La historia de Darío Benedetto, héroe contra River: el goleador de Boca que vio morir a la mamá mientras jugaba un partido
El delantero es del barrio El Pato de Berazategui, donde no lo conocían como Pipa, sino como Matute. Fue durante un encuentro que disputaba de los Juegos Evita cuando sufrió la pérdida de su madre, que siempre iba a verlo.
Darío Benedetto es hincha de Boca y, como tal, disfruta como pocos lo que significa hacerle goles a River en un Superclásico. Desde esa condición se entiende la forma en que celebró este domingo en La Bombonera, cuando se colgó del alambrado para también quedarse sin aliento en medio de un desahogo por la racha de diez partidos sin convertir que se acababa de romper. Es el mismo Pipa que, a los 32 años, no tiene el apoyo de su mamá para compartir este momento de felicidad, como otros tantos. Alicia, la mujer que lo trajo al mundo, murió mientras veía al costado de una cancha un partido que jugaba su hijo.
En el barrio El Pato de Berazategui, de donde es oriundo el delantero xeneize, no era Pipa: lo conocían como Matute, porque por esos años tenía como referente a Ángel Morales, mediocampista de Independiente, el club donde justamente jugaba el atacante. Fue en ese mismo distrito del sur del Conurbano donde su mamá falleció cuando él tenía sólo 12 años. Tiene su imagen tatuada. Y es la destinataria de sus festejos cada vez que mira al cielo.
Contra River, Benedetto apenas tuvo que saltar para cabecear el centro enviado por Juan Ramírez desde la izquierda: la pelota cayó entre Emmanuel Mamanna y Javier Pinola, justo donde estaba el 9 para poner el parietal derecho y conectar un balón que quedó lejos de la estirada de Franco Armani. Fue en el arco contrario donde Pipa marró tres penales, dos de ellos en la eliminación de la Copa Libertadores contra Corinthians, en octavos de final.
Este que marcó en La Bombonera es el tercer gol que le convierte a River en un Superclásico. Es el primero que le sirvió a Boca para ganar un partido, ya que los dos anteriores los había conquistado en la final de la Libertadores de 2018.
La tragedia de su mamá que marcó a Darío Benedetto
El goleador de Boca tuvo que sobreponerse de muy joven a la muerte de su madre. A los 12 años, Benedetto formaba parte de las categorías formativas de Independiente y la lo sacudió. Durante un partido que jugaba por los Juegos Nacionales Evita, en Berazategui, su madre se descompuso mientras lo veía jugar. Pese a los intentos para que recuperase signos vitales, Alicia falleció en el hospital de un paro cardíaco. Tenía apenas 40 años.
Cuando jugaba en la Selección Argentina con Jorge Sampaoli como entrenador, el atacante le dedicó la clasificación a la madre. «Como me gustaría que vivas todos estos momentos tan lindos que me da la vida!! Donde quiera que estés FELIZ CUMPLEAÑOS MAMI. Te amo y te voy amar toda la vida», recordó Benedetto a la mamá desde su cuenta de Instagram.
El delantero tiene en carne viva aquellos tiempos, cómo lo golpeó el fallecimiento de su mamá y de qué modo pudo sobreponerse. El golpe fue demasiado duro para Benedetto y por cuatro años se mantuvo alejado del fútbol. Durante ese tiempo y siendo todavía un niño, el Pipa trabajó de albañil y tocó los timbales en una banda de cumbia hasta que finalmente sus seres queridos lo convencieron de que volviera a jugar.
«Es una situación de vida que no sé cómo explicar. Me aferré mucho a mis hermanos. Tengo una hermana más grande que estaba casada y vivía con su familia, así que los que más vivimos ese momento fuimos mi hermano mayor, que entonces tenía 14 años, yo y mi hermanito, que tenía ocho. Mi viejo quedó solo y fuimos acomodándonos», narró el goleador de Boca.
Y puso sobre relieve el rol de “Dora”, su abuela paterna. “Se convirtió en nuestra segunda mamá. Nos lavaba la ropa, nos cocinaba. Cada vez que hablamos de esto en casa decimos que ella fue la que se puso la camiseta con nosotros de verdad, porque fue nuestra segunda mamá, y hasta el día de hoy sigue siéndolo con mi hermano más chico y con mi hermana. Aferrándose a la familia, uno sale adelante. Fue muy difícil, y una situación que uno nunca espera, pero la vida tiene esas cosas y hay que saber sobrellevarlas de la manera en que se pueda», contó.
En ese momento fue tan fuerte el golpe que dejó de jugar al fútbol. Alicia no sólo era fanática del fútbol por su hijo, sino que también jugaba. De hecho, Benedetto expuso alguna vez que de su madre tiene “la manera de jugar”.
“Mi vieja jugaba campeonatos de mujeres cuando ella tenía 25 o 30 años y me dijeron que lo hacía muy bien. Le pegaba con las dos piernas. Todo lo que se rumorea de mi vieja es que era muy buena. Yo creo que salí a ella y a mi abuelo paterno, que también dicen que la rompía. Aprendí de mis tíos, porque mi papá es flojo. Yo juego al fútbol como jugaba mi vieja”, apuntó.
Cómo se recuperó el héroe del Superclásico ante River
Alicia falleció en 2002. No pudo cumplir con el sueño de ver a su hijo llegar a la Primera División, hito que alcanzó el 9 de noviembre del año 2007: estaba en Arsenal y justamente se presentó en un triunfo por 2-1 contra Boca, en Sarandí, al que ingresó en reemplazo de Luciano Leguizamón.
“Ella quería que juegue profesionalmente. En Arsenal lo cumplí y yo sé que ella está feliz. Los domingos se iban con mi viejo, el termo y el mate a vernos jugar a mí y a mi hermano y a perderse toda la tarde ahí. Eso lo hacían todos los domingos. Le encantaba que jugáramos a la pelota. Yo creo que está muy feliz”, confesó Pipa.
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Después, el fútbol lo llevó a ganar nueve títulos: tres en Arsenal, dos en el América de México y cuatro en Boca. Y treparse este domingo al alambrado, a lo Manteca Martínez, para pegar uno de los gritos más importantes desde que viste la camiseta del club del que es hincha.