Qué es de la vida de Sergio Saturno, el jugador que fue campeón en Boca y patentó una jugada increíble antes que Ronaldo y Ronaldinho
Se hizo famoso por la “bicicleta” que usaba como recurso en su puesto de wing derecho. Fue campeón con Boca en 1992, donde se hizo amigo del Beto Márcico. Es uno de los DT que Riquelme echó apenas asumió en el club.
Sergio Saturno con el Beto Márcico: se hicieron grandes amigos cuandok jugaron juntos en Boca.
Como varios de los ocupantes más prestigiosos de la posición, a Sergio Saturno lo bautizaron Loco cuando empezó a transitar el costado derecho en los campos muchas veces polvorientos del Ascenso. Pronto incorporaría nuevos apodos, los que se hicieron muy famosos en su paso por Boca Juniors, donde fue campeón en 1992.
Sin el arte para engañar marcadores de Oreste Corbatta o hacerlos enojar de Elio Montaño, sin la gambeta poética de Raúl Bernao ni la habilidad arrabalera del dos veces mundialista René Houseman, Saturno se las arregló para ganarse un nombre en la segunda categoría del fútbol argentino.
Saturno, Larva o Bicicleta
Y a medida que se volvió conocido, entre el ingenio de algunos compañeros y la creatividad de algún cronista, le llegaron nuevos bautismos. Uno fue Larva, casi despectivo, relacionado con sus pelos revueltos y su barba despareja. Otro mote, de raigambre más deportiva, fue Bicicleta. Aludía a su habitual acción de pasar un pie por encima del balón para picar con el otro y eludir al rival.
Incluso se considera un precursor de una jugada que años más tarde se les vio hacer a dos monstruos del fútbol brasileño. “¿Ronaldo y Ronaldinho? Esos la cobraron más cara a la Bicicleta, eh. Se puede decir que fui el antecesor, aunque no creo que me la hayan copiado. Es algo que surge, no se puede imitar”, admitió Saturno.
Hizo las Inferiores en Talleres de Remedios de Escalada, donde debutó en primera división. Y fue allí donde empezó a soltar la famosa bicicleta. “Yo quería jugar de 9 pero me ponían de extremo por derecha. Antes iban todos para el arco, no había jugadas armadas para que el wing quedara mano a mano y desbordara, entonces me aburría. Ahí dije ‘tengo que inventar algo’ y surgió esa jugada. Me divertía haciéndola, me salió bien y la hice característica. Toda mi vida la tiré, incluso en mi primer partido en Primera; pero en Gimnasia, Huracán y Boca se popularizó”, recordó.
Su legajo dice que luego de Talleres pasó por El Porvenir, Los Andes, Colón de Santa Fe, Rosario Central, Lanús, Gimnasia y Esgrima La Plata y Huracán fueron los destinos laborales de Saturno en nuestro país, con una escala internacional en Colombia (Atlético Bucaramanga).
Cuando ya parecía un típico delantero del Ascenso, rápido, guapo para bancarse la que viniera y con cierto oportunismo para aprovechar situaciones favorables dentro del área, le llegó la oportunidad que nunca hubiera imaginado.
El paso de Sergio Saturno por Boca
El uruguayo Oscar Washington Tabárez, un pionero en la búsqueda de atacantes que también ayudaran a defender, lo sumó como refuerzo al Boca que en 1992 procuraba cortar una sequía de más de una década sin títulos locales. Y de ese modo Saturno -próximo a cumplir 32 años, una edad entonces asociada al retiro- se vistió de azul y oro.
Si a grandes figuras de este deporte les ha costado adaptarse a las exigencias del club y repetir allí los niveles alcanzados en otros lugares, Sergio Omar no fue una excepción. Pese a ello, su permanente sacrificio, la vocación para correr desde el primer minuto hasta el último y la perseverancia fueron suficientes para que el Jugador Número 12 lo reconociera. Y hasta ovacionara alguna de las famosas bicicletas, al margen del desenlace exitoso o frustrado.
Boca al cabo se consagró en el Apertura de aquel año y Saturno salió en las fotos del inolvidable festejo, al lado de los integrantes más destacados de aquel plantel. En las dos fechas finales, contra Platense y San Martín de Tucumán, ingresó en el segundo tiempo.
Con Carlos Navarro Montoya, Juan Simón, Blas Giunta, Alberto Márcico y Sergio Martínez, por citar a los principales, se ha reunido en muchas de las conmemoraciones de ese título, celebrado como pocos por una generación de simpatizantes muy sufridos que, encima, padecieron los logros del clásico adversario.
Pero es Márcico uno de los grandes amigos que le dejó su carrera como futbolista. De hecho, el propio Beto lo marcó una de las dos amistades que cosechó, junto con Giunta. Los tres trabajaron juntos como cuerpo técnico en Nueva Chicago.
Qué es hoy de la vida de Saturno
Ese vínculo fuerte con Boca le permitió regresar a la institución, ya retirado como jugador tras un corto paso por Platense, en su carácter de director técnico de las divisiones menores. Unos cuantos de los futbolistas que hoy alternan en la Primera xeneize estuvieron bajo su mando cuando eran pibitos de 14/15 años.
En 2019, con la asunción de la Comisión Directiva encabezada por Jorge Amor Ameal y la puesta en funcionamiento de un Consejo de Fútbol supervisado por Juan Román Riquelme, Saturno dejó de trabajar en la entidad. Al momento de su salida era el entrenador de la Quinta. Fue uno de los tantos exjugadores del club despedidos por la actual conducción, algunos icónicos, como el caso de Rolando Schiavi.
«Llegó la nueva dirigencia y me sacaron. Me llamaron por teléfono y me dijeron que no seguía. Me llamó (Alfredo) Cascini y me dijo que, para que no me entere por el periodismo, me lo decía él. Quedaba afuera del club después de catorce años. Diez campeonatos gané en Boca«, expresó.
Golpeado por esa pérdida, Saturno buscó reinsertarse en el ambiente y consiguió el objetivo en otro de los clubes donde supo dejar gratos recuerdos como futbolista. Huracán lo recibió con las puertas abiertas para que se ocupara de ayudar en la formación de los chicos que llegan con su bolso lleno de ilusiones al predio de La Quemita.
Y allí, cerca de la avenida Perito Moreno, se lo puede encontrar todas las mañanas, en ese espacio donde por estos días se sienten un poco más los primeros fríos del invierno. Bicicleta Saturno, igualmente, la pasa bien. Construyó en su larga carrera una imagen de tipo querible y esforzado. Por eso en casi todas partes se lo trata con calidez.
