La historia de la vecina de Hurlingham que se tatuó el nombre de los médicos del Hospital Posadas que le cambiaron la vida

Historias como la Nadia no se encuentran todos los días. Pero esa dinámica que tienen las redes sociales hacen que hoy todo se sepa, y gracias al Facebook del Hospital Posadas se conoció lo que pasó con esta vecina de Hurlingham que, en un agradecimiento eterno, se tatuó el nombre de los médicos de ese centro de salud que le cambiaron la vida para siempre.

«Nadia recibió el diagnóstico en nuestro Hospital y contó con el acompañamiento de los equipos, entre otros, de Mastología y Reconstrucción Mamaria, equipo especializado de cirugía plástica», arranca el posteo del Hospital Posadas.

«Gracias al gran trabajo y la solidaridad de su entorno afectivo fue posible la reconstrucción con expansor, hecha a la vez que la mastectomía. La reconstrucción tiene significativas implicancias psicológicas, como una mayor estabilidad emocional, una visión más positiva a la enfermedad y una vida social más activa, entre otras», sigue.

«Desde que Nadia llegó, fueron cinco meses de estudios, noticias, estrés, covid, obstáculos con el expansor, dificultades que felizmente terminaron con el mejor resultado. Luego de la cirugía, continuó el seguimiento, quimioterapia y rayos, y, hacia fines del año pasado, ya libre de enfermedad, se cambió por un implante y se realizó la simetrización», precisa el relato.

Y finaliza: «Hoy, nos comparte el tatuaje que se realizó en agradecimiento y expresó lo contenta que está con el Hospital, “lo rápido que se movieron acorde a las circunstancias, muy agradecida, muy contenida. No tengo más que palabras de agradecimiento para todos».

Nadia, le vecina que se tatuó el nombre de médicos de Hospital Posadas

Detrás de ese caluroso relato está Nadia, vecina de Hurlinghan, 43 años, con tres hijos. Es ayudante de cocina y en sus espaldas hay una historia de lucha, valor y esfuerzo. Ella lo cuenta muy bien: «En la primera pandemia un día descubro un bultito. Y de repente fue creciendo. Era complicado ir a los hospitales entonces», evoca aquellos días del 2020.

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Sin saber muy bien para qué lado correr, lo primero que se le vino a la mente fue el Hospital Posadas, uno de los centros de salud más importantes del país, que había sido el lugar elegido por su madre para tratarse un problema similar al que ella estaba teniendo.

«Me levanté un 6 de enero y me dije ‘me voy al Posadas’. Yo sabía que allí los especialistas son excelentes. Pedí un turno para una displacia, era algo que no parecía grave. Llegué y me atendió el doctor Carlos Prieto, que también había atendido a mi mamá. Me ve y rápidamente me dijo que tenía un tumor. Finalmente era un cáncer«, cuenta Nadia.

El mundo a Nadia se le vino abajo en un segundo. «No podía parar de llorar, me parecía muy injusto», dice la mamá de Matías, de siete años, que tiene trastorno de espectro autista. Sin embargo, sacó fuerzas desde sus entrañas y se propuso no ser derrotada.

El tumor, además, era grande. Pero la decisión ya estaba tomada. A pesar de la locura del encierro por el covid, ella iba a pelear. Le dijeron que había que hacer una reconstrucción mamaria. A ese diagnóstico llegaron los médicos.

«Perdés una parte de tu cuerpo, empezás con la quimio, perdés el pelo, las pestañas. Es todo muy fuerte. Pensás que te morís a cada momento», cuenta Nadia, que finalmente atravesó esa delicada cirugía con la fuerza de una gladiadora y la ayuda de muchos familiares y amigos que le juntaron el dinero que necesitaba para comprar algunos elementos específicos para la operación. «Ese esfuerzo de todos ellos me motivó», dice.

Pasó el tiempo, llegaron los controles, las visitas a los mismos médicos de siempre, esos que le daban seguridad, amor y contención. Desde entonces -desde siempre, quizás- en la cabeza de Nadia estaba esa necesidad de agradecer todo lo que habían hecho por ella.

Con la misma decisión que aquel 6 de enero fue al Posadas, Nadia fue al estudio de Marcelo Almirón, un famoso tatuador de Villa Tesei. Quería marcar su piel en homenaje a las personas que le cambiaron la vida para siempre: «Gracias Dr. Carlos Prieto; Dra. Julieta Hierro; Dr. Víctor López», se lee debajo de un corazón rojo en su brazo izquierdo. Y después se fue al hospital para mostrárselo a ellos, sus héroes.

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«Soy libre, gracias los profesionales de esta hermosa institución, gracias a la salud pública, al estado presente, a Dios y mi mamá a mis espaldas», publicó Nadia en sus redes sociales el día que hizo el click para tatuarse.

«No tengo más que palabras de agradecimiento por lo rápido que se movieron acorde a las circunstancias. Estoy muy agradecida, me siento muy contenida», dijo la vecina de Hurlingham, que si de algo sabe es de luchar, y también de agradecer.