Morón: robos y polémica por una feria cada vez más grande que funciona frente a una universidad
La Universidad de Morón le reclamó al municipio por la delicada situación que se vive en la Plaza de la Cultura, en pleno centro del distrito. Denuncian inseguridad y superpoblación de manteros. Qué respondió la Comuna.
La situación en la Plaza de la Cultura, frente a la sede de la Universidad de Morón, ya está en un momento de desmadre casi total, al punto que las autoridades de la casa de estudios más importante del distrito han solicitado a las autoridades de la Comuna para que intervenga y ponga orden en ese espacio público que hoy se parece más a un hormiguero de manteros y gente que vende todo tipo de productos que a un lugar para el disfrute familiar.
La Plaza de la Cultura se ubica en pleno centro de Morón, a unos 100 metros de la estación del tren Sarmiento. Está pegado a la Universidad de Morón.
Emplazada entre las calles Maestra Cueto, Cabildo, Crisólogo Larralde y Salta, fue inaugurada en 2015 luego de una serie de reformas en la zona y desde su concepción y por su ubicación, fue pensada como un espacio de esparcimiento para la comunidad educativa.
Pero la pandemia cambió todo. Y pasó de ser una pequeña feria de artesanos a transformarse en una inmensa masa de manteros que se instaló allí, vendiendo desde ropa usada y accesorios, a artículos de higiene, comestibles y todo tipo de cosas.
Ante eso, muchos feriantes y vecinos coinciden en que en el último tiempo se sumaron muchos más personas que, en su mayoría, no son de Morón, y que en la zona se reiteran los robos.
El reclamo de la Universidad de Morón por la feria
Ante el cuadro complicado que se vive, desde la casa de altos estudios salieron a exponer la situación enfatizando que el edificio y la comunidad educativa se perjudica ante ese escenario.
«Es algo con lo que, quizás, nos malacostumbramos a convivir como parte de la situación que nos dejó la pandemia. Entendemos y somos sensibles a cada historia que hay detrás de esa feria, pero también tenemos claro que es un espacio público que se construyó con otros fines y que la universidad ha perdido dos entradas: la de Cabildo y la de Cueto», apuntó Pablo Navarro, secretario general de la UM.
El directivo, además, indicó que la institución también comenzó a recibir inquietudes en torno a la inseguridad en la zona. «Hay muchos estudiantes asaltados en las inmediaciones de nuestra sede. Sobre todo, en cercanías de las vías del tren Sarmiento. Robos de celulares, principalmente. No lo vinculo a la feria, sino al ecosistema que se fue armando en este tiempo. Si el espacio público estuviera ordenado y hubiera presencia policial, eso no pasaría», explicó Navarro a Primer Plano On Line.
«Nosotros no tenemos potestad de resolver esto, pero sí la responsabilidad de exigir que se resuelva. El rector, Héctor Porto Lemma, le mandó una carta al intendente Lucas Ghi pidiendo una respuesta sobre un fenómeno que no arrancó en esta gestión pero que sí se agravó en los últimos tiempos», indicó Navarro.
Y el secretario de Gobierno local, Diego Spina, explicó: «Tenemos la responsabilidad de resolverlo. Hay que intervenir la plaza, que fue pensada para los estudiantes, y repensar el espacio urbano. Estamos buscando una solución para la feria, porque son seres humanos también. Pensamos en alternativas consensuadas, que es lo que también plantea la Cámara de Comercio, que también reclamó el problema».
Y agregó: «Determinamos que casi el 80% de los vendedores no son del Partido de Morón, pero sí son seres humanos. Tenemos un relevamiento de quiénes tienen acciones sociales y cobertura del Estado, y quienes no, quienes podrían llegar a tenerlas y quienes pueden reconvertirse en mano de obra para el mercado. Pero hay cada vez menos asistencia del Estado nacional y todo recae en el Estado municipal. Una de las alternativas que manejamos es trasladarlos a otra plaza».
El controversial tema debería caer en el Concejo Deliberante local, donde según se supo una de las alternativas encontradas como solución sería determinar el número exacto de trabajadores informales y llevarlos al Paseo de las Artes, dándole prioridad a los vecinos artesanos del distrito.
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