Los 90 años de José Sanfilippo, el artillero implacable que inventó un increíble aparato para aprender a hacer goles
Ídolo de San Lorenzo, también dejó un buen recuerdo en Boca. Pero cobró mucha más notoriedad con su lengua filosa, con la que destrozó a Sergio Goycochea y a Martín Palermo, entre otros. Qué fue el “Sanfigol”.

José Sanfilippo en estos tiempos, siempre con el amor por San Lorenzo.
El Nene cumple 90. Con ese apodo se hizo conocido José Sanfilippo desde que debutó en la Primera División de San Lorenzo de Almagro, cuando apenas tenía 18 años. Fue en la penúltima fecha del torneo de 1953, en una victoria 1-0 frente a Newell’s Old Boys en Rosario, el 15 de noviembre. Al otro domingo y en el Gasómetro de Avenida La Plata, escenario de sus mejores demostraciones, marcó por duplicado en un 4-0 a Banfield.
Sanfilippo se estabilizó en Primera durante 1955 y se convirtió en un delantero de referencia a partir de 1958, cuando se consagró como líder de la tabla de goleadores del certamen mayor de nuestro país. Repitió ese logro en las temporadas siguientes y fue decisivo para que San Lorenzo obtuviera, en 1959, un título que se le negaba desde 1946, con el célebre terceto Farro-Pontoni-Martino.
José Sanfilippo, definidor exquisito
De baja estatura, notable sentido de la ubicación, pegada justa y tremendo olfato para percibir dónde podía caer un balón, José Francisco Sanfilippo fue el 9 de área por excelencia entre fines de los 50 y la década posterior, hasta que el mendocino Luis Artime -entre los nacionales- y el carioca Paulo Valentim -entre los extranjeros- lo desplazaron del sitial de privilegio que había alcanzado.

Su altísima efectividad en la zona donde se decidían los resultados hizo que también fuera habitual integrante de los seleccionados argentinos, en épocas de pocas alegrías y mucha desorganización. Fue suplente en el Mundial de Suecia 58 y titular en el de Chile 62, donde gritó su único gol en la máxima cita futbolera. Hizo el descuento en una derrota por 3-1 ante la poderosa Inglaterra de Bobby Charlton y Bobby Moore.
El pase de Sanfilippo a Boca
La rivalidad de San Lorenzo con Boca ya era fuerte a principios de los 60, cuando Alberto J. Armando sacudió el mercado de pases en 1963 con la contratación del Nene a cambio de 25 millones de pesos. Se trataba de una fortuna para ese momento. La noticia fue un martillazo para el corazón cuervo, donde José ocupaba un lugar destacado. Para peor, en el primer cruce, lo expulsaron y se retiró del campo besando la camiseta azul y oro.

En Boca le costó la adaptación, al margen de su jerarquía, como les ha ocurrido a otros colegas. En el plantel, además, había figuras de renombre en materia ofensiva: el citado brasileño Valentim, Norberto Menéndez, un ya veterano Ernesto Grillo y un joven que contaba con el favor de la tribuna, Ángel Clemente Rojas.
Sanfilippo se ganó los minutos a fuerza de goles. En la Copa Libertadores, entonces como ahora la prioridad del club, aportó siete tantos, incluidos los tres de la final perdida ante el Santos de Pelé y Coutinho (3-2 allá, 2-1 acá). Para compensar la tristeza por esa derrota, fue autor del 1-0 con el que Boca le quitó a River la posibilidad de ser campeón y le dejó el título servido a Independiente.
Su etapa en Boca Juniors concluyó abruptamente en 1964, después de una discusión con el técnico xeneize, Aristóbulo Deambrosi, que el Nene resolvió metiéndole un trompazo de nocaut. Armando, pese a su devoción por Sanfilippo, decidió venderlo por mucha menos plata de la invertida.
Uruguay, Argentina y Brasil
La carrera de Sanfilippo continuó en Nacional de Montevideo, donde amagaba transformarse en goleador histórico cuando una grave lesión lo dejó al margen. Regresó a Banfield y, como siguió rompiendo redes, vinieron a buscarlo de Brasil. Allá jugó en Bangú y Bahía, haciendo lo que más sabía.
Andaba por los 36 cuando, sin rencores de uno ni otro lado, volvió a San Lorenzo. Y se dio el gusto de gritar ocho veces en un 1972 inolvidable para los azulgranas que concluyó con festejos en Metropolitano y Nacional. Tal era su popularidad que ese mismo año fue invitado a acompañar el retorno del general Juan Domingo Perón al país, tras su largo exilio.
Ese fue el primer acercamiento formal de Sanfilippo a la política. Ya de grande, después de algunas polémicas intervenciones en paneles televisivos, se animó a postularse para diputado. No le fue bien.
Ya retirado quiso imponer un invento, El Sanfigol. “Lo llevé a San Lorenzo, lo tenía en mi casa. Es un jaulón rectangular con un arco de futbol profesional y dos arquitos de 80 por 80 contra cada palo. Y tenés que definir en cada uno de esos arquitos”, explicó alguna vez.
Y expuso, fiel a su estilo: “Estuve por llevarlo a China pero se enfrió un poquitito. Alguna vez se lo quise donar a todos los clubes de futbol para que los chicos aprendan. Vos no le podés errar al arco, que tiene siete metros; si le errás al arco sos un burro”, dijo el mismo que criticó alguna vez a Martín Palermo por tener “los pies de mármol”.
O el que armó un escándalo televisivo cuando criticó duramente a Sergio Goycochea después del 0-5 de la Selección Argentina contra Colombia. “Pibe, te comiste todos los amagues”, le dijo a Goyco antes de que llegaran Diego Maradona y Carlos Bilardo al estudio de Tiempo Nuevo (el programa de Bernardo Neustadt) para defender al arquero.
Su especialidad estaba dentro del área, allí donde castigó a arqueros de todos los colores durante casi dos décadas. Así hay que recordarlo.
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