Es fanático de Los Tres Chiflados y creó un museo único en Adrogué para mantener vivo ese humor
Diego Puglisi sabe que la comedia que hacía el legendario trío “ya no está de moda”. Pero, asegura, “sigue despertando algo muy fuerte en quienes los conocimos”. Esa pasión es la que intenta que no se pierda, con un espacio que tiene 1.500 objetos en exhibición permanente.

El Chifladoseo funciona sólo con visitas coordinadas por mail o teléfono.
Su fanatismo por Los Tres Chiflados, y el anhelo por mantener vivo ese humor y acercarlo a las nuevas generaciones, llevó a Diego Puglisi a darle forma en Adrogué a Chifladoseo, un museo dedicado íntegramente al legendario trío, y que es el único de toda Iberoamérica.
“El humor de ellos tal vez ya no está de moda, pero sigue despertando algo muy fuerte en quienes los conocimos. Para los más chicos, quizá no es lo mismo. Pero gracias a Internet, muchos los descubren. El museo también busca eso: acercar esta historia a nuevas generaciones”, explicó.
Nacido en Don Bosco, se mudó de muy chico a Turdera y ahí vive hasta hoy, a sólo 14 cuadras de su museo, que queda en Segurola 1152, 1er piso. El ilustrador, caricaturista y, antes que nada, un fan apasionado de Moe, Larry y Curly, ya lleva quince años al frente del proyecto.
Qué hay en el museo de Los Tres Chiflados
El Chifladoseo abrió sus puertas el 10 de abril de 2010 y cuenta con alrededor de 1.500 objetos en exhibición permanente, de una colección total de más de 3.700 piezas. A lo largo de los años el espacio acumuló desde cartas escritas de puño y letra por los actores hasta contratos, talones de pago que usaban para cobrar su salario, recortes periodísticos de época y todo el merchandising que se pueda imaginar.

Pero más allá de lo que se encuentra en exhibición, entre las paredes recubiertas con láminas y fotografías de los chiflados se encuentra el deseo de compartir una pasión que marcó una vida.
“Yo veía a Los Tres Chiflados todos los mediodías por Canal 13. Almorzaba con ellos. Me enamoré a primera vista de su humor”, aseguró. Y lejos de apagarse con el tiempo, ese amor fue creciendo.
Desde que comenzó a coleccionar en 1994, Diego fue sumando objetos a través de subastas nacionales e internacionales, ventas online, grupos de coleccionistas, y hasta contacto directo con familiares de los comediantes.
Uno de los momentos más emotivos de su trayectoria fue cuando recibió una carta de Joan Howard, la hija de Moe: “Intercambiamos cartas en los 90, después mails, y en 2013 y 2015 viajé a Estados Unidos para participar en meetings del fan club. Allí conocí a familiares de todos los chiflados y también a actrices que trabajaron con ellos”.
Entre las piezas más valiosas se encuentra una cámara personal Minolta 16 mm que perteneció a Moe, con su estuche original y una etiqueta de equipaje manuscrita por él mismo. También hay afiches originales, firmas autografiadas, juguetes, juegos de mesa de 1959, cartas personales, guiones originales y una estatua de tamaño real de Shemp Howard, quien con su 1,63 cm da la bienvenida al museo.
Replicar en Adrogué lo que hay en Filadelfia
Convertido ya en un verdadero especialista en el tema, contó que cada objeto está preservado con materiales libres de ácido, siguiendo protocolos museológicos: “El ácido es el principal enemigo del papel. Por eso todo lo que se exhibe está tratado para que dure lo máximo posible”.

Por otra parte, otro motivo por el cual se decidió a armar el espacio fue conocer «Stoogeum», el museo de Filadelfia inaugurado en 2004. “Pensé en toda la gente que no tiene la posibilidad de viajar. ¿Por qué no traer un pedacito de esa magia acá?”, dijo.
Y es importante señalar que la mitad de lo recaudado se destina a diferentes obras de beneficencia. De esa forma también se mantiene el espíritu solidario de los Tres Chiflados, quienes visitaban hospitales y centros benéficos en cada gira: “Moe fue tres veces presidente del gremio de chicos espásticos. Hacía de Papá Noel para ellos. El museo busca imitar ese espíritu”.
Quienes quieran visitarlo deben tener en cuenta que no abre de manera regular, sino que funciona con visitas coordinadas por mail o teléfono. El precio de la entrada es $3000 por persona, y los niños hasta 6 años entran gratis. El contacto se realiza a través del correo info@chifladoseo.com, o al teléfono 4298-8969.
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