San Lorenzo, Lanús y el partido que cambió el rumbo de un equipo que pasó a la historia del fútbol argentino
El encuentro, jugado bajo un diluvio en La Fortaleza de Guidi y Cabrero, también tuvo un vendaval de goles: ocho en un tiempo. Después de aquella noche, se encadenó una racha muy difícil de igualar.

El festejo de San Lorenzo en la noche de Lanús.
Lanús y San Lorenzo cerrarán el programa de este sábado en el Clausura, desde las 21.15, en La Fortaleza sureña. Cuarto y quinto en la tabla de posiciones del Grupo B, con 17 y 16 puntos, ninguno de los dos se ha caracterizado hasta aquí por su poderío ofensivo. Los locales suman nueve goles y sus rivales llevan ocho, cumplidas ya una decena de fechas del segundo certamen del año.
Con ese antecedente y las características que han mostrado ambos hasta aquí, todo sugiere que veremos un partido de bajo tanteador. Siempre hay lugar para sorpresas, por supuesto. Alguna vez, además, Lanús y San Lorenzo protagonizaron un inolvidable espectáculo que terminó 5-4 para los de Boedo y les sirvió de plataforma para la conquista de uno de sus tres torneos locales en este siglo.
El Cabezón Ruggeri afuera, el ingeniero Pellegrini adentro
No empezó bien aquel 2001 para San Lorenzo. Las diferencias entre el técnico Oscar Ruggeri y el presidente Fernando Miele, tipos muy temperamentales, alcanzaron un pico. El hoy panelista de televisión decidió irse y el equipo se quedó sin entrenador en la previa del Clausura. Asumió de manera interina Víctor Hugo Doria, defensor en la década del 70. Un empate 2-2 ante Gimnasia y Esgrima en La Plata y una victoria 2-1 sobre Newell’s Old Boys, como local, fue la cosecha de ese arranque. Bastante bien por cómo venía la mano.

Al margen de ese saldo positivo y de que la situación económica del club no era holgada, si es que alguna vez lo ha sido en los últimos 50 años, Miele desistió de continuar con el interinato de Doria e invirtió en la contratación de un entrenador casi desconocido en Argentina: Manuel Luis Pellegrini, chileno, futbolista de larga trayectoria en su país, recibido de ingeniero y con la referencia cercana de una destacada campaña al mando de la Liga Deportiva Universitaria de Quito.
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El estreno de Pellegrini estuvo lejos de ser el soñado: derrota 2-0 frente a Racing Club en Avellaneda. ¿A quién se le ocurrió traer a este tipo como DT?, habrá preguntado más de un hincha del Ciclón tras ese debut adverso. Luego de un par de triunfos ajustados, las dudas renacieron a raíz de un pálido 1-1 en casa con Huracán.
Viernes, diluvio, Lanús, San Lorenzo y una noche a puro gol
Por la séptima fecha de un Clausura 2001 que perfilaba al River Plate de Américo Rubén Gallego como gran candidato, el Ciclón visitó a Lanús. Se jugó el viernes 16 de marzo, bajo una intensa lluvia. Leandro Romagnoli adelantó al visitante, con un gran remate desde la medialuna, al cabo de un primer tiempo que registró pocas acciones de consideración.
La segunda etapa empezó con todo. Lanús igualó a través del paraguayo Denis Caniza, uno de sus centrales. Bernardo Romeo le devolvió la ventaja a San Lorenzo. Volvió a empatar Santiago Hoyos, el otro zaguero granate, y nuevamente Romeo puso arriba a los dirigidos por Pellegrini. ¡Todo eso ocurrió en apenas 10 minutos!

Empujado desde el banco por los gritos del Bambino Veira, justamente un ídolo cuervo, Lanús siguió yendo al frente. Gracias al incisivo Silvio González logró el 3-3 y, casi de inmediato, el 4-3. Vestido con jean y una campera azulgrana que lo protegía de la tormenta, el ingeniero Manuel Pellegrini tal vez se haya preguntado en ese momento: “¿Para qué diablos acepté venir acá?”.
La derrota estaba a corta distancia cuando Raúl Pipa Estévez, vital en aquella campaña, clavó el 4-4 después de una serie de rebotes. Había una emoción más. Un cabezazo bombeado de Horacio Ameli, en el tercer minuto de descuento, le permitió a San Lorenzo llevarse los tres puntos e iniciar un despegue que lo impulsaría hasta el título. Ese 5-4 heroico fue una inyección anímica fundamental.
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