Crimen en un boliche de San Justo: quién era Gianfranco Di Luciano y el terrible prontuario del acusado de matarlo a balazos
El asesinato del joven de 19 años fue en el teatro Woodstock. Según los amigos de la víctima, fue allí por primera vez. Era de Parque Patricios, había jugado al fútbol en Huracán y trabajaba en una agencia de autos.
Gianfranco Di Luciano había ido por primera vez al boliche de San Justo.
Un crimen brutal ocurrió en el Teatro Woodstock, de la localidad de San Justo. Fue allí donde en la madrugada del domingo encontró la muerte Gianfranco Di Luciano, un chico de 20 años que había ido a bailar con amigos pero salió sin vida del local: lo mataron de un balazo en un hecho todavía confuso. Hay un detenido, al que buscaban por otro homicidio en la zona.
El hecho ocurrió en un reconocido boliche de la ciudad del partido de La Matanza, situado en la avenida Juan Manuel de Rosas 2942, que es habitual escenario de recitales y fiestas privadas.
El único apresado por el crimen es Yoel Taiel Tambussi (19), a quien buscaban por el crimen de Rafael Indalecio Pardo, un jubilado de 83 años al que motochorros asesinaron el 18 de noviembre pasado para robarle al auto cuando salía de una farmacia de Ramos Mejía donde había ido a comprar remedios.
Así fue el crimen de Gianfranco Di Luciano
Todo ocurrió ayer domingo, a la madrugada, en el boliche de la avenida Juan Manuel de Rosas al 2900. Eran casi las seis de la mañana cuando los estruendos de los disparos aterrorizaron a quienes estaban en el Teatro Woodstock.
De acuerdo a lo que pudo reconstruir el fiscal Matías Folino, de la unidad de homicidios de La Matanza, Di Luciano fue baleado en medio de una discusión con dos jóvenes, uno de ellos era Tambussi.
Tras el crimen hubo un desbande en el boliche y los atacantes escaparon en un Ford Fiesta Kinetic rojo. Sin embargo, testigos del hecho identificaron a Tambussi como uno de los atacantes (no está claro todavía cuál de los dos disparó) y, con esa información, agentes de la DDI La Matanza y la comisaría de San Justo lo detuvieron, adonde se resistió a los tiros aunque nadie terminó herido. Circulaba en una moto con pedido secuestro activo por robo de principios de este mes.
El desprecio por la vida ajena que demostró Tambussi quedó reflejado en un hecho: tras la muerte del «Colo» Di Luciano, no se preocupó mucho por ocultarse: fue a una fiesta clandestina en «El Pelucón», en la villa Palito, ubicado en la colectora de Camino de Cintura y Padre Bachi. Allí le secuestraron una pistola Bersa 9 milímetros, el mismo calibre de las balas que mataron a Di Luciano.
El fiscal Folino lo imputó por «homicidio agravado por el uso de arma de fuego, en concurso real con el de portación ilegal de arma de fuego». También por el intento de homicidio de los policías que fueron a detenerlo cuando lo esperaron a la salida de la fiesta electrónica.
Detrás del crimen hay una oscura trama de drogas. De esto se dieron cuenta rápidamente los pesquisas de la Policía Bonaerense. Sucede que al «Colo» Di Luciano le encontraron 23 dosis de cocaína y mucho dinero. Y Tambussi tenía encima dos sobres de cocaína iguales a los 23 que portaba El joven asesinado.
Por eso Folino busca determinar lo que pasó en el local, que suele alquilarse para conciertos y fiestas privadas. Una de las hipótesis más firmes es que Di Luciano haya acompañado a un amigo que quería vender drogas al boliche sin tener idea del peligro que eso significaba.
Según trascendió, hay un video que muestra el momento de los disparos. Primero el agresor ejecuta tres tiros hacia arriba. El cuarto sería el que impactó en la cabeza de Di Luciano, pero eso nso se ve.
Di Luciano vivía en el barrio porteño de Parque Patricios y había sido jugador de futsal en la tercera de Huracán. Sus allegados aseguran que quedó en medio de una discusión entre el tirador y los integrantes de una mesa del local, aunque los investigadores señalan que «El Colo» protagonizó el intercambio verbal con dos jóvenes y que uno de ellos le disparó.
El «Colo» trabajaba en una concesionaria de autos ubicada en la avenida Julio A. Roca al 700, en el microcentro porteño. Desde su entorno aseguraron que era «un chico inocente y trabajador». Y que quizás nunca tomó conciencia del ambiente en el que estaba metido. Eso, quizás, lo llevó a la muerte. Hoy a la tarde le harán la autopsia a su cuerpo
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