillo apremiado.

En Monte Grande crece la tendencia de la compra de cabello en redes sociales, además de las peluquerías tradicionales.
La Argentina ya no sorprende. El negocio de la venta de cabello natural crece empujado por la crisis económica y en las últimas semanas Monte Grande experimentó una gran tendencia en el tema. El pelo se usa para hacer «extensiones» y «cortinas». Y los valores que se pagan son interesantes.
Según un informe de El Diario Sur, en las últimas semanas se multiplicaron en los grupos de compraventa de Facebook de la localidad cabecera del partido de Esteban Echeverría las publicaciones de personas que ofrecen comprar cabello humano. Lo que antes parecía una rareza limitada a algunas peluquerías o salones especializados, hoy es parte de un mercado informal en crecimiento que se mueve activamente en redes sociales.
Venta de cabello en Monte Grande: cuánto pagan
Los avisos ofrecen montos que van desde los $100.000 hasta los $350.000, según la longitud, salud y color del cabello. El más buscado es el pelo rubio virgen de al menos 60 centímetros, aunque el castaño largo y sano también cotiza bien, con valores que pueden alcanzar los $200.000.
La particularidad es que ahora la compraventa ya no ocurre únicamente en peluquerías, sino que muchas veces se realiza de manera directa entre particulares, sin intermediarios. Las publicaciones abundan: se repiten todos los días y ofrecen incluso servicios a domicilio para concretar la transacción, sin aclarar con precisión el destino del pelo. Esta práctica, cada vez más visible, refleja una realidad económica que empuja a muchas personas -en especial mujeres jóvenes- a desprenderse de su cabello como forma de ingreso.

En las plataformas de comercio electrónico, como Mercado Libre, las extensiones de cabello natural se venden desde los $80.000 dependiendo del largo. Una cortina de 50 centímetros puede valer más de $500.000, y los 80 centímetros incluso superan el millón de pesos. Por eso, el cabello humano sano y largo es considerado un bien valioso y muy demandado, no solo en Argentina, sino también en mercados internacionales.
En diálogo con El Diario Sur, Ariel Fiorioli, peluquero y dueño de la peluquería «Ariel de las Heras» (ubicada en Hipólito Yrigoyen 115), contó que también compra cabello en su local. «No sabía que en redes sociales se vendía tanto, pero nosotros hace años compramos pelo, incluso tenemos un cartel en la peluquería. Viene gente de todas las edades, mientras el cabello esté en condiciones, se compra», señaló.
Fiorioli explica que, tras la compra, el cabello se entrega a un proveedor que lo somete a un proceso de cardado, mediante el cual se eliminan los cabellos cortos y solo se conserva el pelo largo. «Ahí se pierde entre un 40% y 50% del volumen, porque no todo sirve. Para que pueda coserse y transformarse en una extensión, tiene que ser largo, sano y tener al menos 40 centímetros útiles«, detalla.
Además, advierte sobre los riesgos de comprar cabello sin conocimientos técnicos. «Si el que compra no sabe de cabello ni del trabajo de limpieza e hidratación que necesita, puede terminar pagando por algo que no sirve. Comprar barato sin saber es arriesgarse». También aclara que el valor del cabello no se puede fijar de forma general. “No podés decir que vale $100.000 por 40 centímetros sin verlo, porque puede tener las puntas dañadas y no sirve igual. La calidad, el largo real y el estado son los que determinan el precio final”.
Una de las condiciones más importantes es que el cabello debe cortarse limpio, en colitas prolijas y sin tocar el piso, porque «lo que cae al suelo no sirve para coser». El cabello que se utiliza para extensiones se cose en máquina, y actualmente ya no se compra por kilo, como se hacía antes. «Una persona jamás va a tener un kilo de pelo», explicó Fiorioli.

La pregunta que muchos se hacen es: ¿para qué se usa el cabello que se compra? La respuesta es variada. El destino principal es la industria de las extensiones capilares, que utiliza cabello natural para fabricar cortinas, pelucas y postizos de alta calidad.
Estos productos son requeridos por peluquerías, centros estéticos y clientes particulares, tanto por razones estéticas como médicas (por ejemplo, en personas que atravesaron tratamientos de quimioterapia o tienen alopecias). Además, el cabello humano se exporta a países donde la demanda es aún mayor, como Estados Unidos, España, Italia o China, donde la industria de las pelucas naturales mueve millones de dólares al año.
También existe un uso artístico y artesanal: en algunos casos, el cabello se emplea en la fabricación de muñecas realistas, pinceles finos para arte o en la industria cinematográfica para caracterización de personajes. Sin embargo, el negocio más fuerte sigue siendo el de la belleza.
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Fiorioli reconoce que, en el último tiempo, cada vez más personas se acercan a su local para vender el pelo por necesidad económica. «Hoy la gente lo ve como una oportunidad de ingreso rápido. Se cortan el pelo corto y se llevan unos pesos, que en este contexto hacen la diferencia”. Si bien vender el cabello no es ilegal, la falta de regulación y control hace que muchas transacciones se den en la informalidad, sin garantías sobre lo que se compra o vende.
Así, lo que comenzó como un nicho específico, hoy se ha convertido en una tendencia creciente, visible en redes sociales y en las calles de Monte Grande. El pelo, más allá de su valor simbólico o estético, se volvió un recurso que alivia bolsillos y alimenta una industria en expansión.
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