La sangrienta guerra detrás de la balacera entre barras de Los Andes frente a una escuela de Lomas de Zamora
A nueve días de la asunción del nuevo presidente, que había prometido terminar con los negocios de la barra brava, dos facciones se se enfrentaron a tiros en la puerta del colegio del club. La trama de la oscura pelea por el control de la tribuna.
Este martes al mediodía, se vivió un momento de pánico en la puerta de una escuela en Lomas de Zamora, en el sur del Conurbano, donde barras del club Los Andes se enfrentaron a los tiros en el momento en que los chicos ingresaban al establecimiento, que es propiedad de la institución.
Fueron más de 20 disparos los que se escucharon y algunos alumnos que se encontraban en la calle, ingresaron por otra puerta del edificio para buscar refugio. De milagro no hubo que lamentar muertes ni heridos, pero la situación dejó con mucho miedo a la comunidad educativa y a las autoridades del club.
Desde el colegio relataron que «no estamos saliendo ni al patio» por lo ocurrido, mientras la Justicia intenta establecer qué fue lo que pasó. El caso está a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción N°4 de Lomas de Zamora, que maneja la hipótesis de que se trató de un ataque de la facción oficial de la barra que baleó un auto perteneciente a la facción denominada Chaco Chico.
Qué dijo el presidente de Los Andes
El episodio ocurrió a nueve días del triunfo del nuevo presidente del club, el sindicalista y senador provincial, Omar Plaini, quien prometió terminar con la barra brava. «Sabía que me iban a boicotear la gestión, pero no tan rápido. Llegué al club con el compromiso de ordenarlo y esto te revuelve las tripas. Hicimos 300 socios nuevos, firmamos el contrato con el sponsor de la camiseta, empezamos a sacar los kioscos personales para que nadie lucre con el club y te encontrás esta locura», dijo a Infobae.
Y agregó: «En el colegio tenemos 1400 matriculados, es el orgullo de la familia Milrayitas y atacan ahí. No respetan nada. Están las cámaras del club y del colegio para que los identifiquen y los pongan presos. Yo tengo experiencia en el mundo sindical, pero mi familia no quería que me metiera en el club porque saben que la mano viene pesada. No me van a doblar el brazo. Dije que en dos años ordenaba el club y lo voy a hacer. Sólo pido la colaboración de la Policía y la Justicia para meter a estos vándalos presos».
Además, el dirigente apuntó: «Los violentos no aceptan que Los Andes sea de los socios. Estas personas no pueden ver que como el caso del sábado pasado el club fuera una fiesta con 10.000 socios en las tribunas, no pueden ver eso, no lo toleran. Esta es lamentablemente una Argentina de vándalos, en donde si no se toman urgentes medidas de fondo de a seguridad y de la política a los clubes, esto va a estallar y esto indigna a los simpatizantes».
Tras el tiroteo, hubo una reunión de padres y directivos en el colegio Ejército de Los Andes donde las familias le reclamaron al nuevo representante de la Comisión Directiva en el establecimiento, Adrian Frangi, más seguridad para los chicos. El directivo respondió que hacía ocho días había asumido y que solicitó custodia policial las 24 horas al Municipio de Lomas de Zamora.
Más allá del patrullero apostado frente al edificio, Frangi expresó que se despidió a «dos personas que tenían connivencia con la barra», que se desempeñaban en el sector de tenis y que «ya no trabajan mas, desde ayer”. Además, señaló que «sabemos que había barras que trabajan en el club, no es una tarea de un día para el otro». Y ante la queja de los padres aseguró: «No le damos plata a ningún barra».
La sangrienta guerra por el control de la tribuna
Para la Justicia, la facción de la barra que comenzó a los tiros frente al colegio de Los Andes fue la oficial, que pertenece a Walter Coronel, un hombre que está preso por una causa vinculada al juego clandestino y tiene una condena a tres años de prisión por violencia en el fútbol y que tiene un vasto recorrido en la violencia en el fútbol: era referente del grupo Lomas de Zamora de La Doce y fue absuelto junto a Rafael Di Zeo y Cristian Fido De Vaux en el juicio por dos crimenes en la interna de Boca.
Durante la presidencia de Victor Grosi; sindicalista del gremio de la construcción, SITRAIC, y titular hasta hace unas semanas; Walter y su hermano manejaban la tribuna a su voluntad y todos los «kioscos» en el Milrayitas: uno de los tantos, por ejemplo, era la organización de torneos de fútbol por plata en el predio de juveniles de Villa Albertina sin rendirle nada al club. Fueron quienes amedrentaron a Plaini para que no participe en las elecciones del 2021.
La interna de la barra brava viene desde el 2013, cuando el líder José Anacleto Paz fue condenado a 14 años de prisión por el crimen de un hincha de Banfield luego de otras tres causas por amenazar con armas a técnicos de Los Andes y hasta ponerle una bomba molotov en el auto a un ex dirigente que no quería ceder a sus presiones. También había trabajado en el Concejo Deliberante y había manejado los planes sociales durante la intendencia de Jorge Rossi en Lomas de Zamora.
Lo cierto es que al ser detenido, sus hijos Elías y Nicolás tomaron el control hasta que asesinaron a un rival en 2017 y fueron condenados a 15 años. Eso precipitó el ascenso de los hermanos Coronel, que derrotaron en varios enfrentamientos a la facción de Chaco Chico y manejaron durante estos últimos años la popular Milrayitas.
Sin embargo, con el reciente triunfo de Omar Plaini no sólo le enviaron un mensaje al nuevo presidente sino también a los barras de Chaco Chico, que muchos aseguraron que el sábado pasado volvió a la cancha: fueron a otro sector y no quisieron hacerse notar mucho, pero se sabe que intentarán recuperar el poder.
El martes al mediodía, frente al colegio del club de Lomas de Zamora, el barra Hernán Coronel divisó en un auto estacionado allí a Diego Fernando Callén, hombre de la facción Chaco Chico. Lo abordó junto a algunos cómplices y lo golpearon, le robaron el celular y cuando logró zafarse para subirse a su vehículo y escapar, comenzaron a dispararle. Así, se reavivó la interna entre quienes buscan manejar el club a su antojo, sin importar si corre sangre en el camino.