Como con Fernando Báez Sosa, pero en Berazategui: dos detenidos y un pedido de justicia
Una patota mató a golpes a Lautaro Padín (20) a la salida de una fiesta de cumpleaños. Por el homicidio atraparon a dos de los jóvenes en las últimas horas y un tercero continúa prófugo. El dolor de la familia del chico asesinado.
Lautaro Padín tenía 20 años y vivía en Berazategui. El pasado 17 de julio fue a un cumpleaños que tuvo lugar a cuatro cuadras de su casa. Al salir de la fiesta, fue brutalmente golpeado por una patota. Tal como había ocurrido en el verano de 2020 con Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, el chico recibió trompadas y patadas que le provocaron heridas y lesiones internas que, en este caso, terminaron siendo fatales el 31 de agosto.
El dolor compartido por ambas familias frente la vida de un adolescente arrebatada antes de tiempo por la violencia extrema de otros jóvenes y el pedido de justicia para que los crímenes no queden impunes son otros puntos en común entre un hecho y otro. La diferencia: Fernando falleció en el acto y Lautaro agonizó 14 días.
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En las últimas horas, la Policía bonaerense logró la detención del segundo de los presuntos implicados en el asesinato. Se trata de un hombre apodado “Pope”, cuyo nombre real es Matías Ezequiel Fernández. Según se informó, lo atraparon en calle 1149, entre 1120 y 1122, en Ingeniero Allan, Florencio Varela.
Hasta allí llegaron los efectivos del GTO de la Comisaría 1° luego de diversas tareas investigativas, entre ellas el trabajo de agentes encubiertos. Unos días antes, el 25 de agosto, ya había caido Lautaro Cabral, quien fue localizado en inmediaciones de la estación Ardigó, en jurisdicción de la Comisaría 2da de Florencio Varela.
Los dos están acusados en el marco de una causa caratulada “Homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o mas personas en concurso real con robo agravado por su comisión en poblado y en banda”, que tramita la UFIJ N° 4 al mando de la fiscal Karina Gallo.
De acuerdo con las fuentes, un tercer implicado en el asesinato de Lautaro Padín fue identificado como Ezequiel Miño, aunque de momento continúa prófugo de la Justicia. Para la familia, habría más personas involucradas en el ataque.
Así atacaron a Lautaro en Berazategui
El crimen de Lautaro tuvo lugar en una vivienda ubicada en Dardo Rocha y 4, Berazategui. El joven había ido a la fiesta y, aparentemente, habría discutido con alguien dentro de ella. Al salir se encontró con quien había tenido el altercado, que estaba acompañado por un grupo de amigos.
Aprovechando la diferencia numérica a su favor, lo persiguieron, le fracturaron el cráneo con una piedra y luego lo atacaron a golpes de puño y patadas cuando ya estaba en el piso.
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La víctima tuvo que ser asistida por personal médico y trasladada al Hospital Evita Pueblo de Berazategui, donde quedó internada. Presentaba traumatismo de cráneo, contusión cerebral y una fractura de cráneo, al tiempo que debió recibir asistencia respiratorio-mecánica, quedando en estado crítico hasta que finalmente murió.
Daniel y Karina Padín, los padres de la Lautaro, aseguraron que su hijo «corrió durante tres cuadras y media» para evitar el ataque. «Le faltaron cincuenta metros para llegar a su casa y lo derribaron con un piedrazo que le dio en el cráneo», contó su papá del chico.
Según le dijeron, ese último impacto lo de dejó inconsciente. «Él entra en coma, y cuando cae al piso lo patearon de tal manera que le rompen todos los pulmones y los riñones. Tuvo un neumotórax por una costilla fracturada que le pinchó el pulmón. Nunca más volvió. Fue el principio del fin de mi hijo», aseguró Padín en declaraciones a TN.
Además, contó que los agresores le robaron a Lautaro la campera y las zapatillas nuevas que le habían comprado el día anterior. También aseguró que la ambulancia tardó media hora en llegar y que le avisó un vecino, ya que el joven quedó tirado en la calle en medio de un charco de barro.
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Luego, remarcó las coincidencias entre el crimen de su hijo y el de Fernando Báez Sosa. «Fernando falleció en el momento. Nosotros pudimos verlo el jueves anterior a su deceso. Lo que duele es que a mi hijo nadie lo auxilió, lo dejaron solo como un perro en el camino de su muerte», cerró.