La historia del crack al que Boca compró dos veces, le decían El Mago y aprendió a patear viendo a Diego Maradona
Llegó al club en 1981, en medio de la explosión por el inicio del romance entre el Diez y el Xeneize. Se fue sin jugar y volvió en 1985, en medio de una crisis profunda del club de la Ribera.
Marcelo Aldape es uno de los tantos futbolistas que llegaron a ser contratados por Boca Juniors. El Xeneize, una de las instituciones más importantes del continente, suele no apostar por cualquiera… La historia de El Mago, como se lo apodaba por los trucos y engaños que era capaz de hacer con su pierna izquierda, es diferente: ¡dos veces fue comprado por Boca! Un caso particular con el plus de haber compartido plantel con Diego Maradona…
El primer paso de Aldape por Boca
Aldape nació el 6 de abril de 1960 en Olavarría, provincia de Buenos Aires. En esa ciudad bonaerense comenzó su romance con el fútbol, ligado al club de la empresa más emblemática de la zona: la cementera Loma Negra.
Allí empezó a cautivar a los vecinos con su juego y principalmente a los de Boca… La peña del club en Olavarría decidió poner unas fichas por él y lo llevó a probarse a las divisiones inferiores del Xeneize, en aquel entonces ubicadas en el predio de La Candela.
El pase de Aldape fue comprado por la institución y así, con apenas 16 años, desembarcó en Boca. Aunque no logró debutar de manera oficial con la camiseta azul y oro, el muchacho vivió una experiencia soñada en las canchitas de San Justo: presenció los entrenamientos de Diego Armando Maradona en aquel glorioso 1981, cuando el Diez fue campeón con el club y forjó su amor incondicional por Boca.
“Con mis compañeros nos bañábamos rápido para ir a verlo practicar los tiros libres: ¡era una maravilla cómo le pegaba a la pelota! Aprendíamos de él con solo mirarlo”, contó tiempo después.
Para comenzar su carrera profesional, por recomendación de una gloria boquense como Francisco Sá, Aldape se mudó a Temperley, cruzando a la Zona Sur del AMBA: a fines de aquel 1981 pasó al Gasolero, que en aquel entonces militaba en la Segunda División.
Con el aporte valioso de El Mago, un talentoso volante con gol, Temperley logró el ascenso. En total fueron tres años de Marcelo Alberto con la casaca celeste, dejando un muy grato recuerdo para los hinchas que disfrutaron de su fútbol y de sus 20 tantos en la máxima categoría.
Marcelo Aldape y un segundo ciclo azul y oro
Sus destacadas actuaciones en Temperley llamaron la atención de nuevo en la Primera División y apareció otra vez Boca para llevárselo: el Xeneize invirtió para traerlo a un segundo ciclo en el club. Aldape, como en la primera oportunidad, se topó con otra leyenda del fútbol mundial: Alfredo Di Stéfano era el entrenador de aquel equipo. A diferencia de las que conserva acerca de Maradona, no son favorables sus opiniones sobre uno de los próceres de Real Madrid.
“Tenía un estilo demasiado europeo, a su preparador físico no lo entendíamos”, supo explicar de aquella segunda incursión por la Ribera. Quizá allí radica una de las razones de su baja performance: Aldape apenas disputó cuatro partidos, no convirtió goles y recibió una tarjeta roja. En 1985 volvió a abandonar el club y ya no regresó más.
El resto de la carrera de Aldape
Luego de aquel segundo ciclo en Boca, Aldape intentó relanzar su carrera en Córdoba, jugando para Talleres. Luego registró un período fugaz en Racing Club. Tuvo incluso también su experiencia internacional: fue parte del Once Caldas de Colombia, aunque sin lograr mayor suceso.
Donde finalmente encontró su lugar en el mundo fue en otra ciudad bonaerense, como su Olavarría natal. En 1988, por pedido del histórico director técnico Juan Echecopar, llegó a Douglas Haig de Pergamino, un equipo de larga data en la B Nacional de aquellos años.
Fueron ocho años de Aldape en Douglas y más de 200 encuentros. Hasta el día de hoy sigue viviendo en Pergamino con su familia. El pico de su campaña en el Fogonero fue durante la temporada 1989/90, cuando el equipo se clasificó al Octogonal final y se ilusionó con llegar a Primera. Para Aldape hubiera sido volver a un escenario ya conocido y a los flashes de Boca, Maradona y Di Stéfano…
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