La leyenda de Charly Menditeguy, el piloto que dilapidó su carrera en la Fórmula 1 por una increíble razón
Fue futbolista, tenista, golfista y polista. Pero el automovilismo encontró lo mejor de su talento. Tuvo su chance en la F1, pero la dilapidó. Este 10 de agosto se cumplen 110 años de su nacimiento.

Charly Menditeguy, el piloto al que Juan Manuel Fangio llenó de elogios.
Charly Menditeguy puede ser considerado uno de los primeros grandes personajes de nuestro país en el Siglo XX. Deportista, elegante y playboy, su aura irrumpió en la Argentina de los 50 y cautivó miradas. Del polo al automovilismo, del golf a las mujeres, carismático y elegante, Menditeguy fue un talento natural y un prodigioso generador de anécdotas, a pesar de haber fallecido muy joven.
Menditeguy, un deportista y un bon vivant
Carlos Alberto Menditéguy Estrugamou, como era su nombre completo, nació en Buenos Aires el 10 de agosto de 1915, en una época de bonanza económica para las élites dominantes. Estimulado por su familia, que además de tener recursos también sentía una profunda admiración por la vida de lujo de las clases altas de Europa, se volcó al deporte desde pequeño en los mejores colegios de la Ciudad.
Sus dos primeros deportes fueron el fútbol, donde brillaba como centrodelantero en los intercolegiales, y el tenis, donde competía en el Buenos Aires Lawn Tennis, un lugar de encuentro para los sectores poderosos de antaño.

Sin embargo, su salto a la fama fue en otro deporte de la más elevada alcurnia: el polo. En 1940 formó parte de El Trébol, un equipo histórico, donde junto con su hermano Julio consiguió cuatro Abiertos argentinos consecutivos. La merecida fama en esa actividad, que lo llevó a la tapa de la célebre revista El Gráfico y a ser reconocido como uno de los mejores del deporte en la historia, no le alcanzó a Carlitos Menditeguy…
Mientras rompía récords en polo, Charly también se propuso otro desafío: ser golfista profesional. Dicen que fue después de una apuesta en un grupo de amigos. Se la tomó tan a pecho que no solamente lo consiguió sino que lo hizo en tiempo récord, ganando los torneos nacionales que se le requerían para llegar a tal escalafón. No había deporte que se le resistiera a Menditeguy.
La carrera automovilística de Charly Menditeguy
Más allá de destacarse en todos los deportes, hubo uno que a Charly lo movilizaba más que ninguno: las carreras de autos. Comenzó en las categorías nacionales y se transformó en un animador del popular Turismo Carretera, al margen de su origen acomodado. Fue parte de una camada histórica de la disciplina motor, con los hermanos Dante y Torcuato Emiliozzi a la cabeza. Debutó en 1952 y siempre dijo que era el deporte que más le gustaba, pero “el que más disgustos me dio”.
En 1953 pegó el gran salto arriba de las cuatro ruedas: la Fórmula 1 lo invitó a ser parte de la máxima competencia automovilística del mundo. En total corrió 11 carreras, subió al podio en una ocasión y recibió elogios hasta del mismísimo Juan Manuel Fangio: “No fue campeón del mundo porque no quiso”, dijo el pentacampeón de Balcarce.

Su carrera en la F-1 finalizó de una manera pintoresca: en 1956, antes de la realización del Gran Premio de Montecarlo, Charly Menditeguy faltó a los entrenamientos. La razón, según él, estuvo justificada: se encontraba en la Costa Azul, de vacaciones con Brigitte Bardot, una actriz francesa que con el tiempo se convertiría en una sex symbol. “No era una oportunidad para despreciar…”, aclaró después Charly para justificar su ausencia. La escudería Maserati decidió lógicamente prescindir de sus servicios.
Charly Menditeguy fuera de las canchas
Después de retirarse de sus múltiples deportes, Charly Menditéguy se dedicó a la cría de caballos para el turf y para el polo. No muy amigo de los periodistas, hay pocas entrevistas suyas una vez que dejó la actividad.
Lamentablemente, y pese a tener una vida ligada al deporte, su fallecimiento fue temprano: a los 57 años, enfermedades como el Parkinson y la diabetes lo habían debilitado demasiado. Su leyenda ya había quedado en la historia.
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