El día que habilitaron un ramal del Roca en desuso para trasladar a una hinchada del Ascenso
Ocurrió en 1974, cuando Temperley se jugaba el pase a Primera en Junín. Miles de simpatizantes del Gasolero viajaron para alentar al equipo. Una novela describe ese y otros episodios de una campaña épica.
Terminaba 1974, un año convulsionado en nuestro país. Temperley se jugaba el ascenso a Primera y su gente quería asistir a esa jornada histórica. ¿Cómo trasladar a miles de simpatizantes que querían acompañar al equipo? La solución se les ocurrió a las autoridades del Ferrocarril Roca: habilitaron un ramal en desuso para que la hinchada del Gasolero viajara directamente desde el Conurbano bonaerense hasta Junín, sede del decisivo encuentro con Unión.
De la estación Temperley, una de las dos principales vías del Ferrocarril Roca, partía a un servicio hacia el Oeste de la provincia de Buenos Aires. Una de las terminales era Junín. El trayecto había sido cancelado varios años atrás y se reanudó aquel caluroso sábado 7 de diciembre de 1974.
El premio del viaje en el Ferrocarril Roca
La historia tuvo final feliz: Temperley empató 1-1 con Unión y ese resultado le alcanzó para conseguir el primer puesto en un cuadrangular (disputado en sedes neutrales) que otorgaba una plaza para la máxima categoría de nuestro fútbol. Unión y Estudiantes de Caseros, igualados en la segunda posición, definieron la segunda vacante en un encuentro que ganaron los santafesinos. Lanús completó aquel cuarteto, al cabo de una maratónica temporada.
La travesía de los hinchas en el Ferrocarril Roca había valido la pena. A la semana siguiente, Temperley celebró en el Alfredo Beranger. Fue invitado Huracán, uno de los grandes animadores de los campeonatos de entonces, con Miguel Brindisi a la cabeza.
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Néstor Manuel Hernandorena, arquero que llegó a ser suplente en Boca; Rubén Oscar Di Bastiano, marcador lateral de poderoso remate, habitual ejecutante de penales y tiro libres; Horacio Arturo Magalhaes, volante central de equilibrio con larga actuación en Racing, y Mariano Biondi -el talentoso, compañero luego de Ricardo Bochini en Independiente- eran los pilares de aquel Temperley campeón, dirigido durante el semestre inicial por Jorge Ginarte y después por Roberto Iturrieta.
El presidente de la institución era José Colón Fernández. Tan nervioso se puso el hombre que se fue de la cancha cuando Unión se puso en ventaja y recién volvió tras el empate de Di Bastiano, al comienzo del segundo tiempo.
También integraba el plantel Alejo Escos, El Colorado, mediocampista histórico del club. Una foto suya con Alfredo Fonticelli, un chico de apenas 12 años, inspiró tiempo después a ese mismo pibe, recibido de periodista y arquitecto, a escribir la novela Cuerpos Celestes, que mezcla el complejo contexto de aquel tiempo (el asesinato del padre Mugica, la muerte de Perón, el surgimiento de la Triple A) con el paso a paso de Temperley hasta su consagración.
Temperley: ascenso en 1974 y casi descenso en 1975
No le fue bien al Gasolero en su temporada de estreno en el círculo superior. Terminó último, con apenas siete triunfos en 38 encuentros. Zafó del descenso porque la AFA, a pocas fechas de la conclusión del torneo, resolvió eliminarlos.
Pese a la mala actuación y al impedimento de utilizar su estadio para recibir a los grandes, Temperley se dio el gusto de empatar 3-3 con Boca en cancha de Independiente (perdía 3-1) y con River en la de Racing. Unión -el otro ascendido- anduvo bastante mejor: se reforzó con figuras de jerarquía y, orientado por Juan Carlos Lorenzo, terminó en una meritoria cuarta ubicación.
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El derrotero de Temperley incluyó descensos, ascensos y situaciones institucionales críticas, incluidas quiebras, clausura de su cancha y cuantiosas pérdidas patrimoniales. Fue su gente la que ayudó a sacarlos del pozo, como también sido gestora de aquel inolvidable 7 de diciembre de 1974.
Ese día quedó registrado en la biblioteca deportiva no solo por aquel festejadísimo ascenso de Temperley, sino también por el triunfo de Víctor Galíndez sobre Len Huitchins, en el Luna Park, para quedarse con el título mundial de los medio pesados. Una alegría para un país muy aficionado entonces al boxeo y brutalmente castigado por los acontecimientos económicos, sociales y políticos de la época.