Mi Club, un ícono de Banfield desde hace siete décadas: cómo es el boliche donde nacieron muchas historias de amor
Fue fundado en 1950 y muchas parejas se conocieron en su pista de baile. Durante la pandemia del Covid-19 estuvo cerrado por seis meses y debió transformarse, pero logró soportar la crisis y se mantuvo en pie.
La noche en la zona sur del Conurbano tiene en Mi Club, una de sus principales referencias. El boliche, que es un ícono en Banfield y alrededores, lleva más de 72 años siendo un espacio de encuentro para aquellos que salen a divertirse con música y baile. Su pista, además, fue escenario donde nacieron múltiples historias de amor por las que mucha gente considera al establecimiento como el «registro civil de Banfield».
Abrió sus puertas el 8 de junio de 1950 en un local de la calle Chacabuco 158, en la misma manzana donde está su actual ubicación a la que se mudó años después, en Cochabamba 249. En sus comienzos, manejaba un estricto código de vestimenta que solicitaba a los hombres concurrir con traje y a las mujeres con vestidos largos. Sin embargo, con el paso del tiempo se fue ajustando a las modas y costumbres de cada época.
Mi Club es considerado pionero en todo Sudamérica por ser el primer local en pasar «enganchados» de música y emplear juegos de luces para animar la pista de baile. Aunque las canciones que sonaban fueron cambiando, así como la vestimenta y hasta las formas de bailar; algo atravesó a todas las generaciones que fueron allí a divertirse: el boliche fue escenario donde se conocieron muchas parejas que siguen juntas hasta el día de hoy.
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De hecho, aunque el lugar tiene un marcado perfil «sub 40», lo cierto es que muchos adolescentes lo eligen para hacer allí sus fiestas de egresados y los jóvenes también deciden pasar las noches de fin de semana. Y aunque se trata de generaciones marcadas por la tecnología y las redes sociales, todavía sigue habiendo espacio para nuevas historias de amor que nacen entre canción y canción.
Las historias de amor en el emblemático boliche de Banfield
Daniel Britos tiene 55 años y le reveló al diario La Unión que fue en Mi Club donde conoció al amor de su vida. Él iba a bailar allí desde sus 25 años, en tiempos en los que no los dejaban pasar por no usar traje. Una noche la conoció a Cecilia, quien hoy es su pareja. «Ella me miró bailando americano con una chica y yo le hice un gesto para bailar juntos. En el cuarto tema y después de algo de charla, le di el primer beso. Siempre que vamos lo recordamos», contó.
Ella, por su parte, reveló que «yo vivía en Don Bosco e iba a Mi Club con algunas amigas, todas de zona sur. Tengo muy presente la noche en la que conocí a Daniel, me gustaba mucho cómo bailaba. Recuerdo muy bien cada paso que me enseñó y esas primeras canciones».
Tal es el cariño que ambos le tienen al lugar, que siguieron apoyándolo durante la pandemia del Covid-19, cuando la discoteca pasó quizás el peor momento de su historia: estuvo cerrada seis meses y ellos se prendieron como espectadores a las transmisiones de shows en vivo por redes sociales que no podían ser presenciales por la cuarentena. Luego, fueron cuando abrió convertido en restobar. Y volvieron a ir cuando, más tarde, se habilitó nuevamente la pista de baile.
Para Genaro Quatraro, un italiano que llegó a la Argentina en 1961, «ir a bailar los sábados era todo un ritual». En 1973, cuando tenía 18 años, fue por primera vez al boliche de Banfield gracias a la prima de un amigo suyo, que le había mencionado el lugar. Un año después, conoció a Laura: «El amor fue a primera vista, me impactaron sus ojos». Y se casaron en 1980 en la catedral de Lomas de Zamora.
El caso de Diego Gómez y Sonia Núñez es diferente. No se conocieron en la pista de baile pero sí por Mi Club. Es que hace tres años comenzaron a hacerse comentarios en un grupo de Facebook vinculado a la discoteca y terminaron conversando por privado. A ella le llamó la atención su foto de perfil y terminaron hablando cada vez más seguido hasta que se enamoraron y hoy siguen juntos.