El taxista de Sarandí que violó a una pasajera: lleva 7 años prófugo y aumentan la millonaria recompensa
Se trata de Tito Franklin Escobar Ayllon, boliviano de 51 años que está acusado de atacar sexualmente a una chica de 20 años en 2015. El Ministerio de Seguridad de la Nación elevó la cifra por datos sobre su paradero.
Tito Franklin Escobar Ayllón, taxista boliviano de 51 años, huyó de su casa en Sarandí, en el sur del Conurbano, en 2015, y sigue prófugo de la Justicia hasta el día de hoy. Se lo busca por un aberrante abuso sexual cometido en el barrio porteño de Palermo, sobre una joven de 20 años.
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La víctima, Manuela Ponz (que en ese momento tenía 20 años), había abordado el auto marca Chevrolet modelo Spin de la empresa “Premium” conducido por el acusado, cuando salía de un bar de la zona de Colegiales. Se quedó dormida en el asiento trasero y vivió treinta minutos de horror cuando el hombre se abalanzó sobre ella y la violó.
Para cuando la Policía fue a buscar a Escobar Ayllón, no lo encontró: ya no cobraba los beneficios sociales que percibía, huyó de su vivienda en Sarandí, dejó de trabajar con la empresa de taxis de la comunidad boliviana para la cual conducía y el auto fue encontrado en el barrio porteño de Balvanera, donde también el imputado tenía un domicilio. El caso se esclareció rápidamente: su mujer reveló ante una comisaría local que él le había confesado el abuso sexual.
El misterio del paradero del taxista de Sarandí
A siete años de aquel episodio, el Ministerio de Seguridad de la Nación aumentó la recompensa a $5 millones para quien aporte datos sobre su paradero. Sobre el acusado pesa una orden de captura nacional e internacional desde abril de 2015 por el delito de abuso sexual agravado.
Manuela presentó un libro llamado «La mala víctima», en el que relató la horrible experiencia que sufrió. «Lo arranqué dos meses después de lo que me pasó y entendí que lo que me estaba pasando a mí, le pasaba a muchas mujeres. Para mí ese libro fue clave para construir otra imagen de lo que se puede ser después de un abuso sexual, sin quitarle la importancia que tiene”, manifestó.
Y confesó: «Esos recursos me ayudaron a salir de mi casa porque yo estaba muy triste y deprimida. Los 20 son la edad en la que una tiene que estar saliendo con amigas, divirtiéndose y, lo peor que te puede pasar, es que te rompan el corazón; no todo lo que me estaba pasando a mí. Yo hablaba con gente que conocía y tenía la sensación de que no me creían lo que me había pasado o de que, si me pasó, había sido por mi culpa. Es terrible porque terminás sospechando de vos misma».
En relación a la causa, expresó con indignación: «Nunca estuvieron ni cerca de decirme dónde está. Pasaron cuatro años desde que supe por última vez del Juzgado N°2. Siempre que pedí medidas las ordenaron. El problema es que los recursos son escasos».
El paradero del taxista sigue siendo un misterio. Logró durante estos siete años mantenerse oculto y las pistas que fueron surgiendo, no terminaron llevando a ningún lado. «Puede estar en Bolivia, su país de origen, como en cualquier otro lugar del mundo», manifestaron fuentes del Ministerio de Seguridad de la Nación. Ya lo fueron a buscar a ese país, pero los datos con los que contaban no fueron certeros. No hay registros de él en Migraciones y los agentes de Interpol esperan órdenes de la Justicia para realizar nuevos operativos de búsqueda.