Vivir con miedo: es enfermera, se contagió 3 veces de coronavirus en 7 meses y no puede vacunarse

La Matanza. Sociedad
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3 de junio de 2021

Carolina Silvero tiene 45 años y trabaja en el Hospital de Niños de San Justo. Ya perdió cuatro turnos para la primera dosis, por ser positiva de Covid-19 o estar con secuelas, situaciones en las que no recomiendan inocularse.

Siempre supo que, por su trabajo como enfermera en el Hospital de Niños de San Justo, corría riesgos. Como todo el personal de salud que se encuentra luchando contra el coronavirus desde hace 14 meses, Carolina Silvero (45 años) se expone a los contagios todos los días. Por eso, podía esperar que en algún momento un hisopado le diera positivo. Lo que sí resultaba difícil de prever para esta vecina de Isidro Casanova era que se iba a contagiar tres veces en siete meses. Hoy, vive con miedo. Porque, además, perdió cuatro turnos para vacunarse, ya que cuando le llegaban las citaciones estaba cursando la enfermedad o con secuelas importantes, por lo cual los médicos le recomendaban que no se aplicara la dosis.

Todo empezó el 10 de agosto de 2020, cuando contrajo coronavirus por primera vez. En ese momento transitó la enfermedad con síntomas leves, pero ya este año, en enero, se volvió a contagiar. Y la tercera vez llegó en marzo. Así, su salud se fue complicando, con consecuencias graves a nivel respiratorio. Tanto, que dijo que “más allá de las secuelas, agradezco a Dios que lo puedo contar”.

Carolina ejerce su profesión desde hace 16 años, y lleva 15 años haciéndolo en una de las terapias de neonatología del Hospital de Niños de San Justo. En todo ese tiempo, y hasta que comenzó su pesadilla por el coronavirus, no faltó casi nunca a su trabajo, porque no le gusta hacerlo y principalmente porque nunca tuvo problemas de salud que la obligaran a eso. “Jamás necesité pedir médico por algún tema grave y mucho menos por alguna enfermedad respiratoria”, contó.

Si bien tiene diabetes tipo 2 (es decir que requiere medicación, pero no aplicación de insulina), siempre mantuvo los valores controlados, y no estaba anotada como persona de riesgo para recibir la vacuna.

Todavía tiene secuelas por el coronavirus

Una vez que tuvo el alta, esta enfermera casada y que tiene un hijo de 12 años, se reincorporó al trabajo, pero la sintomatología nunca desapareció del todo. “Tenía cansancio y agotamiento, aunque son secuelas que los médicos indican que pueden quedar. Además, cuando llegaron los días de calor yo relacionaba algunas molestias que sentía con el uso del aire acondicionado en el hospital y los cambios bruscos de temperatura”, contó.

Carolina, junto a otras dos enfermeras, en la terapia de neonatología donde trabaja.
Carolina, junto a otras dos enfermeras, en la terapia de neonatología donde trabaja.

Pero al ver que no mejoraba, e incluso al sentirse cada día un poco peor, en enero de este año decidió hisoparse otra vez. Y ahí llegó el segundo positivo. Para ese entonces la campaña de vacunación para personal de salud ya había comenzado y Carolina tenía un turno asignado para el 8 de enero. Sin embargo, ante el contagio, no pudo aplicarse la dosis. “El día 7 recibí el resultado del hisopado, así que no pude asistir”, precisó.

Para colmo, ese segundo contagio fue mucho más fuerte: “Fue horroroso, más allá de que no estuve internada. Pero pasé muchos problemas respiratorios. Cundo me hicieron la radiografía vieron que mis pulmones estaban muy mal”.

Del miedo a la emoción: con 58 años y tras dos meses en estado crítico, logró vencer al Covid-19

A causa del Covid-19, sus defensas le bajaron y quedó débil y muy expuesta a un nuevo contagio. Así, en marzo llegó el tercer positivo. “Mi marido, que es docente, se contagió primero. Y aunque intentamos mantener el aislamiento, me lo agarré de nuevo”, contó. Y aseguró que “nunca me logré recuperar del todo”.

Todavía hoy en día mantiene una tos seca casi constante, que es una de las marcas que le dejó la enfermedad. “La última vez también fue terrible y me la pase en la cama, con bastante fiebre por momentos. No podía dormir por las noches. Estuve con corticoides, antibiótico, aparte del antitérmico. Y después comencé con los estudios más específicos con una neumonóloga”, detalló. Y agregó que “lo más increíble es que en diciembre, cuando me hice un cheque completo, todos los resultados me dieron bien”.

El miedo de la enfermera por no estar vacunada

Desde ese momento, perdió otras tres oportunidades para vacunarse. “Los médicos dicen que si una persona está contagiada o atravesando secuelas graves es mejor que no se aplique la dosis, porque podría ser contraproducente”, explicó.

Ahora, para ver en qué estado se encuentra y que los especialistas decidan si puede o inocularse cuando le llegue un nuevo turno, está esperando el resultado de una fibrobroncoscopía, que es un estudio invasivo para examinar en profundidad el estado de los pulmones con resultados más específicos de los de una tomografía. “Quedé con mucha molestia en la garganta, porque es un estudio muy molesto. Pero tenía que hacérmelo. Así que ahora veré qué dicen los médicos”.

Con su marido y su hijo, Carolina formó la banda “Los tres Silbados”. Sueña con volver a ensayar.
Con su marido y su hijo, Carolina formó la banda “Los tres Silbados”. Sueña con volver a ensayar.

Mientras tanto, Carolina continúa en su casa, tratando de salir lo menos posible y a la espera de una recuperación plena. “Desde enero que estoy encerrada casi totalmente. Tengo miedo. Apenas voy a hacerme los estudios médicos, pero no veo a mis padres ni a mis hermanas porque no quiero ni correr riesgo ni contagiarlos”, dijo. Y se lamenta porque “sé que estar en compañía ayuda a recuperarse anímicamente”.

Junto a su marido y su hijo, integran “Los tres Silbados”, una banda familiar que formaron. Y lo que más anhela es volver ensayar y a cantar. Es una parte fundamental de su vida, y sabe que la ayudará a sanar. “Soy una persona híper activa, y lo único que quiero es recuperarme. Verme como estoy ahora, casi sin moverme, hace que me sienta todavía peor. Pero le voy a buscar la vuelta y haré todo lo que me digan los médicos para estar bien”, aseguró.

Respecto a su profesión, admitió que “mi familia me pide por favor que no trabaje más. Pero es lo que yo amo hacer, aunque estemos en la primera línea de esta lucha en el Hospital de Niños. Ojalá algún día nos den reconocimiento de verdad”. Y finalizó con un ruego: que su historia “sirva para tomar conciencia sobre la magnitud de la pandemia. No puedo creer que todavía haya gente que no cree en el coronavirus”.

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