De la cárcel a trotamundos del Conurbano: cómo se reinsertó Brian Risso Patrón en el fútbol
Desde 2019, cuando volvió al fútbol, pasó por Berazategui, Ituzaingó y ahora está en Armenio: unió todos los puntos cardinales del GBA. Nació en Bernal y estuvo siete años preso por un crimen que asegura no haber cometido.
Mauro Emanuel Icardi y Brian Risso Patrón -típicos 9 de área, sedientos de gol- coincidieron en alguna selección juvenil argentina. Sus aptitudes despertaron interés en equipos europeos. A uno, al margen de opiniones, le ha ido mejor que a otro. La de Brian es la historia menos glamorosa, la más dramática, la que no transcurre en Milán o París ni se disfruta en las redes sociales, sino que se vive a diario en el Conurbano bonaerense. Es la que vamos a contar.
No es buena la campaña de Deportivo Armenio en la Primera B. Ganó tres partidos, empató uno y perdió seis. Esta semana asumió un nuevo técnico, Víctor Piriz Alves. El uruguayo, ex delantero de largo recorrido en nuestro país, sabe que el principal déficit del equipo de Ingeniero Maschwitz es ofensivo: apenas convirtió siete goles en diez fechas.
Dos de esos tantos fueron de Risso Patrón, un muchacho nacido en Bernal, formado en las divisiones inferiores de Racing, en Avellaneda, y con una historia fuerte: estuvo siete años en la cárcel por un crimen que asegura no haber cometido y, con esfuerzo propio y ayuda familiar, se reinsertó en el fútbol.
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Miles de pibes de origen humilde sueñan con ser jugadores profesionales, llegar a Primera y convertirse en el puente para que padres y hermanos transiten hacia una vida mejor. Algunos, como por ejemplo los chicos que hoy integran el medio campo de Boca, se encaminan rápidamente para lograr ese objetivo. Otros no tienen el mismo éxito. Fue el caso de Brian Risso Patrón, hoy de 30 años.
Considerado una de los grandes proyectos de las categorías formativas de Racing y habitualmente incluido en las convocatorias de las selecciones juveniles argentinas, Risso Patrón apareció en títulos de algunos portales cuando Manchester United -el club más rico del planeta- averiguó sobre ese centro atacante de gran porte. El chico ya había debutado en Primera cuando, allá por septiembre de 2011, su vida cambió drásticamente.
«Te vino a buscar la Policía», le dijo la madre cuando Brian regresó a casa para almorzar, luego de haber disputado un partido de Reserva contra Estudiantes. «Me presenté porque no tenía nada para ocultar y terminé preso», recuerda el actual punta de Armenio. Aún hoy niega su intervención en el episodio: «Ni siquiera estuve en el lugar».
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Risso Patrón fue el único condenado por el homicidio de Samuel Quiles (20), ocurrido tras una pelea entre barras a la salida de un boliche de Quilmes. La fiscalía del doctor Claudio Pelayo solicitó un castigo de 16 años. El abogado defensor Gustavo Della Maggiore pidió la absolución. El Tribunal Oral Criminal 4 de Quilmes fijó una pena de 11 años, de los cuales Brian Risso Patrón cumplió siete en la Unidad Penitenciaria 54 de Florencio Varela.
Brian Risso Patrón: la cárcel y la vuelta al fútbol
«La cárcel es difícil, más de lo que te cuentan, sobre todo psicológicamente. Hay violencia, momentos de desesperación en los que pensás quitarte la vida. A mí me ayudaron mi mujer y mis hijos, que nacieron mientras yo estaba detenido», dice el marido de Agustina, papá de Mateo (cuatro años) y Agustina (uno)».
Entre 2012 y 2019, Risso Patrón atravesó la etapa más terrible de su vida. Cuenta que su acceso al pabellón cristiano, donde empezó a leer La Biblia y pudo darse cuenta de que debía haber aceptado con más humildad los consejos de sus padres, fue clave para sobrellevar el encierro, a no acumular pensamientos negativos. También lo ayudó a olvidar, a no guardarle rencor al primo que lo acusó de haber estado en el lugar del asesinato.
Berazategui fue el club que le dio a Brian la oportunidad de volver a jugar al fútbol. Luego vinieron Ituzaingó y Armenio, un periplo que lo ha transformado en un auténtico trotamundos del Conurbano bonaerense. Como si fuera una revancha, el primer gol desde su retorno -un golazo de chilena- fue contra General Lamadrid, a poca distancia de la cárcel de Villa Devoto.