Un vecino con dos grandes vocaciones: la historia de Federico Piserchia, el cura de San Vicente que también es bombero
Tiene 40 años y acaba de completar la instrucción para sumarse al cuerpo de rescatistas. Cómo compatibiliza sus dos ocupaciones y quién fue la figura que lo inspiró.
Para un vecino de San Vicente, el servicio a la comunidad es una de las cosas más importantes que existen. Por ese motivo, se animó a fusionar dos grandes vocaciones que, en principio, parecen completamente incompatibles. La de cura y la de bombero.
El responsable de esta aventurada decisión es el padre Federico Piserchia (40), quien está al frente de la Parroquia San Vicente Ferrier, ubicada sobre Avenida Bolivar Nº 50. El cura, junto a otros 14 egresados, completó el curso de formación en Bomberos Voluntarios tras un año y medio de estudio y 244 horas presenciales de capacitación, tanto teóricas como prácticas.
«El servicio es el común denominador. Cuando me planteé ser sacerdote e ingresar al seminario a los 18 años mi prioridad fue el servicio. Por eso dije que sí para una vocación desinteresada que busca el bien del otro, algo que destaco de todo el cuerpo activo», recalcó Piserchia en Telenoche.
«Uno evangeliza no solamente en el ámbito del templo sino con la vida y en todo lo que uno hace. Es una linda frase de San Pablo: por donde pase uno tiene que desparramar ese perfume de Cristo. Y es eso lo que uno quiere vivir. Que donde esté pueda dejar un poco del perfume de Cristo. En el cuartel, en la calle, como vecino y como cura», agregó respecto a su nueva vocación.
«Me veo bien, yendo no solo como bombero sino también como sacerdote para contener a las personas en situaciones complicadas como las que se pueden dar. No solo con la pericia técnica también llevando un acompañamiento en situaciones dolorosas, que es donde siempre están los bomberos», recalcó el padre Piserchia ante El Diario Sur respecto a cómo vive sus primeros días como cura y bombero.
San Vicente: la carrera de Federico Piserchia
El inicio de la cursada no había sido el primer contacto con Bomberos del padre Piserchia. Es que el sacerdote se convirtió en capellán de la Asociación de Bomberos en 2019 para asistir tanto al cuerpo profesional como a sus familias. Tan buena relación comenzó a mantener Piserchia en el cuerpo, que sus (futuros) compañeros lo fueron convenciendo de a poco para que haga el curso e ingrese al cuerpo activo.
Moreno acordó el precio del asado a $4.290: dónde comprar 13 cortes de carne con grandes descuentos
«Fue una experiencia hermosa porque significó volver a estar del otro lado, como alumno, como discípulo y con humildad tener que aprender de cero algo sobre lo que no sé nada. Y además, ver el esfuerzo que hacen los aspirantes por su anhelo de ser bomberos», cerró el sacerdote, que también se desempeña como profesor de catequesis y filosofía en el Instituto San José.
Durante la cursada, Federico cursó distintos módulos teóricos y prácticos, además de los estudios en el campus de la federación, y aprendió sobre principios de reglas de ataque, química del fuego, abordaje de situaciones en accidentología, materiales peligrosos y psicología de la emergencia, entre otros.
Ya hubo un cura bombero en San Vicente
Antes del padre Piserchia, el primer antecedente que hubo en San Vicente fue el del padre Eduardo Maffia, una figura histórica en el distrito, que fue bombero voluntario entre 1975 y su fallecimiento en 1982. Maffia también fue capellán del cuartel -fue una gran ejemplo para Piserchia- y estaba al servicio de los voluntarios como chofer en las salidas.
Roberto Navarro, uno de los comandantes mayores que estuvo a cargo del cuartel de San Vicente, había recordado con afecto a Maffia ante El Diario Sur en un día del bombero: «Las charlas con el padre Eduardo eran muy importantes, nos ayudaba mucho. Pero además era un compañero más, si tocaba la sirena a la madrugada era el primero en estar».
Y cerró: «Después de su muerte tuvimos muchos momentos complicados en los que siento que él nos dio una mano desde arriba».
Hacé tu comentario