A 50 años del debut Ricardo Bertoni en Quilmes, socio de Bochini y de Maradona que juega su partido más difícil
Era un chiquilín adolescente cuando irrumpió en noviembre de 1971. Su primera tarde triunfal fue el sábado 20, con un doblete en el 6 a 2 a Defensores de Belgrano. Ahora, a los 66, el crack le da pelea a una enfermedad.
Hace medio siglo, con apenas 16 años, Ricardo Daniel Bertoni inició su brillante carrera en el Conurbano bonaerense. Ladero de Ricardo Enrique Bochini en el Independiente Rey de Copas, compañero de Diego Armando Maradona en el Napoli y campeón del mundo en Argentina 78, con un gol suyo en la final, sus sueños deportivos empezaron a gestarse en Quilmes.
La familia de Bertoni abandonó su Bahía Blanca natal cuando él tenía un año y se mudó al municipio quilmeño, donde José -el padre- fue a trabajar en un corralón de materiales. El niño Ricardo pudo ir al colegio y luego al Industrial, pero su pasión estaba en el fútbol.
Comenzó las inferiores en Quilmes y se dio el gusto de ser campeón con la Quinta y con la Octava, dos de los tres títulos juveniles del Cervecero en su largo recorrido. Con el equipo del Sur del Conurbano debutó en 1971. Su aparición fue el 13 de noviembre, en una derrota por 3 a 1 contra San Telmo en la Isla Maciel; el chiquilín convirtió de penal el único gol de su equipo. Una semana más tarde, el sábado 20, fue su irrupción fulgurante: doblete en el 6 a 2 de local contra Defensores de Belgrano, en una tarde en la que César Bourrás hizo cuatro tantos. La leyenda había comenzado.
El Rey de Copas y Daniel Bertoni
Cuando llegó al Rojo, había otro pibito como él que recién se estaba sumando al primer equipo. Era Ricardo Enrique Bochini, con quien se hizo amigo dentro y fuera de la cancha: el Bocha, incluso, llegó a vivir en la casa de los Bertoni. En su primer año, el joven Ricardo Daniel se metió más rápido en el equipo que su compinche. Bochini jugó apenas un partido en la Libertadores 73, mientras que Bertoni llegó a participar de las finales contra el duro Colo Colo chileno.
Para fin de año, los dos ya eran titulares. Luego de una pared entre ambos que pasó a la historia, Bochini puso el 1-0 a diez minutos del final para que Independiente le ganara la Intercontinental a Juventus en el Olímpico de Roma. Su palmarés internacional con el Rojo fue glorioso: a los dos títulos de 1973 le sumó dos Libertadores más y dos Interamericanas. La particularidad es que todas las consagraciones fueron en distintos países.
Si bien no era uno de los jugadores más utilizados, Bertoni fue parte desde 1974 del seleccionado nacional conducido por César Luis Menotti. Al Flaco le interesaba ese wing capaz de abrirse para el desborde o cerrarse para sacudir de derecha e izquierda, con potencia y precisión, sin problemas de perfil.
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En 1977, su último año con el Rojo, explotó con la camiseta albiceleste (siete tantos en seis encuentros) y se adjudicó el título local que le faltaba. Después de un Metropolitano irregular, el Rojo llegó a la final del Nacional 77. Talleres ganaba 2-1 en Córdoba y a Independiente le habían echado tres jugadores: Bertoni otra vez se asoció con Bochini para una conquista inolvidable y el Rojo, dirigido por José Omar Pastoriza, se clasificó campeón con ese 2-2.
Campeón del mundo, fútbol europeo y compañero de Diego
Con tantos éxitos en su haber, a Bertoni lo vinieron a buscar desde Sevilla. Su punto cumbre en el fútbol se dio en el atardecer del 25 de junio de 1978. En tiempos de las camisetas ordenadas por orden alfabético, Bertoni (23 años, el número 4 en la espalda) convirtió durante la prórroga el 3-1 definitivo con el cual Argentina gritó campeón mundial en Buenos Aires ante Holanda. Antes, en la fría noche del debut, había hecho el 2-1 frente a Hungría.
En España tuvo dos buenas temporadas y se marchó a Italia. En la Fiorentina jugó cuatro temporadas y en la 81-82 estuvo a un punto de consagrarse, aunque el Scudetto finalmente quedó para la Juventus y se transformó en uno de los pocos pendientes de la carrera de Bertoni. En el medio fue a España 82, una cita llena de contratiempos: aun así, anotó dos goles más y hasta el día de hoy se ubica entre los 12 máximos goleadores de Argentina en Mundiales.
Previo a su retiro en 1987, cuando jugaba para Udinese, Bertoni se dio el lujo de ser parte del Napoli que revolucionó el Calcio. Si bien no llegó a integrar los planteles campeones, completó un muy buen primer certamen en el que fue segundo goleador del equipo detrás de Diego Armando Maradona. Junto al 10 formaron una buena dupla que se mantuvo un año más, hasta que Bertoni dejó Nápoles.
El retiro, la búsqueda constante y una enfermedad
Tras un descuento de nueve puntos que provocó el descenso del Udinese, una charla con su mujer lo llevó a tomar la decisión de dejar el fútbol luego de 16 años de carrera, 175 goles y ocho títulos, entre ellos el más importante. Estuvo cerca de llegar a Boca por iniciativa de Menotti, pero el DT terminó dejando el cargo y se esfumó esa posibilidad. A partir de ahí, nunca pudo instalarse en algún puesto vinculado a su pasión.
Fue director técnico en Los Andes, donde solo duró cuatro partidos. También dio una mano en Independiente a mediados de 2004, cuando falleció otro ídolo del Rojo: el Pato Pastoriza. Su desempeño no fue bueno y acabó yéndose al cabo de 16 fechas, en las que consiguió apenas cinco victorias. Paradójicamente, su debut fue ante Quilmes en una derrota por 1-0.
En otros trabajos, también se dedicó a la búsqueda de jugadores para la Fiorentina y fue panelista de Fox Sports, en el programa La Última Palabra. Al igual que su padre, quien tuvo que mudarse lejos para conseguir una mejor posición, Ricardo Daniel Bertoni también se las rebusca.
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Pero a 50 años de su debut, el foco de su vida pasa por darle pelea a un cáncer de próstata por el que está en pleno tratamiento. “Tengo una linda familia, ahora tengo dos nietos, he pasado momentos difíciles también, en el último tiempo tuve problemas de salud, gracias a Dios estamos bastante bien, es una enfermedad cruel pero puedo salir”, admitió el ex campeón del mundo, quien se ha sometido a tratamientos en el Instituto Fleni.
Incluso desde su lugar también se preocupa por el bienestar de otros ex compañeros. Tanto que formó una «asociación de ex jugadores de élite de selecciones y ex selecciones», en la que es el presidente. «La idea es poder ayudarlos y que no mueran en la pobreza, los que están en situaciones complejas por el motivo que sea, vamos a convocar gente del 86, la Inspección General de Justicia ya nos reconoció y estamos terminando de resolver el tema de papeles, con el objetivo de ayudar”,