El dueño de los shoppings más grandes del país compró un predio icónico en CABA: qué proyecta construir
Se trata del Hospital Israelita “Ezra”, un inmueble emblemático del barrio porteño de Flores. Lo adquirió la firma IRSA por US$ 6.800.000 y ahora define qué hará allí.

El edificio abandonado del Hospital Israelita está en la avenica Nazca 1145, en CABA. La empresa IRSA, dueña de los shoppings más grandes del país, compró el predio y debe definir qué hacer allí.
La desarrolladora IRSA, duaña de los shoppings más grandes del país, adquirió por US$ 6,8 millones el edificio donde funcionó el ex Hospital Israelita “Ezra”, un inmueble emblemático del barrio porteño de Flores, ubicado sobre Avenida Gaona, entre Nazca y Terrada.
El terreno ocupa tres cuartos de manzana, con una superficie total de 8.856 m² y 17.000 m² construidos, distribuidos en siete pisos. La operación, concretada en el marco de un proceso judicial, marca el inicio de una nueva etapa para una construcción que permanecía abandonada desde hace más de una década.
Detrás de sus muros grises y sus pasillos silenciosos -donde solo se oye el eco del tránsito que pasa por Nazca o Gaona-, el edificio aguarda ahora su transformación. Según informó la compañía, ya se abonó la totalidad del monto de la compra y, en esta primera instancia, se analizan distintos destinos posibles para el inmueble, entre residenciales y comerciales.
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«El objetivo es recuperar y poner en valor este inmueble emblemático de la Ciudad«, señaló IRSA en un comunicado oficial. La desarrolladora destacó que el proyecto se enmarca en su estrategia de revitalizar activos urbanos con alto potencial, buscando contribuir a la renovación de distintos sectores de Buenos Aires.
Desde la empresa aclararon a El Economista que el plan definitivo aún no está definido. «Se están analizando las oportunidades, estudiando el Código Urbanístico (CUR) y entendiendo la demanda de la zona. La idea es preservar lo máximo que se pueda», explicaron. También indicaron que «se piensa en un uso residencial, quizás con un complemento comercial», y que «estructuralmente, el inmueble está bien, aunque ha estado abandonado muchos años».

De este modo, el histórico edificio del ex Hospital Israelita -cerrado formalmente hace más de diez años- volverá a integrarse al circuito urbano con un nuevo propósito aún por definir. La operación refuerza además el liderazgo de IRSA, controlada por la familia Elsztain, grupo que cotiza en las bolsas de Buenos Aires y Nueva York, y que es propietario de la mayoría de los shoppings del país, como Alto Palermo, Abasto y Patio Bullrich. A través de su subsidiaria Cresud, IRSA también mantiene una fuerte presencia en el sector agropecuario.
El Hospital Israelita “Ezra” fue inaugurado en 1916, impulsado por un grupo de inmigrantes judíos pertenecientes a la Sociedad de Beneficencia Ezra, con el objetivo de ofrecer un espacio de salud propio a los miles de judíos que llegaban al país escapando de la Rusia zarista. Desde entonces, el edificio de Nazca entre Gaona y Luis Viale se convirtió en un ícono del barrio y en un centro médico de referencia nacional e internacional.
A lo largo de su historia, el hospital fue visitado por personalidades de renombre mundial. Por sus pasillos pasó el físico Albert Einstein, y en sus instalaciones brindaron conferencias y asesoramiento los médicos Jonas Salk y Albert Sabin, creadores de las vacunas contra la poliomielitis. También se recuerda que en el área de Kinesiología llegó a atenderse Diego Armando Maradona, y que una de sus galerías fue escenario de una de las escenas de la película “El secreto de sus ojos”, ganadora del Óscar en 2010.
Por su trayectoria y su aporte al desarrollo médico argentino, muchos consideran que el edificio debería ser declarado patrimonio histórico. Durante gran parte del siglo XX, el Hospital Israelita fue reconocido entre los mejores del mundo en distintas disciplinas, especialmente en Dermatología, donde brilló el doctor Aaron Kaminsky, una eminencia internacional que llegó a atender al propio Juan Domingo Perón.
En su época de esplendor, el sanatorio llegó a contar con 1.300 trabajadores y una infraestructura médica de primer nivel. Su crecimiento parecía imparable: sumaba nuevos servicios, ampliaba consultorios y modernizaba equipamiento con frecuencia. Sin embargo, los cambios económicos, las deudas acumuladas y los conflictos administrativos derivaron en una crisis financiera que culminó con su cierre definitivo.

Desde entonces, el edificio permaneció cerrado y deteriorado, mientras se sucedían intentos fallidos de reactivación. La adquisición por parte de IRSA reaviva ahora la expectativa de recuperar un espacio emblemático del barrio de Flores, tanto por su valor arquitectónico como por su carga simbólica.
Para los vecinos, el anuncio representa una oportunidad. Muchos sueñan con ver el viejo hospital convertido en un nuevo polo de desarrollo urbano, con locales, viviendas y espacios verdes que reactiven la vida de la zona. Otros, en cambio, reclaman que se preserve su historia y su identidad, como un testimonio de la comunidad que lo fundó y del rol fundamental que tuvo en la salud pública argentina.
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Mientras IRSA define los próximos pasos, el edificio del ex Hospital Israelita vuelve a ser tema de conversación en Flores. Un gigante de cemento, silencioso desde hace años, que podría volver a cobrar vida bajo una nueva forma, pero conservando el recuerdo de lo que alguna vez fue: un lugar de esperanza, ciencia y comunidad.







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