Quién es el docente de Villa Luzuriaga que lucha por su vida tras ser baleado en un posible ajuste de cuentas
Luciano Geddo tiene 44 años y en la mañana del jueves salió a trabajar cuando fue sorprendido por un hombre que, a bordo de un auto, le disparó tres veces. Está internado en grave estado en el hospital de Haedo.
Luciano Geddo, un docente de 44 años, lucha por su vida luego de ser emboscado y baleado por un grupo de delincuentes en Villa Luzuriaga, en el partido de La Matanza, zona oeste del Conurbano. El hecho tuvo lugar en la mañana del jueves, pasadas las 7, cuando el hombre había salido de su casa para ir a trabajar.
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Todas las mañanas, Geddo salía a esa hora y caminaba a tomar los colectivos que lo dejaban en las escuelas de Rafael Castillo y San Justo donde daba clases de literatura. Nunca llegó a sus destinos, porque a pocos metros de su casa, en la esquina de Juan Florio y Cervantes, un hombre bajó de un automóvil Citroën C3 negro estacionado y, a sangre fría, le dio tres balazos.
En la zona dicen haber escuchado entre seis y siete detonaciones. Luciano recibió uno de los disparos en su cuello y cayó tendido en el suelo. Fue auxiliado por su papá, con quien vive; su primo, que habita otra casa en el fondo del mismo domicilio, y por una enfermera de la zona que escuchó los estruendos. Lo llevaron de urgencia al Hospital Interzonal General de Agudos «Profesor Dr. Luis Güemes», de Haedo.
En la primera asistencia médica, el docente fue intervenido quirúrgicamente y ahora se mantiene internado en estado crítico, por las graves heridas de bala que sufrió.
Sospechan un ajuste de cuentas con el docente de Villa Luzuriaga
En el caso trabajaron policías de la Comisaría 3° de Villa Luzuriaga y tomó intervención la Unidad Funcional de Instrucción N°11 de La Matanza. Se recogieron seis vainas servidas calibre 9 milímetros en el lugar y se hizo una revisión de las cámaras de seguridad de la zona.
En las imágenes se pudo ver que el agresor llegó en un auto minutos antes del ataque. Luego de estacionar el vehículo, en el que iban otros tres ocupantes, a Luciano lo esperaron. Cuando caminaba por allí, el atacante bajó, lo abordó y le disparó. Los investigadores sospechan de un ajuste de cuentas, porque no le robó la mochila (en la que llevaba una notebook), ni su teléfono celular ni su billetera.
«Se lo nota convencido de lo que iba a hacer. El ladrón, por lo general, suele bajar con el arma escondida. Además, los vecinos solo escucharon disparos. Nadie oyó gritos o amenazas de robos», manifestó una fuente del caso.
La fiscal Analía Córdoba caratuló el hecho «tentativa de homicidio» y dispuso nuevos relevamientos de cámaras de seguridad, dado que en las imágenes registradas en el lugar del ataque, no se llega a poder vislumbrar la patente del vehículo de los agresores, que tenía vidrios polarizados y no permitió tampoco detectar rostros o vestimentas. Por estas horas, el trabajo de la Policía está abocado a trazar el recorrido de los delincuentes para poder identificarlos y detenerlos; al tiempo que se esperan pericias en el celular de la víctima para determinar el móvil del ataque.