Un chico de Quilmes, el otro héroe de Racing: quién es Martín Santoro, el alcanzapelotas que fue clave en el pase a la final
El pibito de la novena división, amante de Messi y Bernardo Silva, destrabó el partido al entregar rápido una pelota para un lateral. Luego de 32 años, la Academia consiguió un histórico pase a una definición internacional.
«La practicamos toda la semana», dijo Gustavo Costas sobre la jugada del segundo gol de Racing a Corinthians, que le valió la histórica clasificación a la final de la Sudamericana. Y en ese momento cumbre de la noche, el alcanzapelotas Martín Santoro fue clave para que Juan Fernando Quintero la mandara a guardar adentro del arco del Cilindro de Avellaneda.
Nació el 14 de marzo de 2009 y su posición habitual es la de enganche. Como no podía ser de otra manera, para este quilmeño su referente en el puesto es Lionel Messi, aunque también siente debilidad por Bernardo Silva.
El partido se había destrabado para Racing los 36 minutos del primer tiempo, cuando Juanfer empató de penal. En esa ráfaga de aliento y empuje, el equipo de Gustavo Costas salió con todo a apretar los dirigidos por Ramón Díaz. Hasta que en el desconcierto llegó ese instante de lucidez protagonizado por Santoro.
Fue en el minuto 39, luego de un violento despeje al lateral por parte de un defensor brasileño. Parado a metros de la línea de costado y con la pechera de Conmebol, el pibe Santoro saltó los carteles de publicidad y le pasó rápidamente la pelota a Gabriel Rojas, que venía a la carrera y sacó rápido el lateral hacia Maravilla Martínez, que se la peinó a Juanfer para dejarlo frente al arco. Fue gol. El resto es historia conocida.
«Primero estaba dudando en saltar porque la pelota quedó en la línea pero decidí hacerlo. Me la pidió Gaby Rojas, se la di rápido, se la pasó a Maravilla, que cabeceó y ahí Juanfer definió«, explicó el pibe sobre la jugada en Avellaneda. Y sacó pecho: «Es increíble haber participado y hecho que la jugada termine en gol».
Su aporte fue clave para que Racing diera vuelta la historia. Por eso varios jugadores lo fueron a abrazar al pibe. Luego del partido, al tomar dimensión de lo que había generado su intervención, los elogios siguieron. «Que venga siempre», soltó Agustín Almendra. Mientras que Leonardo Sigali le obsequió su short en el vestuario y lo llenó de elogios: «Gente educada, familia de Racing e inteligente».
Gustavo Costas y su Racing, en la final de la Sudamericana
Tras el final del partido, el DT Gustavo Costas habló de la memorable clasificación académica a una copa internacional, algo que no ocurría desde hace 32 años. «Todavía no consiguió nada, pero llegar a la final es hermoso», dijo.
«Encontramos un grupo que peleó y tuvo palazos, pero se levantó siempre. Las finales no se juegan, se ganan. Desde que llegue quería conseguir con Racing algo internacional, y estamos a un paso», exclamó. «Seguir juntos es la clave. El recibimiento antes de llegar el estadio fue conmovedor. Se lo decía a los chicos, se lo merecen. Siempre dije que estoy orgulloso de este grupo. A pesar de todo pudimos levantarnos siempre y pelear por lo que queríamos», sentenció el entrenador de 61 años.
A su vez, el director técnico del cuadro albiceleste dejó en claro que las individuales no importan en su grupo al remarcar que lo que motiva a sus dirigidos es el querer pelear por el club. «Queremos ser campeones por Racing. No importo yo, o cualquier técnico. Importa Racing. Tenemos que ser consciente como hinchas que no logramos muchas cosas. Lo más importante es que la gente piense en el club», aseveró.
Por último, no desaprovechó la oportunidad para destacar el partido del mediocampista Juan Fernando Quintero (quien marcó los dos goles en la victoria ante Corinthians) y agradeció el compromiso mostrado por el colombiano Roger Martínez, que se tuvo que infiltrar para poder estar presente ya que arrastraba molestias físicas.
«Me gustó mucho que la gente lo despidiera de esa manera cuando salió Juanfer Quintero. Lo que hizo hoy fue impresionante», dijo el DT. Y agregó acerca del delantero: «Roger (Martínez) me llamo y me dijo que, aunque se tenga que infiltrar iba a estar para cuando lo necesitemos. Se mató por nosotros. La idea era no ponerlo, pero él me dijo que, si lo necesitaba, lo tenía que poner».
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