Dolor en el Ascenso: murió Gustavo Cisneros, el DT que peleó contra el cáncer y nunca dejó de trabajar a pesar de sus padecimientos
El manager y técnico de Fénix venía luchando desde la pandemia. «Un gran profesional, pero por sobre todo una excelente persona», lo despidió el club. Esta fue su increíble historia de vida.
Gustavo Cisneros, mánager de Fénix, equipo que milita en la Primera B Metropolitana, murió este viernes a la madrugada después de una larga lucha contra el cáncer. Tenía 56 años y el club comunicó su fallecimiento en redes sociales. La pelea de este guerrero que jamás dejó de ejercer como técnico mientras luchó contra esa enfermedad, será recordada como un ejemplo de perseverancia y amor por su trabajo.
«Con profunda tristeza anunciamos el fallecimiento de nuestro querido DT Gustavo Cisneros, un gran profesional que tuvimos la suerte de tener el Club, pero por sobre todo una excelente persona. Acompañamos en este difícil momento a su familia y seres queridos. Descansá en paz, Gus,», publicó el club Fénix, donde Cisneros era manager luego de tener que dejar su rol como DT por culpa del avance de la enfermedad.
Cisneros fue un gladiador. Su lucha contra el cáncer había empezado en 2021 cuando dirigía al Cultural Santa Rosa de la segunda división de Perú, al percatarse que orinaba sangre fue al médico y un oncólogo lo diagnosticó cáncer «agresivo» de próstata y posteriormente, cáncer de huesos.
Gustavo Cisneros, en una imagen tomada durante su primer tratamiento de quimio contra el cáncer, en 2021.
Aquella odisea, que empezó por la internación en territorio peruano; siguió por un período en el que estuvo varado en aquel país hasta que fue rescatado gracias a un gesto del club Arsenal de Sarandí; y luego finalizó con un tratamiento oncológico al que fue sometido en el Hospital Alemán de la Ciudad de Buenos Aires.
La lucha de Gustavo Cisneros
Cisneros tenía 56 años, había nacido en Lanús y contaba con una vasta experiencia en el Ascenso de la Argentina. Hace un año había sido diagnosticado nuevamente contra el mismo cáncer que había derrotado en 2021.
Por entonces, Cisneros resumía así todos sus padecimientos: «Biopsia. Descompensado por sangrado. Transfusiones. Vacunas de firmagon. Sondas. Lavado de vejigas. Viaje. En Buenos Aires realizan PET (un tipo de tomografía). Sale que también tomó los huesos. Se suma la trombosis. Veinte inyecciones en una semana en el abdomen. Reposo. Quimio cada 21 días». Y finalizó citando al actual entrenador de San Lorenzo, quien superó en 2018 un cáncer de próstata y de vejiga: «Como dice Miguel Russo, fe, huevos y amor».
Hincha fanático de Lanús, comenzó su carrera en 2000 en Sacachispas y luego pasó por Rampla Juniors (Uruguay), Unión San Felipe (Chile), Excursionistas, Almirante Brown, Acasusso, Midland y Fénix, entre otros clubes de Argentina y Sudamérica.
Fue precisamente el Granate uno de los clubes que más le tendió la mano en los peores momentos, como cuando puso en marcha una campaña solidaria para apoyar al técnico.
Así, la Fundación Club Atlético Lanús fue la encargada de visibilizar la causa y ayudar a reunir fondos necesarios para costear el tratamiento y ayudar a la familia mientras el entrenador debía mantenerse hospitalizado sin poder trabajar. Hubo rifas, buffets y torneos de fútbol armados para recaudar dinero para la esposa y los cuatro hijos de Cisneros, quien siempre se encargó de agradecerlo.
«El apoyo que recibo y el fútbol hacen las cosas más fáciles a la cabeza. Tenerla ocupada, estar pensando en quién juega, quién no y armar los entrenamientos me ayuda porque no estás todo el tiempo pensando en la enfermedad. Además tengo a Valeria (su pareja) que no se le pasa un minuto de cada medicación que tomo, incluso de madrugada. Teniéndola a ella es más llevadero. Estoy más cuidado. Es una enfermedad que desgraciadamente la transita toda la familia. Y eso es lo que le duele a quien la lleva, por el sufrimiento de sus seres queridos», contó meses atrás a Clarín.
A finales de noviembre, con una fractura de cadera a cuestas y siempre en pleno combate contra el cáncer, Cisneros consensuó dejar de ser el DT de Fénix para pasar a ser el nuevo director deportivo del club. Y en ese nuevo rol de manager puso la misma intensidad con la que hizo todo en su vida.
Formaba parte de una ONG a la que brindaba sus testimonios y participaba en la búsqueda de una cura contra esta enfermedad. Y en ese desandar dejó una de sus últimas enseñanzas, que fue más allá del campo de juego: «Yo también veía innecesario algunos chequeos, hasta que a los 52 años me enteré que en lugar de una piedrita en el riñón tenía un tumor de 11 centímetros. Nunca fumé ni tomé alcohol, estoy dedicado al deporte desde los ocho años, nadie está a salvo de esta enfermedad maldita que está en todo el mundo».
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