Es de Temperley y festejó en el Azteca con Maradona: la historia del jugador fantasma de México 86
Ex futbolista, Gustavo Rikpe hizo las Inferiores en Boca. Después de una lesión prematura, dejó el deporte y se transformó en empresario en Santa Fe: viajó al Mundial y terminó festejando con el Diez en el Estadio Azteca.
Todos los flashes del Mundial 1986 se fueron con Diego Maradona y no era para menos. Infinitamente menos famoso, Gustavo Jorge Ripke también tiene una historia particular para contar. Es que detrás del Diez, de la corrida de Jorge Burruchaga, de los pases del Negro Enrique, de la estrategia de Carlos Bilardo, del cabezazo goleador y la resistencia heroica del Tata Brown, hubo un jugador del que nadie sabía pero que no dejó de ser importante. Un jugador fantasma nacido en Temperley.
La historia de Gustavo Ripke: de Temperley al mundo
Ripke nació el 3 de enero de 1948, doce años antes de que en Villa Fiorito comenzara la vida de Diego Maradona. La Zona Sur siempre estuvo atravesada por el fútbol y Gustavo dio sus primeros pasos en Arsenal de Llavallol, un club que por aquel entonces funcionaba como una filial de Boca. De esa cantera salió, entre otros, Ángel Clemente Rojas.
Con capacidad para desenvolverse en la defensa o el medio, llegó al Xeneize en 1968 y fue parte de la Reserva. Tuvo como compañero a uno que alcanzaría dimensión de ídolo, Rubén José Suñé, el Chapa. Sin lugar en el primer equipo, continuó su carrera en Mar del Plata, con la camiseta de Aldosivi, y allí logró debutar en Primera División.
Su mejor momento fue entre 1971 y 1973, cuando sumó más de cien partidos con Colón de Santa Fe. Es especialmente recordado por simpatizantes sabaleros un equipazo del Nacional 72 liderado por Humberto Zucarelli y con Edgardo Di Meola como goleador.
Sin embargo, la carrera de Gustavo Ripke no terminó de la mejor forma: una fractura de tibia y peroné en 1973, con apenas 25 años, lo obligó a dejar la actividad profesional de manera prematura. Ni siquiera un fugaz intento de vuelta en Los Andes pudo reimpulsarlo. El fútbol le tendría una recompensa reservada…
El salto a la fama de Ripke, con Diego Maradona
Ya definitivo su retiro e instalado en la provincia donde hizo su principal desarrollo como futbolista, Gustavo Ripke siguió ligado a las canchas: abrió una fábrica de indumentaria deportiva en la capital santafesina. Con mucho trabajo y esfuerzo, se formó como empresario y pudo darse un lujo en 1986: acompañar a la Selección en el Mundial de México. Lo hizo en verdad como parte de un equipo periodístico, de la radio LT3 de Santa Fe, que fue a cubrir la Copa del Mundo.
Su pasado como futbolista le jugó a favor. Fue uno de los pocos que tuvo permiso para entrar todos los días al predio del club América, donde la Selección estaba concentrada. Incluso participaba de picados que armaba el cuerpo técnico con otros ex jugadores y dirigentes (los hijos de Julio Grondona, por caso).
Según contó el propio Rikpe, dijo tener “un montón de fotos con Diego” durante el Mundial. “Aprovechaba para sacarme después de cada entrenamiento. El utilero me dejaba la 20 de Tapia, la camiseta de Pasculli, la de Borghi, camisetas de entrenamiento, etcétera, porque el utilero me decía: ‘Vos fuiste jugador y la vas a saber valorar’”, rememoró.
La buena fortuna también acompañó a Carlos Bilardo y sus dirigidos. Tras superar la fase de grupos, eliminar a Uruguay en octavos, a Inglaterra en el memorable partido de cuartos y a Bélgica en semi, Argentina alcanzó la instancia decisiva para enfrentarse a Alemania. Y allí, en las tribunas del mítico Estadio Azteca, Ripke se sentó en primera fila con una camiseta oficial de la Selección, algo no tan habitual para la época.
El partido fue un torbellino de emociones. El 2-0 parcial, la reacción de los alemanes hasta alcanzar el empate, la corrida de Burru para el 3-2… Y cuando el árbitro marcó el final, Ripke no pudo contenerse: saltó al campo de juego del Azteca a dar la vuelta con todos los jugadores. Siempre, claro, con su camiseta también puesta. Y pareciendo un jugador más.
La locura desatada por los festejos ayudó a Gustavo. En medio de la confusión, pasó como si fuera un integrante más del plantel de los campeones. Abrazo va y abrazo viene, terminó al lado del mismísimo Diego: “Mi sueño se cumplió cuando pude llevar la Copa junto con Maradona, él con su mano izquierda y yo con la derecha. Me acuerdo de esto y todavía se me pone la piel de ave, ja. Además, como para todos los demás yo era un jugador más de la Selección, hasta pude llegar a los vestuarios”.
Esa tarde del 29 de junio de 1986 fue de gloria para toda Argentina. Fue de festejo para los jugadores. Y fue soñada para Gustavo Ripke: con un disfraz improvisado, logró colarse en los festejos, aparecer en las fotos de Maradona con la Copa, dar la vuelta al lado del Diego y hasta colarse en el camarín con todos los campeones, a quienes abrazó uno por uno. Cuando volvió al campo de juego del Estadio Azteca, la gente seguía saludándolo y felicitándolo, como si fuera un jugador más.
“Me meto en el vestuario y recuerdo que lo habían agarrado al masajista, le tiraban agua. De pronto, siento los ruidos de los botines y venía Rummenigge a cambiar la camiseta con Maradona, me mira y me dice ‘congratulations’ porque pensaba que era jugador. Miraba para todos lados y quería que alguien lo registrase. En ese momento no habían habilitado el ingreso de los periodistas, no había celulares, no pude tener esa foto”, narró, todavía risueño.
Lo que no logró como futbolista profesional, Gustavo Ripke lo consiguió como hincha. Tanto que años después se encontró con Maradona en una fiesta, cuando Diego estaba aún en el Napoli. «Fiera, en Nápoles me regalaron unas fotos espectaculares y todos me preguntan quién es el que está conmigo», recordó el vecino de Temperley que, a su modo, también fue campeón del mundo.