Un conmovedor desahogo y una roja absurda: qué es de la vida de Hugo Morales, a 25 años del gol que hizo tras ganarle al cáncer
El mediocampista surgió en Huracán pero fue en Lanús donde lo hicieron ídolo. El 6 de mayo de 1998 fue expulsado por la forma en que festejó después de superar un momento muy duro. Ahora es dirigente en un grande del Interior.
Nacido en el barrio de La Boca el 30 de julio de 1974, criado a una cuadra de la Bombonera, Hugo Morales tuvo su corazón siempre cerca de Corrientes, la provincia natal de sus padres. Se formó en las divisiones inferiores de Huracán y Carlos Alberto Babington lo hizo debutar cuando aún tenía 16 años. Moralito llegó a jugar 162 partidos (con 23 goles) en el Globo y fue parte del equipo subcampeón del Clausura 1994. Pero fue en Lanús donde dejó un legado todavía más grande.
Su relación con Héctor Cúper
Primero como compañero y luego como DT, Héctor Raúl Cúper forjó un vínculo con el joven Huguito y eso derivó en que se lo llevara con él a su siguiente destino: Lanús. El Granate estaba iniciando un proceso que varios años después lo transformaría en una de las instituciones ejemplo de Argentina. Para ello, fueron importantes los resultados de la década del 90.
Con Cúper en el banco y Morales luciendo la 10, Lanús logró el primer título de su historia: la Copa Conmebol Sudamericana, en 1996. Al igual que ocurrió con sus vecinos bonaerenses Arsenal (2012) y Defensa y Justicia (2020), la consagración granate llegó en el plano internacional.
Hugo Morales, el ocultamiento y la caída
El año 1996 fue movilizante para Morales: además de la Conmebol, Huguito integró el seleccionado Sub 23 de Daniel Alberto Passarella que viajó a Estados Unidos para disputar los Juegos Olímpicos de Atlanta. Argentina, tras perder la final ante Nigeria, se quedó con la medalla de plata. Morales había intervenido en los Panamericanos del año anterior (en Mar del Plata, Argentina ganó el oro) y continuó bajo la tutela del Kaiser durante las Eliminatorias para el Mundial de Francia 98.
Justamente en la previa de un partido ante Uruguay en el Monumental, en el que iba a ser titular, su cuerpo le dijo basta a todos esos dolores que venía ocultando. Fue internado y operado de urgencia. Después del 0-0 contra la Celeste, recibió la visita de sus compañeros.
Lo que se creía que iba a ser una breve convalecencia terminó extendiéndose. Para colmo, en su momento, el propio Morales no quiso reconocer que tenía cáncer por miedo a comprometer el futuro de su carrera. Lo cierto es que permaneció fuera de las canchas durante casi siete meses y lógicamente quedó marginado de la nómina mundialista.
El regreso de un ídolo a Lanús
Lanús lo apoyó en todo su proceso de recuperación y lo esperó hasta que pudo volver, la noche del 6 de mayo, por el Clausura 98. Huguito entró por Gonzalo Belloso, el Pejerrey que hoy es presidente de Rosario Central, autor del 1-0 parcial. Enseguida empató San Lorenzo por intermedio de Mirko Saric -protagonista de una historia depresión por un hijo que no era suyo y un posterior suicidio-. Cerca del final, Leonardo Oscar Más, Pininito -el hijo del ídolo de River Plate-, ejecutó un córner; Daniel Cravero la peinó y llegando por el segundo palo, de zurda, el 10 granate anotó el 2-1 definitivo.
La victoria sirvió para que, al cabo, Lanús concluyera en el segundo lugar de la tabla, detrás del Vélez campeón con Marcelo Alberto Bielsa, lo que significó su mejor campaña en el fútbol doméstico hasta ese momento.
Sin embargo, aquella noche quedará por siempre en la memoria de los hinchas como una de las jornadas de cancha más emocionantes. El que no lo vivió de ese modo fue Fabián Hugo Madorrán, árbitro del encuentro, quien no dudó en aplicar el reglamento y mostrarle la segunda amarilla a Morales por sacarse la camiseta, por lo que se fue expulsado.
Europa, el retorno y el retiro
Hugo Morales dejó Lanús en el 99 para aterrizar en Tenerife: estuvo tres temporadas y dejó un grato recuerdo, ya que un gol suyo de tiro libre sirvió para darle el ascenso al equipo isleño. Tuvo que irse tras una pelea con su técnico. Lanús le reabrió las puertas, jugó unos meses y enseguida recaló en Independiente, su último equipo en nuestro país.
Los últimos años como profesional los pasó en Colombia y Chile. Lo mejor de esa etapa se vio en Atlético Nacional, equipo con el que se consagró campeón en 2005. Luego de pasos por Millonarios y Universidad Católica, decidió cerrar su ciclo de futbolista.
Corrientes, su hogar desde el vientre
La madre de Hugo quedó embarazada cuando todavía vivían en la provincia del noreste argentino. Es por eso que, al finalizar su carrera, Morales decidió radicarse allí. En Bella Vista, a 144 kilómetros de la Capital, se dedicó a entrenar chicos y hasta se animó a volver a ponerse los cortos: Centro Estrada lo tentó para jugar un partido en el Federal C, cuando tenía 40 años.
Fue entrenador de Huracán de Goya. Actualmente desempeña un papel más relevante: acaba de ser presentado como manager del Deportivo Mandiyú, un club fuerte durante los 90 que busca recuperar el protagonismo perdido. En la actualidad, el Albo juega el Torneo Provincial, donde busca entrar al Torneo Federal Amateur, la cuarta división del Interior de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
Así como alguna vez con su elegancia y su pegada dentro de la cancha supo ubicar en los primeros planos a Lanús, ahora Morales intentará hacerlo desde afuera con los correntinos. “Este es un reto muy especial, una oportunidad que me cayó del cielo y por la que estoy muy agradecido”, expresó Morales en su presentación, a principios de abril.
“Vengo a colaborar con un club grande que está dormido y que si se logra despertar va a hacer un desastre. Haremos todo lo posible por ver rápido a Mandiyú jugando el Federal A y la Copa Argentina. Debemos tener una mente ganadora, porque somos un club con mucha historia y por el que pasó Diego Maradona, el más grande de todos”, cerró.