Se cumplen 45 años de uno de los más festejados ascensos de Platense a la Primera División
Fue otro martes 13 de julio, en la cancha de Vélez. El Calamar necesitaba un triunfo propio ante Villa Dálmine y una derrota de Lanús con Almagro. Se dieron ambos resultados y subió, para quedarse más de dos décadas en la máxima categoría.
En el repaso de las fechas emblemáticas de Platense, el 13 de julio ocupa un lugar destacadísimo. Aquella noche invernal de 1976 el club regresó a Primera División y le puso fin a cinco años de tristezas, que incluyeron reveses deportivos y pérdidas institucionales. Fue también un martes 13, en la cancha de Vélez, para darle ribetes más inolvidables a la jornada.
La Asociación del Fútbol Argentina, cuándo no, había resuelto innovar. En vez de un campeonato largo y tradicional, con ascensos directos para los dos de mayor puntaje, resolvió hace 45 años que en la Primera B se disputaran dos torneos cortos y que las plazas para subir a la máxima categoría se resolvieran en sendos hexagonales, uno con bajísimas temperaturas en julio y otro con clima agobiante en diciembre.
La caída de Platense y el camino para volver a Primera
El 26 de septiembre de 1971, con goles de Roberto Cecilio Cabral y Juan José Scarpeccio, Platense venció como local a Newell’s Old Boys. Los rosarinos eran uno de los mejores equipos del momento, pero la victoria estuvo acompañada por lágrimas. El Calamar no pudo evitar el descenso y aquella tarde fue la última vez que jugó en su cancha de la avenida Crámer, entre Manuela Pedraza y José Tamborini, donde hoy se levantan una escuela, un polideportivo, un local de venta de repuestos automotores y una gomería.
Se hizo difícil la estadía en Primera B. Había rivales fuertes y costaba recuperar un lugar en el nivel más alto. A Platense, además, parecía perseguirlo la mala suerte. ¿Cómo se explica, si no es por cuestión de azares, que un arquero ataje tres penales en un partido y su equipo igualmente pierda? Le sucedió al Calamar en 1973, cuando Eduardo De Virgilio detuvo tres remates desde los 12 y ni siquiera así logró evitar la derrota ante Banfield, luego campeón.
El ascenso a Primera División
Con el extraño formato dispuesto por la AFA, empezó a desarrollarse el torneo de Primera B en 1976. Desde el comienzo, Platense envió señales de que iba en serio por el título. Concluida la fase clasificatoria, terminó en punta con diez éxitos, seis empates y tres derrotas.
El Marrón inició la ronda decisiva con un contundente 5-1 a Almagro. Ese equipo de Tres de Febrero había sido el de fútbol más pulcro, en una categoría que ciertamente no auspiciaba las búsquedas estéticas. A ese debut espectacular le sucedieron igualdades contra Lanús (0-0) y Tigre (1-1). Dirigido por Juan Manuel Guerra, un especialista del ascenso, Platense volvió al triunfo ante Los Andes (2-1).
Lanús (siete puntos) y Platense (seis) llegaron al cierre con chances de subir. Sus adversarios en la ocasión, Almagro y Villa Dálmine respectivamente, ya no tenían posibilidades. Se equivoca quien piense que de incentivación empezó a hablarse durante este siglo. Versiones y rumores no faltaron en aquella ocasión. La realidad es que el Granate perdió 1-0 con los Tricolores en cancha de San Lorenzo, el Calamar venció por ese mismo resultado a Villa Dálmine en Vélez y terminó la noche de caravana, desde Liniers hasta Saavedra.
Eduardo De Virgilio; Fermín Pantaleón Rivero, Miguel Arturo Juárez (capitán), Juan Carlos Pilla (autor del único gol, de cabeza) y Roberto Gianetti, alias el Mudo; Carlos Alberto Gómez, Domingo Osvaldo Morelli y Osvaldo Omar Pérez; Luis María Orlando (líder anotador de la campaña con una docena de tantos), Daniel Severiano Pavón (luego contratado por el Boca de Juan Carlos Lorenzo) y Ernesto (Motoneta) Ulrich fueron los héroes de aquella noche.
Después vinieron los 23 años en Primera, con alegrías y sufrimientos, gambeteándole al descenso de las más diversas maneras hasta 1999.
El aniversario 45 de la gesta de 1976 coincidió con un hecho lamentable, como fue el fallecimiento en Ecuador, a los 69 años, del muy querido Toro Morelli. Platense nuevamente en Primera es el mejor homenaje para aquel volante cordobés -sacrificado, incansable- que 236 veces vistió y transpiró la camiseta marrón.