San Fernando: cómo es la imponente biblioteca que cumplió 150 años y tiene más de 100.000 libros
Fue creada en 1873 por Juan Nepomuceno Madero. En sus primeros tiempos pasó por diferentes locaciones hasta que hace un siglo se asentó en la actual sede, de Constitución 622. Es una de las más antiguas del país.
En la era de lo digital, donde acceder a un libro está a dos clicks en una pantalla, hay una biblioteca que se mantiene firme pese al paso del tiempo. Está en San Fernando, en el norte del Conurbano, y hace unos días cumplió nada menos que 150 años. Por ello es un espacio de historia viva en el distrito y que sus socios y toda la comunidad en general quiere preservar.
Se trata de la Biblioteca Madero, que fue creada el 19 de marzo de 1873 y se encuentra en la calle Constitución 622. No siempre estuvo ahí: tras ser fundada por el periodista, comerciante y benefactor Juan Nepomuceno Madero, inició sus actividades al año siguiente en la vieja Escuela de Varones N°1 del distrito. Luego funcionó en la planta baja del edificio municipal, donde hacían talleres de encuadernación para darle salida laboral a jóvenes de bajos recursos.
Otra sede que tuvo fue una vivienda en las calles 3 de Febrero y Sarmiento, hasta que en 1922, hace poco más de cien años, se instaló en su actual ubicación. Aquel día, se realizó un importante acto del que participaron el gobernador bonaerense Luis Monteverde y otros altos funcionarios de la época que descubrieron una placa en honor a Juan Madero.
En sus primeros años, la biblioteca había comenzado con poco más de 2600 libros. Hoy, en los estantes del actual edificio hay más de 100.000 ejemplares y son 350 los socios que colaboran con la institución. La biblioteca está encabezada por su presidente Hugo Vivante y su vicepresidente Graciela Acosta. En su nacimiento, cumplió el deseo de Marcos Sastre: cuando era vecino de San Fernando, había querido crear una biblioteca en 1860 y su proyecto no prosperó por las crisis sociales de la época.
Respecto del 150 aniversario, Vivante remarcó: «Es una prueba testimonial del esfuerzo y creatividad de aquellos hombres y mujeres que en el siglo XIX supieron sentar las bases de las instituciones de las que hoy nos enorgullecemos, con una mirada hacia el futuro y de todos los que fueron pasando por acá». Y destacó el crecimiento «progresivo pero poco uniforme» de la biblioteca.
Juan Nepomuceno Madero, un vecino ilustre en San Fernando
Madero fue mucho más que el creador de la biblioteca que hoy enorgullece a San Fernando. Nacido en 1806 en Cádiz, España, llegó a la Argentina en 1814 y estudió en el Colegio de Ciencias Morales. En 1825 se trasladó al Alto Perú, donde su padre era ministro del general Sucre y trabajó en las minas de Potosí, propiedad de su familia, lo que le permitió hacerse de una fortuna.
Se casó con Paula Varela, hermana del periodista Florencio. Debió exiliarse del país por sus diferencias con Juan Manuel de Rosas y se enroló en las filas de la Legión Argentina, al mando del general Gelly y Obes, siendo tomado como prisionero en 1838 por el general Oribe, del Partido Colorado de la Banda Oriental.
Su trayectoria bélica continuó: en 1839 fue puesto en libertad en la isla Martín García, donde desempeñó el cargo de comisario general en el ejército organizado por Lavalle para combatir a Rosas. Y ese mismo año, sus tropas estaban preparadas para pasar a Corrientes, enfrentándose al dictador del Paraguay, Gaspar Rodríguez de Francia.
En 1845 ayudó a su cuñado, Florencio Varela, a fundar el periódico El Comercio del Plata, del cual fue administrador. Y luego de 1852 volvió a Buenos Aires instalándose en San Fernando de la Buena Vista. Hizo varias columnas periodísticas críticas entre las cuales apuntó contra los impuestos que debían pagar los isleños y la empresa constructora del Ferrocarril Belgrano por los pasos a nivel que querían levantar sobre el canal San Fernando.
En la ciudad, fue miembro entre 1873 y 1875 de la estructura municipal y redactó ordenanzas y reglamentaciones para mejorar la vida de los vecinos. Prestó colaboración económica y humana durante la epidemia de cólera entre 1874 y 1877 y por todo eso, el escultor Lucio Correa Morales hizo una estatua suya que hoy se encuentra en la fachada de la biblioteca que lleva su nombre.