Adiós a un símbolo de Llavallol: tras 85 años cerró la fábrica de margarina Dánica y echó a 150 trabajadores
Tras un largo conflicto sindical producto de la crisis económica, la planta de la calle Asamblea al 300 dijo basta. Así, el «Barrio Industrial» de Lomas de Zamora se queda sin uno de sus emblemas fabriles del siglo pasado.
Si bien era algo que se veía venir, la confirmación no deja de impactar en los vecinos de Llavallol, que en las últimas horas presenciaron el final de uno de sus grandes íconos: la histórica planta de margarina Dánica, ubicada en es barrio industrial de Lomas de Zamora, cerró sus puertas y notificó a aproximadamente 150 operarios sobre su despido, con un pago de indemnización reducido.
Esta decisión sigue a la suspensión de actividades que la empresa había iniciado en octubre de 2023, cuando adelantó las vacaciones del personal y ofreció un plan de retiro voluntario. La confirmación del cierre fue realizada en las últimas horas, cuando comenzaron a enviarse los telegramas de despido.
La marca, famosa por su jingle publicitario, dejó una huella imborrable en generaciones de argentinos. El eslogan «Dánica Dorada, Dánica Dorada» se convirtió en un clásico, con la niña saltando la cuerda mientras repetía la frase, que fue emitida por primera vez en 1973.
«Mariana, andá al almacén de la esquina y traeme Dánica Dorada«, le pedía la madre a la nena, que salía saltando a hacer el mandado. De camino, repetía el pedido saltando la soga y para no olvidarse repetía: «Era para untar, era para untar».
La imagen de la pequeña, con su soga, quedó grabada junto al logo de la margarina, haciendo de la marca un nombre conocido en los hogares del país.
Dánica, el ícono de Llavallol que cierra sus puertas
La historia de Dánica comenzó en 1940, cuando la compañía comenzó a producir margarina en su planta de Lavallol, que en 1963 comenzó a producir la primera margarina vegetal bajo el nombre «Dánica» en su fábrica de la calle Asamblea al 300.
En los mensajes enviados a los trabajadores, la empresa detalló que se aplicaba el artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo, que permite una indemnización reducida del 50% debido a la “gravísima situación económica”. En tanto, algunos operarios aún no tienen claridad sobre su futuro laboral, ya que la producción será trasladada al interior del país a través de la tercerización.
La planta de Lavallol, que había estado en funcionamiento desde 1939, dejó de producir tras diversos intentos fallidos por mantenerse competitiva. Entre los motivos del cierre, la empresa citó los altos costos laborales, particularmente el encuadre sindical, que consideraron fuera de la media de la industria. A esto se sumaron las dificultades logísticas y la caída en las ventas, en un contexto de recesión económica.
El anuncio fue recibido con rechazo por parte del Sindicato de Aceiteros y la Federación de Trabajadores Aceiteros, que interpusieron una solicitud ante el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires para garantizar las fuentes de empleo de los operarios.
Dánica, fundada en 1939 por un inmigrante danés, fue adquirida en 2011 por el grupo brasileño BRF y, en 2019, pasó a formar parte del Grupo Beltrán. A pesar del cierre de la planta, la compañía mantiene una planta productiva de aderezos en el Parque Industrial Ferreyra, en Córdoba.
Para Llavallol, la noticia es, de mínima, muy triste. Es que el popularmente conocido como «Barrio Industrial» del sur del GBA cimentó su historia en base estas fábricas del siglo pasado alrededor de las cuales fue creciendo la localidad.
Nombres como VASA, Firestone y Bieckert, son históricas marcas registradas de la ciudad, y en algunos casos esas plantas siguen siendo referenciales para todos los sureños, como la ya mítica Firestone y su «Rotonda de Firestone», que marca el inequívoco cruce del Camino de Cintura y la avenida Antártida Argentina o Ruta 205.
En 1908 inicia su producción la cervecería Bieckert. La firma fue primera empresa cervecera en instalarse en Argentina, y vio a la localidad de Llavallol construirse a sus alrededores con el pasar de los años. «Llavallol era trabajo, gracias a esto los colectivos iban siempre llenos de gente y la mayoría de las familias tenía trabajo en alguna de las fábricas», se lee en el libro «Llavallol, con puño y letra por sus vecinos».
Aquel destino próspero y lleno de esperanza se resquebraja un poco más con el adiós a Danica, que se lleva consigo trabajo, recuerdos y sabores de una infancia que hoy parecen más lejanos que nunca.
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