Un Diego Placente desconocido: los torneos relámpago por plata que jugaba en los monoblocks de Isidro Casanova
El DT de la Selección Argentina Sub 20 tuvo enorme éxito como futbolista surgido de Argentino Juniors que llegó a disputar la final de la Champions League. Pero su historia de adolescente tiene otras aristas.

Diego Placente, el técnico de la Selección Argentina Sub 20 que puso a los juveniles nuevamente en la alta competencia.
Diego Placente puede convertirse este domingo en el primer argentino que se consagra campeón mundial juvenil como jugador y como director técnico principal. En 1997 logró el título como miembro del plantel que, entre otras prometedoras figuras, integraban Lionel Scaloni, Walter Samuel y Pablo Aimar, principal jerarquía de la actual Selección Argentina.
Placente es el entrenador de un Sub 20 que se clasificó con gran autoridad a la final del máximo torneo de la categoría en Chile y llega como favorito a la instancia decisiva, frente a Marruecos, luego de haber ganado los tres partidos de la fase de grupos (3-1 a Cuba, 4-1 a Australia, 1-0 a Italia) y los cruces de octavos (4-0 a Nigeria), cuartos (2-0 a México) y semi (1-0 a Colombia).

Antes de este tránsito feliz por la máxima competencia juvenil hubo un Placente jugador (campeón en River Plate, finalista de Champions League con Bayern Leverkusen en 2002, mundialista como representante de Argentina ese mismo año) y mucho antes aún hubo un pibe que se formó en las divisiones inferiores del Semillero del Mundo y que vivió historias dignas de ser contadas.
Placente y los torneos por plata en monoblocks de La Matanza
Defensor con capacidad para adaptarse a distintos sistemas, gracias a su comprensión del juego y al buen manejo de su pierna izquierda, Diego Placente (nacido el 25 de abril de 1977) empezó a destacarse de chico y llamó enseguida la atención del cuerpo técnico nacional liderado desde 1994 por José Néstor Pekerman.
Placente, sin embargo, no era de los más destacados en una camada especialmente buena de Argentinos Juniors, donde sobresalían Nicolás Diez, hoy DT de la Primera del Bicho; Diego Markic, Pablo Rodríguez y Pablo Esquivel, alias Bogui, la joya de esa cantera.

Con el Bogui a la cabeza solían volver de La Paternal a San Justo en el 113, al cabo de un largo y tedioso recorrido por la zona oeste de la ciudad de Buenos Aires. Y era común que se juntaran después en la casa de alguno. El Wichy -otro compañero, al que todos identificaban por ese apodo- vivía en los monoblocks del Barrio 20 de Junio de Isidro Casanova, una zona que ya entonces intimidaba al ajeno.
Ahí se organizaban unos torneos relámpago por plata donde pesaba la habilidad para gambetear sobre el duro cemento pero, mucho más todavía, se necesitaba de un espíritu templado para bancarse amenazas, patadas y codazos que obviamente no tenían sanción.
“Esos partidos fueron de las cosas más picantes que había visto hasta ese momento”, recuerda hoy Placente, entonces un pibe de 13/14 años que valora aquella experiencia y extraña algunas ausencias, como la del querido Bogui, un muchacho que vio frustrada su carrera en el fútbol y terminó demasiado pronto su vida.

“El Bogui y el Wichy a veces, pero solo a veces, jugaban de visitantes en su propio pabellón. Porque en aquella canchita siempre había alguno que era más local que otro. Un poco más guapo, ¿me explico?”, describe Diego el entorno de aquellos cruces.
Diego Placente, un técnico forjado por grandes maestros
Al actual DT de la Sub 20 lo moldearon como jugador los picados infernales en La Matanza y como entrenador varios de los argentinos contemporáneos más reconocidos: desde un exitoso Ramón Díaz hasta un recién iniciado Marcelo Gallardo, pasando por el citado Pekerman y Marcelo Bielsa.
También lo tuvo a Ricardo Caruso Lombardi, con quien acabó a los tiros en su última etapa como futbolista de Argentinos (2013). Diego, tras ser separado del plantel, lo acusó de “falso” y el mediático DT lo trató de “maleducado y cagón que llora en los medios”.
Hoy Placente busca transmitirles a los pibes que dirige algunas de sus muchas vivencias. Y da la sensación de que lo hace muy bien, a juzgar por los resultados del seleccionado que buscará alcanzar la gloria en la capital chilena.
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